*La vacuna protege hasta 95 por ciento de agravamiento y muerte

*Cautela, el dilema del regreso a las actividades presenciales

*Evitar el colapso del sistema hospitalario, un reto permanente

 

Víctor M. Sámano Labastida

 

NO ESTÁ dicha la última palabra respecto a la pandemia del COVID-19. Ayer la Secretaría de Salud de Tabasco reportó la más alta cifra de contagios acumulados en 24 horas desde que inició la enfermedad en el estado: ¡609 nuevos casos positivos! Precisamente cuando ya el gobierno federal había autorizado el retorno a las oficinas a los empleados que ya tuvieran completo el esquema de vacunación. No se trata, por supuesto, de alimentar el pesimismo y la alarma, simplemente es necesario ser realistas: el virus no está controlado, es necesario mantener los cuidados básicos para evitar tragedias.

En un recorrido por las calles y locales de cualquier ciudad en Tabasco podemos observar el relajamiento de las medidas sanitarias de prevención. Hay excepciones inclusive con excesos, en donde siguen sin dejar ingresar a los adultos mayores aun cuando se supone que ya les aplicaron la vacuna. Pero en otros sitios, los dependientes y empleados en tortillerías, ventas de carnes y otros alimentos, atienden sin cubrebocas.

Existe, como usted sabe, una tensión entre la salud y la economía, y entre estos factores y la política. Los extremos impiden entender, darle racionalidad a la circunstancia que estamos viviendo. 

 

LA VACUNA, SIRVE MUCHO

RECIENTEMENTE el reconocido infectólogo Alejandro Macías ofreció en las redes virtuales una explicación razonada, mesurada y clara sobre la actual etapa; recomendó, eso sí, que se descentralice la vacunación para que se acelere la aplicación porque actualmente en México, como en América Latina, tenemos una tasa de inmunización intermedia.

En este punto, el especialista por la UNAM planté la importancia de que el mensaje no sea contradictorio: hay que vacunarse para estar “razonablemente protegido”, porque quien no lo haga “tarde o temprano se va a infectar”, ya sea en la etapa actual o cuando el virus se convierta en estacional, que es lo que sucede con todos estos patógenos. El virus, advierte, es un blanco móvil.

A partir de una serie de registros y observaciones, el infectólogo sostiene que en promedio las vacunas ofrecen una protección del 70 por ciento contra el contagio de COVID-19 (esto es, no al ciento por ciento), pero también previene contra gravedad y el fallecimiento hasta en un 95 por ciento. Obvio: es mejor estar vacunado que no estarlo.

Conforme a lo expuesto por el especialista, quizá la actual tercera oleada tenga un pico de tres a seis meses, para luego pasar a una etapa estacional o endémica, como la influenza o la gripe común. Claro, no hay que confiarse porque aún estamos ante el riesgo de que colapse el sistema de salud; por eso hay que evitar que los casos se acumulen a un punto crítico.

 

UN ENEMIGO CAMBIANTE

 

EN UNA conversación que tuve con la doctora Marilú Acosta, experta en pandemias y vocera de Clínica en el Hogar, me comentó que el virus ha ido mutando desde que salió de China, ya no es el mismo que tenemos ahora. Factores como el clima, la genética de las poblaciones y hasta la edad, van modificando al COVID para adaptarse. 

También explicó: “Ya conocemos el coronavirus, pero hay ocasiones en que se dan cambios en el código genético que lo vuelven muy ajeno a nuestro sistema inmunológico, y en el momento en que es desconocido se presentan reacciones extremas. Eso hace que la gente se enferme, algunos de gravedad. Es parte de una reacción de nuestro sistema inmunológico. Son condiciones muy internas de las personas las que determinan el tipo de reacción”. 

Señaló que “en el caso de los jóvenes hay un componente propio de virus. Va por diferentes etapas, diversas zonas geográficas. Comenzó en Asia, pero el comportamiento del código genético se ha ido especializando. No es lo mismo que en el Mediterráneo, en el norte de Europa, o América Latina. Son códigos genéticos diferentes”. 

La doctora Acosta recomendó que si alguna persona tiene dudas sobre si ya se contagió puede acudir, por vía de internet, al sitio web que se denomina Clínica en el Hogar (clínicaenelhogar.com), donde hay servicios de clínica a distancia. Los hay gratuitos y de paga. También., por supuesto, existe una amplia oferta en las instituciones públicas que –a estas alturas- seguramente ya perfeccionaron su respuesta. Pero nunca está por demás insistir: lo fundamental es la respuesta del individuo y de su comunidad. 

 

OBLIGACIÓN, RESPONSABILIDAD

COMO le decía, el gobierno federal decidió el retorno a las actividades presenciales en medio de la tercera ola de contagios del SARS-CoV-2 (o COVID-.19). Quienes deben presentarse a sus centros de trabajo son los que ya cuentan con la inmunización (vacuna). ¿Se pedirá a los empleados su comprobante?, ¿esto hará obligatorio para los servidores públicos cubrir su esquema de vacunación? 

También se indica que antes de su reincorporación, deberán hacerse una prueba de detección de COVID-19. Quienes podrán seguir trabajando desde su domicilio son los que estén en espera de la vacuna, así como personas con discapacidad, mujeres embarazadas o en periodo de lactancia y personas con enfermedades crónicas consideradas de riesgo.

Sin embargo, no está dicha la última palabra porque si bien es necesario reanudar las actividades al ciento por ciento, las circunstancias pueden variar. 

Así, por ejemplo, con el retroceso a semáforo naranja en la Ciudad de México (CDMX) y Estado de México (EdoMex), el gobierno de la capital publicó en su gaceta oficial que a partir del lunes 26 de julio y hasta el 29 de agosto, se suspenden los trámites y procedimientos administrativos, por razones de salud pública y por la ocupación hospitalaria en aumento. Esta es la nueva normalidad: un ir y venir, apertura y cierre…( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )