NIÑOS ASESINADOS, REACCIÓN Y MEDIDAS DE PROTECCIÓN

Miércoles, 02 de Mayo de 2012 00:42 Editor
Imprimir

Escala Crítica/Columna diaria
*La sociedad pendiente del crimen contra pequeños
*Una amarga experiencia, aprender de las tragedias
*Explosivo crecimiento de la violencia e inseguridad

Víctor M. Sámano Labastida

PREVENIR siempre es mejor. Ahora que la sociedad –por lo menos la parte más sensible- está consternada por el secuestro y asesinato de cuatro niños en Tapijulapa, Tabasco, es importante que este dramático suceso no quede en el olvido. El 25 de abril circuló en Internet la fotografía de los cuatro pequeños –tres hermanos y un primo, decía la nota-, solicitando colaboración para localizarlos. Se desconocía su paradero desde el martes 24. ¿Cuánto tiempo transcurrió desde su desaparición hasta la voz de alerta?, ¿qué hicieron las autoridades para localizarlos?

Lamentablemente, el viernes 27 fueron encontrados los cuerpos de Jesús Alberto y Samuel, de siete años de edad; Gustavo Adolfo, de ocho y Blanca Elena, de diez, sepultados en fosas clandestinas. Lo que se ha dicho sobre el o los criminales hasta el momento de escribir estas líneas son sólo especulaciones: venganzas, tráfico de niños, tráfico de órganos, etcétera son líneas de investigación. No existe una respuesta concluyente.

SIN REGISTROS REALES

ESTE indignante hecho, sin embargo, debe llamar la atención sobre la creciente inseguridad en los niños mexicanos. Como señaló un especialista en derechos humanos: no sólo en Tabasco sino en todo el país es necesario capacitar a los pequeños en mecanismos de auto protección, en lo inmediato y para el futuro. Protección frente a las amenazas externas, pero también autoprotección para que puedan construir una sociedad mejor que la actual.
Pero también se requiere un intenso trabajo de formación de padres, sociedad y autoridades. Lo ocurrido en Tapijulapa dio nuevamente actualidad a la preocupación por el riesgo para los niños por un explosivo crecimiento de la red de traficantes. Y también, como le decía, por el incremento de diversas formas de agresión a este segmento de la población.
En nuestro país no existen estadísticas confiables sobre el delito de tráfico y adopción ilegal, pero la Fundación de Padres y Madres de Niños Perdidos estiman que 500 mil menores el número de pequeños desaparecidos en los últimos cinco años.
Las cifras son variables, contrapuestas. Otro organismo, el Centro de Búsqueda Nacional de Niños Desaparecidos tiene el reporte de unos 100 mil niñas y niños perdidos en nuestro país. El 20 por ciento nunca fueron localizados. A principios de este año, en la Cámara de Diputados federal se propuso el establecimiento de un registro nacional de niños y adolescentes extraviados o desaparecidos.
La diputada Adriana González Carrillo estimó entonces que el Registro Nacional de Personas Extraviadas, refiere que “el 67% tiene que ver con sustracción ilegal de menores, el 9.3% de los casos se refiere a ausencias voluntarias; el 10.5 de desaparición; el 2.3 es extravío; el 9.3 robo y el 1.2 secuestro; el 58% del total de los desaparecidos tiene de cuatro a 12 años; y las víctimas son mayoritariamente del sexo femenino”.
Es apenas una mirada superficial a un gravísimo problema social. Va desde el tráfico de menores con fines de explotación –sexual, laboral, de sustracción de órganos-, y adopción ilegal, hasta el abuso institucionalizado.

ALERTA AMBER

APENAS en noviembre pasado, el Distrito Federal se sumó oficialmente al sistema denominado “Alerta Amber” que tiene como propósito coordinar acciones para la reacción, búsqueda inmediata y recuperación de niñas, niños y adolescentes desaparecidos. Este mecanismo, que ya se aplica en Estados Unidos, Holanda e Inglaterra, aún no se extiende en la República Mexicana.
El sistema, surgido en 1996 en Estados Unidos, establece la organización de la sociedad civil, medios de comunicación y empresas para la discusión y localización de los desaparecidos. Su nombre proviene de la niña Amber Hagerman, secuestrada y asesinada en aquel país.
En varios países avanzados existe un protocolo de reacción frente a la desaparición de menores, partiendo de la experiencia de que el tiempo es un factor importante: las 48 horas siguientes a la ausencia física de los pequeños es determinante para su localización. Eso obliga a una reacción inmediata y urgente, de coordinación entre autoridades municipales, estatales y federales.
Un factor importante en la disminución de secuestros es la educación en mecanismos mínimos de seguridad, de cómo permanecer fuera las situaciones que hagan más propicio el secuestro y cómo reaccionar. Una información que también debe incluir a los padres. Y por supuesto a las autoridades.
Entre los protocolos establecidos se tiene que la información sobre una presunta desaparición se debe hacer llegar al público lo antes posible. Datos que permitan ubicar y reconocer al o a los pequeños ausentes. En Estados Unidos, por ejemplo, los casos permanecen abiertos hasta que se localiza a los desaparecidos. Un poco en ese sentido han avanzado las leyes mexicanas, pero falta aún su operación efectiva.
Por ahora, en Tabasco diversos grupos de la sociedad, sobre todo jóvenes, han reaccionado repudiando el crimen contra los cuatro niños de Tapijulapa, hijos de familias campesinas, y exigiendo el esclarecimiento. Y hay que ir más allá por la seguridad de la infancia. Los niños inseguros de hoy serán la sociedad insegura de mañana.

AL MARGEN

EL DÍA del Trabajo es una conmemoración que poco a poco ha venido perdiendo su sentido, hasta convertirse en una celebración, un desfile de porras o sólo en un día de descanso. Durante el siglo pasado los sindicatos o las agrupaciones de trabajadores fueron  muy importantes en la vida política y social del país.
A partir de los años ochenta, el sindicalismo se fue desmantelando junto con las conquistas de los trabajadores. En este proceso fue determinante la corrupción de los líderes. No sólo la voracidad del capital sobre todo transnacional.
En la actualidad, no sólo se redujo el número de sindicatos, sino que también la calidad del empleo se ha deteriorado.
Tanto por la disminución de los salarios como por la pérdida de garantías como el servicio médico, las jubilaciones, entre otras prestaciones. Del millón de personas jóvenes que se anualmente se suman a la población potencialmente activa sólo tienen expectativas reales de empleo si acaso la mitad. El Día del Trabajo también es el día de los sin trabajo. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )