VENEZUELA, VOTOS Y PETRÓLEO; CRUZADA DEL HAMBRE, DILEMAS

Martes, 16 de Abril de 2013 00:47 Editor
Imprimir

Escala Crítica/Columna diaria
*“Casilla por casilla”, piden como en México en 2006
*El mayor enemigo de los venezolanos, la economía
 *Programas sociales, ideologías y necesidades

Víctor M. Sámano Labastida

CON MENOS de un punto de ventaja, el candidato del partido gobernante en Venezuela, Nicolás Maduro, obtuvo el triunfo electoral en las votaciones del domingo. Henrique Capriles, de la coalición opositora, pidió el recuento voto por voto. El ex presidente de Estados Unidos, James Carter, ha calificado al sistema de organización y conteos de votos de Venezuela como uno de los mejores del mundo. Lo propio sucedía con el sistema electoral mexicano antes de las polémicas elecciones del 2006.

Como usted sabe, hace poco más de seis años en México –entre julio y diciembre-, el Instituto Federal Electoral (IFE) fue sometido a una dura crítica. En el caso mexicano y en el venezolano, el mayor debate es en torno a la campaña electoral, el gasto y los apoyos oficiales a los contendientes, porque suponen una inequidad para la oposición.
No sólo en Venezuela, sino fuera de aquella nación sudamericana la discusión lleva a dividir a chavistas  (partidarios del fallecido Hugo Chávez  su Revolución Bolivariana) y antichavistas (partidarios del opositor Capriles y las organizaciones de derecha, antisocialistas y conservadoras). El asunto no es tan simple.

DESGASTE DEL PODER

EN OCTUBRE de 2012, para su cuarto periodo presidencial Hugo Chávez y su Revolución Bolivariana obtuvieron 10 puntos de ventaja frente a Capriles, quien compitió entonces por primera vez para el cargo. Ahora Maduro, el heredero de Chávez, quedó con una ventaja de menos de un punto porcentual. Capriles aspira que un recuento pueda hacer aumentar sus votos, aunque también puede desatar un movimiento que lleve a Venezuela a graves enfrentamientos. En los dos bandos existen alas radicales y violentas.
Las elecciones de Venezuela fueron adelantadas por la muerte de Hugo Chávez. Se supone que el ex militar se mantendría en el gobierno hasta el 2019. La ventaja mínima de Nicolás Maduro mostró las fallas en un sistema de control electoral construido durante más de una década, pero también expresa las contradicciones en un país cuya economía se basa en la extracción y exportación de petróleo, colocada en el quinto lugar en América Latina por su Producto Interno Bruto. En otras palabras es lo que podría decirse un país potencialmente rico.
Venezuela es un ejemplo para México también en cómo una economía petrolizada padece una inflación excesiva y graves problemas de seguridad.
El chavismo construyó un sistema basado en el populismo y en una serie de apoyos a los sectores más pobres de la población.
Así como hay amplios sectores populares que apoyan al chavismo, también una extensa fracción de la clase media y media alta padece los efectos de una innegable crisis económica. Esto nos recuerda los años de la “crisis de la abundancia” en México en los años ochentas cuando la inflación y la devaluación fueron los resultados de una “petrolización” de la economía y de la política.
Para no abundar en cifras y estadísticas sólo le comento que en ese país de casi 29 millones de habitantes hasta 1961 mantuvo una paridad de 3.35 bolívares por dólar (existía un “dólar petrolero”  a 3.09 bolívares). Vino entonces la devaluación que llevó a la moneda venezolana a 4.50 bolívares por dólar. Actualmente la paridad oficial es de 6.3 por dólar, pero en el mercado informal se adquiere hasta cuatro veces más caro 25 bolívares por dólar.
Por lo general, la devaluación de las monedas refleja la fragilidad o crisis de las economías. Si el chavismo logra remontar los reclamos electorales –y los militares no se enredan en un nuevo golpe de Estado – dentro de tres años deberán enfrentar un referendo revocatorio, donde los electores decidirían si continúa o no el gobierno de Nicolás Maduro. Seguramente el sistema venezolano tendrá que hacer una profunda revisión de sus políticas respecto al uso del petróleo, de los costos sociales y económicos del clientelismo. Habrá que recordar que en Venezuela fue donde nació, en los años cincuenta, la expresión: “hay que sembrar petróleo”.

LUCHA POR LA COMIDA

EN TABASCO está en marcha la Cruzada Nacional Contra el Hambre inicialmente en siete municipios. Le referí ayer las cifras reconocidas en el déficit de alimentos para una entidad que tiene enormes riquezas naturales y cuyo número de pobladores no sería un problema –en condiciones de administración con sentido social- para dotarlos de los mínimos de bienestar. Sin embargo, en la el estado hay más de 748 mil habitantes en “pobreza alimentaria”.
Para el principal dirigente opositor en México, Andrés Manuel López Obrador, la cruzada contra el hambre “es pura manipulación, es la estrategia de entregar migajas para traficar con la pobreza de la gente y obtener votos para buscar quedarse eternamente en el poder”. (Cárdenas, Tabasco). Sostuvo que el programa federal tiene los mismos objetivos que Solidaridad con Carlos Salinas, Oportunidades y Progresa, de los gobiernos panistas.
Para Illán Semo, articulista de La Jornada (13/IV/2013), se trata de la “repetición del populismo más rancio de nuestro oscuro siglo XX”, y que bloquean las perspectivas del llamado “Estado de bienestar”.
En una interesante reflexión, Semo destaca que en México las cifras sobre el hambre nunca fueron un misterio. Para las personas la falta de alimentos es “una condición que define el primer límite de la vida precaria”. En una revisión racional del futuro nadie estaría –entonces- en contra de combatir el hambre.
Una crítica que se le ha hecho a la Cruzada Nacional es que se concentra en esta primera etapa en poblaciones urbanas y en localidades donde perdió el PRI en las elecciones pasadas, o donde habrá votaciones próximas. Otro cuestionamiento son los negocios que pretenden hacer precisamente los grandes consorcios que lucran con la miseria.
Los gobiernos estatales de diverso origen –PAN, PRI, PRD como en el caso de Tabasco-, se han  tenido que sumar a este programa federal. Negarse a hacerlo sería también una contradicción con el sentido federalista del sistema mexicano. Lo que es de esperarse es que los llamados “gobiernos de izquierda” logren comunicar un concepto justiciero y de búsqueda de independencia en el auxilio a los más necesitados. Los hambrientos tampoco estarían en condiciones de rechazar el alimento. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )