*Hay diferencias de criterio entre hombres libres: AMLO

*Reforzar y hacer eficiente el poder civil, o acudir al Ejército

*Fronteras: una prueba decisiva en el combate a la corrupción

 

Víctor M. Sámano Labastida

 

NO ES LA PRIMERA vez que un integrante de un gabinete presidencial renuncia por diferencias de criterio con su jefe inmediato, el Presidente. Ocurrió en los gobiernos de José López Portillo y Miguel de la Madrid. Quizá lo relevante ahora es que el debate es más abierto y lo asume el propio López Obrador desde la Presidencia, aunque resulta mucho más difícil de procesar entre sus seguidores o entre sus malquerientes. Van las sospechas de por medio.

Así sucede con la más reciente renuncia, la de Javier Jiménez Espriú a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Para algunos es una “traición” al Presidente, para otros hay motivos ocultos que hasta vinculan al disidente con lo que podría decir Emilio Lozoya en el juicio por corrupción y tráfico de influencias.

 

LOS HECHOS CONOCIDOS

 

PARA no caer en la especulación, este columnista preferiría atenerse a los hechos conocidos. El 17 de julio, el presidente López Obrador anunció: “Hemos tomado la decisión, acabo de darlo a conocer al gabinete de Seguridad, de que las aduanas marítimas y terrestres van a estar a cargo de elementos de las secretarías de la Defensa y de Marina y lo mismo los puertos del país para que haya seguridad y se evite la introducción de drogas”.

Afirmó que esta decisión –dijo “hemos tomado”- fue acordada con los secretarios de Seguridad Pública, Alfonso Durazo, de Marina, José Rafael Ojeda, de la Defensa Nacional, Luis Cresencio y que más tarde se le notificaría Jiménez Espriú, de Comunicaciones y Transportes. La reacción no se hizo esperar: de inmediato, el funcionario hizo saber su desacuerdo. Enviada su carta de renuncia a López Obrador éste buscó convencerlo. Ayer admitió que las diferencias de opinión prevalecieron. Se impuso la decisión presidencial.

La carta de Jiménez Espriú está fechada el 17 de julio, precisamente el día en que AMLO anuncia la polémica decisión.  Ampliamente difundida, en la parte medular señala: “El motivo, que le he expresado personalmente, es mi diferendo por su decisión de política pública, de trasladar al ámbito militar de la Secretaría de Marina, las funciones eminentemente civiles de los Puertos, de la Marina Mercante y de la formación de marinos mercantes, que ha estado a cargo de la SCT desde 1970”.

 

TENEMOS DIFERENCIAS: AMLO

 

LÓPEZ Obrador, quien ratificó la disposición de que sean las fuerzas armadas las que se encarguen de la custodia de aduanas y puertos, por la corrupción y el contrabando que prevalece, sostuvo: “Tuvimos un diferendo que sólo se da entre hombres libres y con criterio, acerca de la operación de los puertos”.

Nuevamente resurgió la polémica de los riesgos de una militarización de la administración pública. Es posible que consciente de la trascendencia de esta decisión –que tendrá en el presente y futuro de México dijo el renunciante-, el propio AMLO haya matizado anunciando que “iniciaremos el proceso con marinos retirados que se harán cargo de la administración de los puertos”. Antes, con la integración de la Guardia Nacional, el debate sobre la creciente influencia militar ocupó buena parte de los primeros meses del actual mandato.

En mayo pasado, López Obrador ya había anunciado la necesidad de recurrir a la marina para enfrentar al “monstruo de mil cabezas”, como calificó a la red aduanera que se extiende también en los aeropuertos y fronteras del país. Hay 102 puertos y 15 terminales fuera de puerto. 

Comentó AMLO hace unos dos meses: “Desde hace tiempo, en el período neoliberal, todo lo relacionado con las comunicaciones se echó a perder, se controlaba a partir de la corrupción todo; se tomó prácticamente la SCT. Se crearon grupos para todo lo relacionado con las comunicaciones terrestres y la aviación, los aeropuertos y los puertos, esto todavía falta limpiarlo”.

En lo que va del sexenio, al frente de la administración general de Aduanas han estado tres personajes: primero fue  Ricardo Peralta Saucedo, quien dejó el cargo para asumir una subsecretaría en mayo de 2019; lo sustituyó Ricardo Ahued, senador con licencia quien se dio por vencido reconociendo la dificultad para combatir a las mafias incrustadas en el sector. En su relevo, AMLO envió a uno de sus colaboradores de mayor confianza: Horacio Duarte. ¿Qué sigue?

Durante décadas, las aduanas se han convertido en una plataforma para el tráfico. En 2017, oficialmente se reconoció que en 29 de las 49 aduanas no existía la mínima infraestructura para la detección y combate a los ilícitos. Esto aparte de la reconocida corrupción que no pudo o no quiso ser combatida durante los gobiernos anteriores. Se asegura que con el tratado T-MEC el tema del paso clandestino de productos, armas, drogas y personas, ha sido colocado en el centro de las preocupaciones.

Por el momento, en relevo de Jiménez Espriú, el presidente designó a Jorge Arganis Díaz Leal, quien ya fue su colaborador en el gobierno del Distrito Federal. Las aduanas se han convertido en un asunto simbólico y metafórico de la Cuarta Transformación.

 

AL MARGEN

 

EN JULIO de 2019, el entonces secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, renunció por diferencias en el enfoque de la administración y por desacuerdos con miembros del gabinete; poco antes, en mayo, Germán Martínez  dejó la dirección del IMSS, no sin antes criticar a funcionarios de Hacienda por su enfoque neoliberal…Cuando en la Secretaría del Bienestar, Javier May renunció por no compartir una decisión de la titular del ramo, AMLO no le aceptó la renuncia, corrigió la medida de María Luis Albores y ratificó a su compañero de ruta.

HOY estará el subsecretario López Gatell en Tabasco, una entidad en la que la difusión del coronavirus requiere un análisis a fondo. Comprender, para combatir. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )