EN MÉXICO DISMINUYE EL APOYO A LA DEMOCRACIA, CRECE DECEPCION

Viernes, 08 de Noviembre de 2013 00:40 Editor
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Escala Crítica/Columna diaria
*La población valora a la política por sus resultados
*Cuatro de cada diez: México no es una democracia
*El PRI tabasqueño, ruta de la anulación y repetición

Víctor M. Sámano Labastida

FUE EN EL AÑO 2000 cuando la mayoría de los mexicanos se manifestaron satisfechos de la democracia. No era para menos, con su voto habían logrado la alternancia frente a casi un siglo de un solo partido. Lo que vino después fue la decepción, pero porque Vicente Fox no quiso desmontar el viejo régimen. Seguramente, si a finales del año pasado se hubiese hecho una encuesta en Tabasco sobre la valoración de la democracia, también se hubiese registrado un gran entusiasmo.

No en vano Tabasco tuvo en julio del 2012 uno de los más altos porcentajes de votación en el país. Más del 70 por ciento de los empadronados acudieron a las urnas. Y lograron también la alternancia a nivel estatal.

VOTOS Y VETOS

PERO NO SIEMPRE la democracia goza de buena fortuna. Esto sólo es posible cuando sus gobiernos dan buenos resultados. Aunque también una buena parte de las percepciones se construyen con los intereses creados y se evalúan con las expectativas del cambio.
Un reciente reporte de Latinbarómetro (2013) indica que en México actualmente sólo un 37 por ciento de los ciudadanos considera que la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno. En cambio países como Uruguay y Argentina tienen un 70 por ciento, y en Venezuela hasta un 87 por ciento.
Esta falta de apoyo a un sistema democrático frente a uno de “mano dura” o autoritario, se corresponde con la insatisfacción popular. En México, sólo el 21 por ciento se dijo satisfecho con los resultados de un régimen surgido del voto; por el contrario, los ciudadanos de Uruguay están satisfechos en un 82 por ciento.
En el 2002, poco después de aquellas históricas elecciones de la alternancia, en México el 63 por ciento de los ciudadanos estaba convencido de la democracia.
Pero esto ha venido a menos casi en la misma medida en la que se ha deteriorado la economía e incrementado la percepción de inseguridad: en el 2010 el 49 por ciento de los mexicanos creía en la democracia como el mejor sistema de gobierno, en el 2011 la cifra bajó al 40 por ciento y ahora llega al 37 por ciento. Datos preocupantes.
En el caso de México, la empresa Parametría ha realizado un seguimiento similar y reporta que del 2009 al 2012 bajó en siete puntos el respaldo al sistema democrático.
Señala esta empresa dirigida por Francisco Abundis que resulta relevante “el aumento significativo de once puntos en aquellas opiniones que consideran que otras formas de gobierno pueden ser buenas o incluso mejores que la democracia (40% en 2012 y 29% en 2009).
Apunta Parametría: “En cuanto a la opinión sobre si México es o no una democracia los resultados muestran un público más dividido. Mientras que 4 de cada 10 mexicanos consideran que México no es una democracia, el 47% afirma que sí lo es; este porcentaje es el más bajo desde el año 2000, disminuyendo hasta en 12 puntos porcentuales en 6 años” (Abril 2012)
Habría que decir que la democracia se valora también por sus frutos. De ahí la responsabilidad en los cambios.

UNA HISTORIA CONOCIDA

TODO INDICA que el proceso interno del PRI para elegir dirigente estatal se encamina a la anulación. Como le señalamos en este espacio a final llegarían a la asamblea electiva sólo dos bloques de entre los más de 15 aspirantes. Estarán representados por Erubiel Alonso Qué, diputado con licencia, y Evaristo Hernández, ex alcalde. Más o menos similar a la selección de su candidato a la gubernatura, cuando el mismo Hernández Cruz compitió con Jesús Alí, después de haber eliminado en negociaciones a los otros pretendientes.
En esta ocasión uno de los que buscaban la dirigencia, el huimanguillense Félix Eladio Sarracino, seguramente impugnará el que lo hayan dejado fuera. Además de que hay otras impugnaciones en curso, pues no basta que el Tribunal Estatal (TET) resolviera; queda la instancia federal.
Lo que seguiría entonces podría ser la anulación del proceso y la designación de un dirigente por parte del CEN tricolor. Alguien enviado desde el centro. Ahí es donde aparece el nombre Manuel Andrade, ex gobernador y actual delegado priísta en el Distrito Federal, como posible relevo.
Aunque también existe la versión  de que César Camacho y su grupo en la dirigencia nacional del PRI buscan para Tabasco un dirigente que “no haga olas”, que permita una relación no conflictiva con el gobierno de Arturo Núñez. Como le hemos comentado, el actual gobernador tabasqueño está en medio de dos fuerzas que se disputan no sólo la entidad: el lopezobradorismo de Morena y el tricolor de Peña Nieto.
EL MISTERIO PÚBLICO

EL PRESIDENTE del Tribunal Superior de Justicia de Tabasco, Jorge Priego Solís, reconoció que hay corrupción en el poder judicial. Dijo que sería absurdo negarlo.
Como usted sabe, la organización de un gobierno estatal se basa en tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Este último integrado por los jueces, que se supone que son los impartidores de justicia o por lo menos encargados de administrar la ley.
De acuerdo a una encuesta del INEGI, el 65 por ciento de los ciudadanos perciben que hay corrupción en los jueces. A nivel nacional, la población califica como los sectores más corruptos a los policías y dirigentes y representantes de los partidos políticos. En tercer lugar colocan a los agentes del ministerio público.
Precisamente por esta desconfianza en la policía y los jueces, podría explicarse también que los problemas más importantes del país son la inseguridad y la delincuencia. Cierto que no siempre la percepción corresponde a la realidad. Pero tampoco hay que ignorarla.
El poder judicial, el sistema de jueces, debe ser la fortaleza de una sociedad. Cuando se pierde la confianza en la justicia, cuando los jueces no hacen  bien su trabajo, las sociedades se descomponen.
Parte de lo que vive Tabasco ahora es resultado de esa corrupción.

AL MARGEN

LO DICHO. Mal harían los directivos de Petróleos Mexicanos en minimizar lo sucedido en Oxiacaque, Nacajuca, y la posible reacción de las comunidades. Ayer se informó que pobladores de Centla, Huimanguillo y Cárdenas, se sumaron a los de Nacajuca en un reclamo contra la paraestatal.
Por lo general la respuesta se reduce a algunas indemnizaciones y a la calificación de que estamos ante “la industria de la reclamación”. Sin embargo hay una deuda histórica y un profundo rezago que inclusive debería encabezar el propio gobierno del estado. Recordemos hasta dónde llegaron las protestas de principios de los noventa, con la recomendación de la CNDH. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )