Democracia, cuántos partidos se cobijan en tu nombre: corte de caja cultural

Sábado, 18 de Marzo de 2023 13:13 Editor
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 Escala Crítica/ Diario Presente, Ventanasur, Horay20Noticias, Avance

             
* Decisiones: Movimiento Ciudadano a la plancha, se retira de urnas/2023.    
* Pedigrí democrático y pedigrí simulador: historia de filas, ética flexible.          
* Democracia y procesamiento de problemas: élites, INE y privilegios. 
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
El partido Movimiento Ciudadano (MC) anunció el 6 de marzo su retiro de las contiendas electorales 2023. Motivo expresado: “hay un pacto para repartirse el Estado de México y Coahuila entre Morena y el PRI”. Como explicación a la ciudadanía, resulta insuficiente por parte de un partido que triunfó en un Estado tan importante como Nuevo León (2021). 
Dato curioso: la denuncia de MC por la supuesta negociación ‘Primor’, se produce luego del desplome en las encuestas Edomex de Juan Zepeda, candidato de MC que no alcanzó el 5% de preferencias, contra 44% de Delfina Gómez (Morena/PT/PVEM) y 38% de Alejandra del Moral (PAN-PRI-PRD). No pintaba MC.  
 
La extraña decisión de la dirigencia de MC, encabezada por el sinuoso Dante Delgado, tiene ya repercusiones entre actores políticos y polémicas en curso sobre el motivo. “Deserción democrática injustificable”, calificaron los periodistas Álvaro Delgado y Alejandro Páez Varela, mientras añadían: “sería consecuente y ético, entonces, que MC devuelva el presupuesto público que le asignaron para 2023”. (marzo 7/Sin embargo, youtube). No se conoce pronunciamiento de Dante sobre el presupuesto MC 2023.  Es improbable que devuelvan algo. Son 580 millones 460 mil 239 pesos para “actividades ordinarias”. Bonita cifra que no cuadra con la fuga. Si un partido político no contiende en las urnas, alegando negociaciones que lo planchan, ¿basta con su dicho o tiene que respaldar con alguna prueba su afirmación? Si es democracia, pasa por palabras y hechos.     
 
ATRÁS DE LA FILA    
 
Cuando los reflectores apuntan al “aquí y ahora”, es tiempo de mirar hacia la historia política de México en el siglo XX. Hay un déficit democrático que trata de remontar el país. Tómese la decisión de Movimiento Ciudadano como ‘síntoma opositor de élite’, y mírese más allá de la coyuntura. A veces resulta útil alejarse de una pintura para observarla desde mejor ángulo y con perspectiva de conjunto.      
 
Toda forma de gobierno es imperfecta. Pero hay también grados de imperfección. En el caso de la democracia mexicana a nivel formal (republicana, representativa y federal), pareciera que los comportamientos democráticos (en forma de rasgos culturales) no acompañaron ni a la ciudadanía ni al gobierno durante décadas. La afirmación puede verse como generalización brusca. Maticemos la idea, pero no olvide el lector su propia experiencia ciudadana. Ahí se encuentra una parte esencial de la respuesta. 
             
México vivió un siglo XX de partido hegemónico sin cultura democrática. Simulación como terreno de juego. Punto de partida que prolongó la orfandad democrática de la revolución armada. La cultura oficial fue patrimonialista y de adhesión presidencial profunda, sin medias tintas. Cultura rígida, verticalista y de subordinaciones premiables. Cultura de la fila, no debatible. Cultura política pragmática y redituable si se seguían las reglas. “El que se mueve no sale en la foto”, fue frase célebre de don Fidel Velázquez. Cuando le preguntaron a don Fidel por el secreto de su permanencia en la cima sindical, respondió: “Es que nunca quise ser Presidente”. No moverse, para medrar en la fila. La vena pragmática está clara, pero no eran actitudes con raíz democrática.
 
El fuego del poder afectó a otros actores políticos, emanados de la convicción espiritual y la bonanza empresarial: el PAN, cuya brega democrática tuvo notas altas en varias regiones, naufragó al llegar a Los Pinos en el 2000 y repetir poder federal en el polémico 2006. Del germen democrático queda el descrédito por la sentencia a Genaro García Luna en EEUU y el silencio panista ante la complicidad estructural. 
 
En otra ruta, surgida de tensas luchas sociales y culturales a ras de suelo, la izquierda política receló por mucho tiempo de la democracia como sistema de gobierno, pues los adjetivos ‘represor’ y ‘burgués’ prevalecieron como lectura hasta antes de 1988, cuando la oposición de izquierda se unió, también con un ala disidente del PRI, y dinamizó como nunca la elección presidencial. Curioso: el régimen de partido hegemónico, ganando, perdió. Se habla aquí, vale la pena remarcarlo, de cultura democrática como clima de país. 
 
El comportamiento democrático requiere aprendizaje vía experiencia. No es mera cuestión formal: es vivencia.               
 
CAMBIO DE RÉGIMEN Y CIUDADANÍA
 
En México no hemos tenido suficientes vivencias democráticas, mientras la democracia formal se instaló y se erige fortaleza intocable, con el INE al frente. Las decisiones formales del INE parecen de juez y parte; además, llegan a respaldar intereses de élites que perdieron poder en las urnas. Escenario: lo que las élites no ganan en las urnas, lo quieren retener en la mesa electoral y judicial. Varios intelectuales del círculo rojo defienden la estructura democrática formal, sin ofrecer mayor contexto. Sería útil conocer sus opiniones sobre el retiro de MC y lo que puede hacer el INE al respecto. 
 
La actitud democrática es una cosa. Otra cosa es el uso de tretas formales para frenar la supervisión institucional legislativa y prolongar privilegios.                 ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla