Nacionalismo digno y reconstrucción de identidad; resistencia al avasallamiento

Viernes, 17 de Marzo de 2023 13:07 Editor
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 Escala Crítica/ Diario Presente, Ventanasur, Horay20Noticias, Avance

 
* Nacionalismo desde la Revolución: maquillaje y rasgo cultural   
* Pasado pedagógico: historia nacional y creación de identidad            
* Presente transformador: nacionalismo digno en la globalización
                    
Víctor M. Sámano Labastida
 
En México, cada fecha histórica muestra luces y sombras del nacionalismo como discurso político. Sombras, porque el nacionalismo es maquillaje que oculta cicatrices sociales. Luces porque, pese a los excesos retóricos heredados de la Revolución Mexicana, el nacionalismo es asidero de dignidad ante la globalización con rasgos inevitables de interdependencia. Se verá este 18 de marzo, fecha central de lo que podríamos denominar nacionalismo digno en nuestro país.
RECONSTRUIR IDENTIDAD
 
En la época dorada del sistema político mexicano, a los actos conmemorativos de fechas históricas se sumaban palabras de nacionalismo estereotipado. Muerte y resurrección del nacionalismo, con mitos fundadores y reciclajes oportunistas. 
El tiempo pasa, mientras el nacionalismo es rasgo cultural que permanece, ahora con la resonancia popular y la dignidad para con los de abajo. El presidente López Obrador plantea un discurso reivindicador que cala en el imaginario popular. 
Por otra parte, el nacionalismo como discurso político adolece del defecto de la generalización: es abarcador, mete todo en el saco. Políticamente lo utilizaban unos cuantos personajes que sacaban tajada material y simbólica. Carlos Monsiváis habló de “la nación de unos cuantos y las esperanzas románticas”. México no debe ser la nación de unos cuantos privilegiados, otra manera de decir “élites”. Lo comenté el miércoles en la presentación de una obra de Juan Carlos Guzmán sobre AMLO y la formación de un bloque opositor (volveré sobre el tema): la evidencia histórica muestra que las élites decidían en lo alto de la pirámide y sólo después subían al pueblo al carro nacionalista. 
Este rasgo cambió con AMLO y la 4T: la ciudadanía, de forma mayoritaria, se siente representada por el gobierno federal. Las percepciones que registran las encuestas desde 2017 lo muestran con claridad. De cada 7 mexicanos 10 se identifican con el actual gobierno y lo aprueban. La cercanía gobierno/ciudadanía es fortaleza para AMLO en su discurso de tono popular. Hay quienes apuntan que AMLO y la 4T reconstruyen identidad desde abajo.            
 
NACIONALISMO: LENGUAJE Y HECHOS  
 
¿Cómo distinguir el nacionalismo digno del nacionalismo demagógico? Para realizar esa distinción no son suficientes las palabras. Hay que cotejar palabras con hechos. Por ejemplo, la piedra fundadora de la independencia intelectual en México (antes que la política) es el libro “Historia antigua de México”, de Francisco Xavier Clavijero (1780-1781). Esta obra se escribió en Europa, fruto de un jesuita que amaba a su país encarnado en los de abajo. Lo que dijo Clavijero de las comunidades indígenas en el siglo XVIII, se pudo haber dicho del campesino del siglo XIX y de la clase obrera mexicana del siglo XX: “Ellos son los que trabajan la tierra, los aradores, sembradores, escarbadores y segadores del trigo, maíz, arroz, haba, frijol y de las otras semillas y legumbres. Ellos son los que abren y componen los caminos, los que hacen canales y diques y los que limpian las ciudades. Ellos trabajan en muchísimas minas de oro, plata cobre. En una palabra: ellos son los que llevan todo el peso de los trabajos públicos como es notorio en todas las provincias de aquel gran reino”. Clavijero, para describir ese México que fue la Nueva España, se ciñe a los hechos -terribles, por lo que conllevan de explotación- con sus palabras. Es nacionalista antes de acuñarse el concepto de nacionalismo.
También nacionalista es Ignacio Manuel Altamirano, cuando en los tiempos de la guerra de Reforma (1854) habla de la patria aglutinante: “Sin el amor a la patria la ciencia es estéril, la patria estimula la idea del honor, infunde aliento en el pobre, anima al ignorante, ennoblece la fortuna del rico, enciende su antorcha sagrada sobre la tumba del sabio”. Se vivían tiempos decisivos para identificar valores y construir identidad. La generación liberal enfrentó los problemas sociales del país y consolidó un proyecto de nación.
No sucede lo mismo cuando, 50 años después, Porfirio Díaz y sus ideólogos se refieren a la patria exclusivamente para cobijar su proyecto de dominio político y económico. Los hechos no cuadran con las palabras.
                     
DIGNIDAD NACIONAL EN TIEMPO GLOBAL 
 
¿Qué encontró AMLO en 2018? Un país que descansaba en bases antisociales por la extendida desigualdad; las cargas eran para los ciudadanos y las concesiones para los privilegiados. Esto es lo que se propone cambiar de raíz, con hechos y políticas sociales, junto con un discurso nacionalista popular en tiempos de globalización interdependiente. Hallar la cuadratura al círculo, dirían los ideólogos neoliberales.                  
Los problemas locales no desaparecen con la globalización: ¿cómo bailar al ritmo del mundo global, sin desentonar con la idea de nación/estado autónomo y soberano? Esa es la cuestión que en el siglo XXI cualquier político que aspire a estadista tiene que plantearse. AMLO se lo planteó y su polémica reciente con legisladores republicanos de EEUU es botón de muestra. El nacionalismo digno, combinado con la economía moral; entendida esta última como el ejercicio ético en la economía. Las élites se quejan de retroceso. El choque es inevitable y las urnas deciden. La ciudadanía en México de nuevo tendrá la palabra en el 2024 presidencial. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )