Cuidar el riesgo de la reapertura gradual de actividades; la epidemia no está vencida

Jueves, 14 de Mayo de 2020 00:49 Editor
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 Escala Crítica/Columna diaria

 
*Autorizan “reabrir” 269 municipios; el país sigue en focos rojos
*La economía después de la crisis sanitaria; preparando el terreno
Aclara López Gatell a los habitantes de Villahermosa: no salgan
 
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
LOS EUROPEOS hablan de la “desescalada” a la reanudación paulatina de las actividades en plena emergencia sanitaria o cuando consideran que lo peor de la pandemia ya pasó; también se refieren al desconfinamiento y algunos van más allá al plantear la construcción de una nueva normalidad, una nueva economía o relaciones sociales distintas a las que –de alguna forma- dieron origen a la crisis epidémico-financiera. En México, el presidente López Obrador y su gabinete detallaron las etapas del retorno a las labores.
Aunque también en México se habló de una “nueva normalidad”, ya antes AMLO había anunciado un “nuevo modelo”, “una economía moral”, “una vía mexicana para el bienestar”.
La pandemia del coronavirus, como sucede en todos los desastres –pero más en los de este tipo-, puso en evidencia una serie de fallas o vicios en nuestra organización social. Para el presidente López Obrador representa –y así lo dijo en una polémica frase- la oportunidad de profundizar la transformación. 
No cabe duda que varios gobiernos intentarán nuevas formas de relaciones de producción y consumo; otros simplemente se aferrarán a repetir lo que colocó a sus pueblos en un callejón sin salida. 
 
LA BUSCA DE ALTERNATVAS
 
EN HOLANDA se habla de una estrategia circular de la nueva economía, popularmente conocida como “la economía de la dona”, elaborada por la investigadora inglesa Kate Raworth; en términos muy simples diríamos que se trata de lograr que las personas cubren sus necesidades sin dañar el medioambiente. Es lo que los ambientalistas vienen impulsando desde hace décadas pero que en Ámsterdan se convirtió en programa oficial. Los detalles ameritan un texto aparte.
Nueva Zelanda es otro caso de búsqueda de alternativas a la crisis que viene. El gobierno de ese país de poco más de 4 millones de habitantes elaboró un plan que pone énfasis en “el bienestar” de la población, y no en los indicadores tradicionales del PIB. Dijo la dirigente laborista Jacinda Arden: “Nadie quiere vivir en un país donde a pesar de un fuerte crecimiento económico hay familias sin hogar, el medio ambiente se degrada con rapidez o las personas con problemas de salud mental no reciben el trato que necesitan”.
El gobierno español, por su parte, promueve un denominado “ingreso mínimo vital” o una “renta básica” que el Estado pagaría a las personas en hogares vulnerables. Una medida urgente para hacer frente a la pérdida de empleos y de ingresos por la epidemia.
Seguramente al lector le parecerán conocidas estos planteamientos, entre muchos otros que irán surgiendo. Han estado presentes en el debate de las propuestas de López Obrador y sus economistas allegados.
 
UN RETORNO CONDICIONADO
 
AUNQUE ayer se esperaban definiciones –que ya las ha habido en otras ocasiones- en torno a la “nueva normalidad”, o a la normalización de actividades pero con objetivo distintos a los del pasado, el gobierno mexicano prefirió poner énfasis en reapertura gradual de actividades. Este plan dependerá, por supuesto, de la dinámica de los contagios y el control de la pandemia. Consta de tres etapas, la primera de las cuales inicia el 18 de mayo.
Como ya se había anunciado, los primeros que están autorizados a salir relativamente del confinamiento son los habitantes de 269 demarcaciones en 15 estados, denominadas por AMLO como “municipios de la esperanza”, donde no existe contagio alguno. Sin embargo, serán monitoreados con un cerco sanitario. Le comento que están autorizados porque no quiere decir necesariamente que lo vayan a hacer; muchas de esas comunidades tomaron sus propias decisiones…y lo seguirán haciendo porque para estos pueblos resulta más costosa un contagio masivo. 
Los registros de las autoridades indican que de los más de 2 mil 400 ayuntamientos del país, unos mil cien han logrado ponerse a salvo de las infecciones, aunque son vecinos localidades donde llegó la epidemia; unos 400 están “completamente limpios”.
Es bueno recordar que una mayoría de estos municipios a salvo hasta ahora del coronavirus tienen pocos habitantes, se ubican en zonas aisladas y tomaron medidas adicionales de protección y control.
Desde un principio, el gobierno federal se enfrentó al dilema de proteger la salud o la economía. Este difícil equilibrio obligó a optar por la desmovilización y el confinamiento.
Dijo AMLO: “Hoy pensamos en el regreso, después de 51 días de Sana Distancia. Ha sido difícil en lo sanitario, lo social. Hemos aprendido que la unión de ambos aspectos es indivisible. Estamos en la parte crítica de la epidemia, vamos bien, siempre y cuando sigamos las recomendaciones”.
Se requiere de un trabajo de comunicación intenso y eficiente para evitar que la reapertura de actividades tenga efectos contraproducentes. Recordemos: el virus no está vencido.
 
AL MARGEN
 
PRECISAMENTE ayer el subsecretario Hugo López Gatell tuvo que aclarar –y especialmente para los habitantes de Villahermosa-, que llegar al “pico de la epidemia” y hablar de “un declive en los contagios” no quiere decir que ya estamos de salida, mucho menos que ya se puede salir masivamente como sucedió y que obligó a la intervención policiaca.
Como le mencioné en otra columna, la necesidad de las autoridades de enviar mensajes de optimismo no deben confundirse con la realidad. Tabasco sigue siendo un foco rojo a nivel nacional y es posible que el gobierno estatal se obligue a anunciar mayores restricciones, o medidas similares a la del pasado fin de semana. Medidas que deberán ser acompañadas con acciones para cumplirlas. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )