Movilidad y contagios, la batalla contra la pandemia; el “no circula” del virus

Lunes, 11 de Mayo de 2020 00:18 Editor
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 Escala Crítica/Columna diaria

*La globalización evitó confinar la enfermedad; respuestas locales
*En una o dos semanas veremos qué tanto se logró frenar la dispersión
*El necesario optimismo oficial no debe relajar las medidas preventivas
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
EL FIN de semana se logró disminuir la movilidad en Tabasco después de varios intentos. Hasta la tercera semana de abril, esta entidad aparecía como una de las que mantenían una alta indisciplina en cuanto a la reducción del tráfico de personas y vehículos junto a Tlaxcala, Hidalgo, Puebla. La meta nacional consiste en reducir hasta en por lo menos un 65 por ciento esa movilidad, porque de esa manera disminuyen los riesgos de contactos y contagios.
La desmovilización no es el único factor, pero sí uno de los más importantes.
Fue necesario que se adoptaran medidas más restrictivas como el cierre total de los comercios y la limitación al mínimo del uso del transporte público, así como el control del transporte privado. Como se sabe, las autoridades gubernamentales y sanitarias buscan que Tabasco salga de la lista de los estados con mayor incidencia epidémica.
Hay que aplanar la curva, se dice. Pero sobre todo evitar que situaciones como el Día del Niño se repitan, cuando un festejo tradicional pudo ser ocasión para mayores contagios. Se previno que no volviera a suceder el 10 de mayo. La tercera y cuarta semana de este mes tendremos los resultados. Actualmente todavía se están manifestando y registrando los infectos de los últimos días de abril.
 
NO SON TODOS LOS QUE ESTÁN
 
SI OBSERVAMOS los reportes oficiales tenemos que en Tabasco hay cifras oscilatorias de contagiados por día que son de conocimiento médico; aunque existen días pico. Vemos que por ejemplo, ya en plena Fase 3, el 2 de mayo sólo hubo un registro de 11 nuevos casos, pero el 3 de mayo –un día después- la cifra fue de 119 nuevos casos, la mayor hasta ahora. Otra fecha fatídica fue el 27 de abril, con 91 contagios confirmados. 
Es de aclarar que los datos oficiales indican aquellos casos que llegan al registro de una institución; como en todos los fenómenos sociales existe una incidencia no contabilizada (la cifra negra). Es, como decíamos en una colaboración anterior, la parte visible del iceberg epidémico. 
El propio Hugo López Gatell consideró primero que a nivel nacional las cifras disponibles había que multiplicarlas por 8, que son los casos no conocidos en promedio; sin embargo, por el carácter de los contagios los múltiplos pueden variar de manera que recientemente se hablaba de multiplicar cada caso por 23-25. En suma, que será hasta el final de la epidemia que sepamos cuántos llegaron a manos de los médicos y cuántos permanecieron ocultos –la mayoría de estos últimos por los familiares de los afectados-.
Se entiende que el gobierno busque enviar un mensaje optimista –“ya vamos a salir, ya estamos saliendo”, “en unos días se reanudan las actividades”, etcétera-, pero es importante que la población esté convencida de que vencer la epidemia, o por lo menos bajar sus costos en vidas y en recursos, es lo fundamental y eso depende de mantener una disciplina, un orden una previsión. 
También me parece importante aclarar que llegar al “pico de la epidemia” y  “aplanar la curva” son dos cuestiones determinadas por diversos factores. Llegar al punto máximo no es un día, puede durar días o semanas de acuerdo a la respuesta de la gente y la acción de las autoridades. De la misma forma que el inicio del descenso no es lo definitivo: un descuido puede reavivar la epidemia.
Un tema de discusión actual está en el número de casos reales y de casos posibles. Los especialistas subrayan que los modelos matemáticos que prevén la cifra de infectados tienen un rango de incertidumbre propio de una situación como la actual y de las características de cada región. Ahora mismo observamos que en el país, la epidemia avanza a ritmos distintos según los estados. Y los factores, como le decía, son diversos; porque  no es lo mismo Tabasco, con una densidad poblacional de 95 habitantes por km2 que la Ciudad de México que tiene una densidad de 5 mil 966 habitantes por km2, sin contar a la población flotante.
 
MEDIDAS MÁS RESTRICTIVAS
 
EL FRENO o disminución de la movilidad se convirtió en objetivo prioritario, porque esto también refuerza el confinamiento y la “sana distancia”. Por lo menos siete gobiernos han establecido medidas de “no circula” para los vehículos, ya sea de manera total o parcial. En la Ciudad de México ampliaron una prohibición ya existente; en el Estado México de igual forma. 
Zacatecas, Hidalgo, Puebla y Tamaulipas, también decidieron establecer una restricción a los automovilistas de acuerdo a las placas de sus vehículos; en Tabasco y Guerrero los límites, hasta ahora, son parciales pero han ido en aumento. Sobre todo en el transporte público.
Un parámetro para ir acrecentando o disminuyendo las restricciones son precisamente los contagios. Mientras más casos sucedan, más estrictas serán las autoridades. 
Una insistencia del presidente López Obrador ha sido confiar en que la gente “se porte bien”, pero no bastan los exhortos porque venimos de una cultura paternalista (o maternalista) que no cambiará de un día para otro. 
Inclusive hemos vistos empresas y corporativos poco solidarios con la salud pública cuyos dueños, a pesar de los llamados gubernamentales eluden un día sí y otro también las restricciones.
AL MARGEN
ESTA EPIDEMIA ha mostrado también los efectos de cuando el mercado se interesa sólo por el lucro y es indiferente a la salud pública…¿Corregirá el Estado? ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )