Consulta a las bases (II) y selección de candidatos: la efímera experiencia tabasqueña de 1985

Sábado, 15 de Abril de 2023 00:46 Editor
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 Escala Crítica/Diario Presente, Ventanasur, Horay20Noticias, Avance

 
*Las asambleas y el voto directo, como herencia de las izquierdas 
*Cuando en Tabasco el PRI eligió en urnas a sus abanderados municipales
*Tlaxcala, un caso de integración de presidencias municipales auxiliares
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
EN MÉXICO, fueron los pequeños pero combativos partidos de izquierda los que practicaron la consulta abierta a su militancia y simpatizantes para seleccionar a sus candidatos a cargos de elección popular allá por los años setenta. Podría argumentarse que lo hacían porque su militancia y simpatizantes eran reducidos; pero hay en el espectro nacional minipartidos con ausencia casi absoluta de democracia. Otros decidieron sólo hacer simulaciones.
Se recuerda con especial interés histórico que en 1987 el Partido Mexicano Socialista (PMS), realizó la primera elección primaria para decidir quién sería su candidato a la Presidencia. Participaron Heberto Castillo, Eraclio Zepeda, Antonio Becerra Gaytán y José Hernández Delgadillo. Obtuvo la candidatura el ex líder del Movimiento de 1968, el ingeniero Castillo Martínez quien venía del Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT). 
El Partido Mexicano Socialista fue resultado de la fusión de diversas organizaciones de izquierda como el Partido Socialista Unificado de México (PSUM), dirigido por Arnoldo Martínez Verdugo con registro del Partido Comunista Mexicano (PCM) y el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT), fundado por Heberto Castillo, cuya organización dejaba de lado su registro por la fusión. También se sumaron pequeños grupos entre los que se contaban el Partido Patriótico Revolucionario (sin registro), Unión de Izquierda Comunista y Movimiento Revolucionario del Pueblo.
Eran tiempos en que la oposición al viejo sistema identificado con el Partido Revolucionario Institucional (PRI) buscaba presentar un solo bloque. El tricolor vivía la ruptura de un ala crítica que integró el Frente Democrático Nacional (1988), cuyo primer candidato (por aclamación) fue Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
 
EGP, CONTRA LA CORRIENTE
 
SI EMBARGO, también el PRI tenía antecedentes excepcionales como sucedió en septiembre de 1985 cuando en Tabasco se realizó un ensayo que iba a contracorriente de la política dominante en el tricolor: el partido en el poder en la entidad realizó la primera (y única) consulta a sus bases para seleccionar a sus candidatos a las 17 presidencias municipales. La iniciativa fue del gobernador Enrique González Pedrero y el principal operador de este esquema fue José Antonio Álvarez Lima, actual, senador por Morena, y que entonces tenía el cargo de delegado nacional del PRI en la entidad. 
Por cierto, Álvarez Lima no sólo participó en la experiencia tabasqueña en 1985 sino que siendo gobernador de Tlaxcala aplicó lo que el investigador Raúl Olmedo calificó como “el más formidable y sorprendente laboratorio político y social de México y de América Latina”, porque “de manera silenciosa, pacífica, alegre, inició una verdadera revolución en su organización política”.  Resulta que esa entidad, Tlaxcala, pasó de tener una organización en cuarenta y cuatro municipios, a sesenta municipios y 402 “presidencias municipales auxiliares”, en 1995 –a dos años de que Álvarez Lima asumiera la gubernatura-. Sin duda que la experiencia tabasqueña sirvió de mucho.
Comenté en mi anterior colaboración que en el texto “Una democracia de carne y hueso” (publicado en 1987), González Pedrero refutaba la idea de que sólo con la alternancia partidista podía haber democracia y señalaba: “Cuando un partido tiene una probabilidad mucho mayor de ganar en las urnas que la de sus contrincantes, las expectativas de la gente cambian radicalmente: no se discute entonces tanto la etiqueta política, sino quién tiene –y sobre todo quién no tiene- los suficientes méritos para llevarla”. Y subrayaba el señalamiento de “quién no tiene” los méritos.
 
DEMOCRACIA: DE LA PALABRA A LOS HECHOS
 
COMO el mismo advertía, “es fácil hablar y escribir de la democracia” (…), pero “lo difícil es, cuando se tiene alguna parcela de poder, hacerla brotar con todas las impurezas e imperfecciones que tienen las cosas humanas. Durante más de cuatro años –anotaba- he podido comprobarlo como responsable del gobierno de Tabasco”. 
Pues bien, según cuentan quienes vivieron aquellos acontecimientos, entre 1983 y 1985, González Pedrero aplicó una serie de acciones para que la llamada consulta a las bases no fuera sólo un proceso electoral partidista, sino que derivó de una política de “consultas populares”, pero también de fortalecimiento municipal.
Como mismo decía el propio González Pedrero: un esfuerzo democrático carecería de sentido profundo si los ayuntamientos quedaran reducidos –como había sido históricamente-, a una situación de dependencia”.
En más de una ocasión señaló: “la administración debe ser una continuación lógica de la política”.
Le pregunté a José Antonio Álvarez Lima recientemente si el ejercicio tabasqueño de consulta a las bases similar al de 1985 se aplicó en otro sitio. Y respondió: “No, fue único”. Ni siquiera nuevamente en Tabasco
Quien seguramente vivió de cerca ese experimento fue López Obrador, por lo menos tanto en la campaña de González Pedrero a finales de 1982 y como dirigente del PRI estatal en los primeros meses de 1983. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )