Cortinas en lugar de muros; cómo frenar la expulsión de mano de obra hacia EEUU

Jueves, 09 de Julio de 2020 00:25 Editor
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 Escala Crítica/Columna diaria

*Hacia los migrantes: medidas policiacas (Trump) o políticas (AMLO)
*Promesa incumplida de Estados para apoyar el desarrollo regional
*COVID-19: camas disponibles, riesgo creciente; colapso en Nayarit
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
FRENTE a la intención del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de construir un muro en la frontera con México para evitar el paso de inmigrantes, Andrés Manuel López Obrador planteó la alternativa de “cortinas de desarrollo” para arraigar a la gente en sus lugares de origen.  Cifras citadas por el Consejo Nacional de Población (Conapo) en 2018 indican que entre quienes viven en Estados había 12.3 millones de personas nacidas en México y 26.2 millones son mexicanos de segunda y tercera generación.
Jalisco, Michoacán, Guanajuato, Estado de México y Zacatecas, son los estados que concentran casi la mitad de los migrantes hacia el país del norte. La expulsión, sobre todo de jóvenes trabajadores, se ha ido extendiendo a toda la República.
Una de las “cortinas” para retener a los mexicanos –dijo AMLO en abril de 2018 siendo candidato-, sería declarar zona libre con disminución del IVA en una franja de 30 kilómetros de ancho por 3 mil 180 kilómetros de largo en el lado mexicano colindante con el país del norte.
Entre sus primeras acciones como Presidente fue la firma -en diciembre de 2018- de un decreto por el que se redujo en 50 por ciento el IVA, bajó al 20 por ciento el ISR, se aumentó el salario mínimo a 174 pesos y se homologaba el precio de los combustibles al de los estados colindantes del otro lado de la frontera.
La migración, es un tema que estuvo como fondo –aunque no en la agenda oficial- del histórico encuentro de López Obrador con Donald Trump. 
 
SI NO AYUDA, NO ESTORBE
 
LAS LLAMADAS “cortinas de desarrollo”, contrarias a los muros anti inmigrantes que busca construir Trump, serían establecidas mediante programas gubernamentales en el norte, centro, bajío, istmo y sureste mexicano, de acuerdo al plan de López Obrador. Apenas iniciado su gobierno otra realidad saltó a la vista: la de los miles de centroamericanos que utilizan el país como paso necesario…y el estilo de Trump fue aventarle el problema a México, responsabilizarlo de la contención de estas oleadas humanas.
Recordemos que vino la amenaza de Trump para imponer aranceles a México si no frenaba el paso de migrantes procedentes de Centroamérica. De ahí surgió, por iniciativa de AMLO, un plan diseñado por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), encabezada por la mexicana Alicia Bárcena, que planteaba lo que podríamos denominar otra “cortina internacional”, que incluyó a los gobiernos de Guatemala, El Salvador y Honduras, donde más se origina la emigración. 
Había, pues, que atender la expulsión de mano de obra desde nuestro país hacia Estados Unidos (que se incrementó con el TLC) y de Centroamérica usando de trampolín a México. Aunque Donald Trump se comprometió a apoyar el desarrollo de la región prefirió mantener las medidas represivas contra los desplazados.
A la vista de las circunstancias se podría decir que mucho ayudaría Trump si no se atravesara, si no estorbara. Esto me hizo recordar lo que una vez expuso el ex ministro de Energía boliviano, Marcelo Quiroga Santa Cruz ante los congresistas estadounidenses para denunciar la dramática situación de su país: “no les vengo a pedir que intervengan, sino por favor que ya no intervengan”. Al final, también Estados Unidos se beneficiará de una inmigración ordenada.
 
EL ARRAIGO COMO RECURSO
 
MÉXICO debe tener la oportunidad de realizar su propio esfuerzo para contener el desplazamiento por motivos de precariedad económica.  Sabemos que la migración siempre existirá, es parte de la movilidad humana; pero hay otro fenómeno relacionado con la falta de oportunidades en los sitios de origen. Es, como todos los fenómenos sociales, muy compleja, pero el gobierno de López Obrador propuso ante la migración un enfoque de fortalecimiento local y regional del que aún es muy pronto para evaluar sus resultados.
Como le decía, en el centro de la estrategia de López Obrador están las “cortinas de desarrollo”, una de cuyas acciones más importantes y desde abajo es el Programa Sembrando Vida, del que precisamente en estos días se realiza la llamada Jornada Nacional de Siembra de 100 millones de plantas. Participan los estados de Tabasco, Chiapas, Oaxaca, Yucatán, Campeche, Quintana Roo, Veracruz y Durango. De acuerdo a los cálculos oficiales la meta es sembrar 400 millones de árboles este año y el concepto original es agroforestal.
Se asegura que este programa genera ya más de 400 mil empleos en el campo y además integra a los becarios de “Jóvenes Construyendo Futuro”. El planteamiento es –me parece- innovador, aunque requiere de una supervisión exhaustiva. No han faltado las quejas públicas sobre supuestas irregularidades; sin embargo los responsables han pedido que se hagan las denuncias formales y documentadas. Arraigar a los campesinos y sus familias mediante el apoyo de actividades productivas y sustentables seguramente contribuirá a cambiar el sentido de la migración.
AL MARGEN
UN DRAMÁTICO mensaje del gobernador de Nayarit, Antonio Echavarría, colocó los reflectores en el riesgo que no se debe subestimar. Dijo a finales de junio que los hospitales de su entidad estaban rebasados por la epidemia de COVID-19 y tendrían que improvisar campamentos de lona. Las autoridades sanitarias insisten en que el sistema de salud en México resistirá y no colapsará. Las cifras colocan a Tabasco y Nayarit en la franja de riesgo, como sucederá con la mayoría de los estados; aunque la decisión es ampliar la oferta de camas, lo urgente es frenar los contagios. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )