*Los resultados mexiquenses en la carrera presidencial

*En juego poderosos intereses económicos y políticos

*Los jueces bajo la lupa y el cuestionamiento público

Víctor M. Sámano Labastida

 

CRECE la intensidad de la competencia político-partidista. Las elecciones del Estado de México –entidad clave tanto para Morena como para la alianza PRI-PAN-, están a la vuelta; lo mismo que las de Coahuila que no aparecían en la agenda como relevantes para el partido en el poder, pero que ahora entraron en una dinámica inesperada. Ocurre la incrementada confrontación también entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial, en tiempos en los que estamos en la cuenta de los días para la encuesta de encuestas que –se asegura- seleccionará a quien vaya en las boletas por el obradorismo en las votaciones del 2024.

A los actores políticos, el calendario formal del inicio del proceso en septiembre, así como factores imprevistos –como la salud del Presidente-, presionan para apresurar el desenlace. Morena requiere tener a su coordinadora o coordinador nacional de la defensa de la Cuarta Transformación –como llaman a quien los representará-, antes de que se aplique la regulación de las precampañas; la coalición opositora sólo espera para arrancar la designación de su abanderado(a)  los resultados del domingo próximo en Coahuila y Edomex. Sobre todo en esta última entidad, fortaleza de uno de los grupos más influyentes en el PRI.

 

URNAS Y SONDEOS

 

YA SE SABE que Edomex es una de las zonas industriales más importantes del país –junto a Nuevo León-, en tanto que su intercambio con la Ciudad de México lo convierten en estratégico para el 2024; hay una intensa relación comercial, de servicios, de flujos demográficos, políticos y sociales. 

Tiene más de 16 millones de habitantes, de estos 12 millones 693 mil están en condiciones de votar. Aun cuando se dice que todo voto es igual, en conjunto vemos la diferencia que significa frente al millón 800 potenciales votantes tabasqueños para la cuenta nacional. 

Tan sólo entre Edomex y la Ciudad de México suman más de 20 millones de ciudadanos habilitados para sufragar de un total de 95 millones 770 mil; de ahí la importancia del proceso dominical donde por Morena compite Delfina Gómez y por la alianza PRI-PAN-PRD Alejandra del Moral (priista) dos mujeres, género que desde 2018 aumentó su presencia de empoderamiento en las gubernaturas y alcaldías.

En la encuesta de encuestas por Polls.Mx con un promedio de los registros de ocho firmas, la abanderada de la coalición de Morena tiene el 56% de preferencias; en tanto que la candidata de la coalición encabezada por el PRI suma 43%, una diferencia de 13 puntos lo que hace decir a algunos analistas que la tendencia en favor de Morena es irreversible, mientras que otros apuntan a una votación muy competida que puede llegar a los tribunales. 

Los comicios dominicales seguramente influirán en la carrera presidencial. Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Adán Augusto López y Ricardo Monreal acudieron a apoyar a morenistas en Edomex y Coahuila. Pero sobre todo tendrán impacto en el futuro del PRI, partido que convirtió al territorio mexiquense en bastión inexpugnable…hasta la llegada de López Obrador.

Actualmente el PRI tiene la gubernatura de Edomex y 51 alcaldías y Morena 29, en tanto que los aliados actuales del tricolor cuentan con 27  (PAN  18 y PRD 9). Los coaligados a Morena suman 8 (PVM 6 y PT 2). En las alcaldías está la fuerza financiera sobre todo en el corredor industrial; la fuerza política se disputa también en los puestos legislativos (diputados) donde actualmente el tricolor y sus aliados tienen la mayoría. Estamos ante un ensayo del 2024.

 

ELIMINACIÓN DE FUEROS

 

LA PRUEBA DE FUERZA entre poderes institucionales en México se intensifica, con elementos coyunturales que apuntan a la viabilidad operativa del gobierno federal y al 2024 electoral. A mediano plazo, ese juego republicano llevará a una revisión de funciones de cada poder y a la visibilidad de sus acciones. Esa visibilidad no gusta al Poder Judicial, acostumbrado a un manto de secrecía y silencio.  

“No debe haber intocables en la república”, escribió el periodista Álvaro Delgado. Además de “echarle las luces al Poder Judicial”, Delgado sugirió “investigaciones para examinar el poder económico y el poder mediático, otrora intocables”. Le asiste la razón ciudadana: cualquier funcionario de la república debería rendir cuentas. 

Respecto a los llamados “poderes mediáticos” se trata de un terreno resbaloso, que puede complicarse con el debate de la libertad de prensa, de expresión y el derecho a la información. Aquí podría seguirse la consigna de los liberales históricos: la opinión se combate con la opinión (se debate), y a la información se le contrasta con la información.

 

AL MARGEN

 

EN ESTE reacomodo de fuerzas como parte del nuevo régimen propuesto desde 2018 por Andrés Manuel López Obrador, el mandatario habló de un golpe de Estado técnico; antes se había acuñado otro término: Lawfare («guerra jurídica o guerra judicial»), usada por primera vez por el activista australiano John Carlson en 1975 y que se popularizó para referirse a las acciones judiciales emprendidas contra un gobierno constituido para contenerlo,  derrocarlo o suplirlo de una forma no violenta. En política las palabras también son hechos. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )