EL FIN DEL “SUEÑO AMERICANO”

Lunes, 19 de Noviembre de 2012 23:39 Editor
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José Luis Lezama (*)

(*Tomado de Reforma, 17/XI/2012, con permiso del autor)

Existen diversas interpretaciones sobre el origen de la ideología del Sueño Americano. Algunos coinciden en que su formulación más difundida, fue delineada con mayor claridad en el libro de James Truslow, The Epic of America, donde el autor lo define como la promesa “de una vida mejor, de riqueza y felicidad para los ciudadanos de todos los estratos, que es la mayor contribución que hemos hecho al pensamiento y bienestar del mundo”.

El sueño americano no sólo fue parte del habla y sentir popular, sino que devino también teoría económica y social; ha sido la ideología del éxito basado en el esfuerzo, los logros personales, el talento, el ascenso y la movilidad social, todos ellos valores supremos del American Way of Life y también rasgo característico y distintivo de la modernidad, en contraposición con la no movilidad de la sociedad de castas o estamentos, donde los individuos se ven condenados a nacer y morir en el mismo grupo, estrato o clase social.
Existen diversas maneras de interpretar lo que muchos consideran como el fracaso o fin de este “sueño”. Algunos señalan como responsable a lo que llaman “La economía de los ganadores toman todo”, una economía en la cual el 1% de los más ricos no sólo concentra la riqueza de una manera desproporcionada, sino que además resulta beneficiaria de todas las políticas que el Estado implementa contra la crisis.
Otros hablan de la economía de “La Curva Gran Gatsby” (Great Gatsby Curve: http://www.whitehouse.gov/sites/default/files/krueger_cap_speech_final_remarks.pdf) como responsable de la amenaza al “sueño” y de la crisis: significa que a mayor desigualdad, como hoy ocurre en la sociedad estadounidense, menor movilidad social, lo cual explica el grado en el que los ingresos y la educación de una persona no están determinados por sus logros sino por los ingresos y educación de sus padres. La Curva Gran Gatsby expresa que cuando la desigualdad es baja, como ocurre en algunas naciones europeas, la posibilidad de que los hijos de los pobres dejen de ser pobres aumenta; mientras que si la desigualdad es alta, como ocurre en México, y cada vez más en Estados Unidos, las posibilidades de que los hijos de padres pobres no sean pobres son muy bajas. El nombre se debe al personaje de S. Fitzgerald, Jay Gatsby, producto del boom económico americano de los años veinte, de origen modesto, quien acumula una inmensa fortuna basada en el contrabando de alcohol, la apuesta y el fraude. Su muerte anunciaría también el fin prematuro del “sueño” y la movilidad.
Una interpretación alternativa de la crisis la brinda el filósofo francés Jean Claude Milner, quien ve a la economía y la sociedad americana no basadas en el ahorro como la europea, sino en el crédito, interpretando además al modelo americano como una forma sutil de capitalismo de Estado, un Estado militar financiero que ve en el armamentismo, no tanto un mecanismo y estructura para la guerra, sino para la búsqueda de la estabilidad económica y estrategia contra la crisis y la recesión.
Christia Freeland (NYT, 13/10/2012) resume también algunos argumentos para explicar el llamado fin del sueño americano, basándose en el libro de D. Acemoglu y J. A. Robinson “Por qué las naciones fracasan: Los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza” donde se narra el fracaso al que se exponen las naciones que mediante la Serrata (cierre a la movilidad) obstaculizan el ascenso de nuevos grupos y lo compara con lo que ocurre hoy día en Estados Unidos, donde se observa un tremendo aumento de la desigualdad y la supresión de la movilidad.
La existencia en Estados Unidos de una especie de Serrata veneciana, como la descrita en el libro referido, sería responsable del cada vez mayor abismo que separa al 1% de los más ricos del resto de la sociedad americana. El 1% concentró el 93% de las ganancias económicas producidas por el rescate gubernamental de Wall Street, en una crisis que ellos mismos provocaron. Son también los beneficiarios directos de los subsidios gubernamentales para financiar las causas justas del presidente Obama: el sistema de salud y el combate al cambio climático. En el caso de las energías renovables las corporaciones recibieron todos los beneficios de la ayuda financiera gubernamental, se quedaron con las ganancias y, mientras tanto, el planeta siguió inundándose de CO2.
En México los grupos oligárquicos combaten la competencia; no defienden el libre mercado, sino sus intereses en el mercado, no permiten el ascenso económico y social de vastos grupos de la población, ni de competidores económicos. Tampoco están dispuestos a compartir el poder con quien no garantice la reproducción de sus privilegios. En lo político han impedido a las fuerzas progresistas llegar al gobierno. En México y el mundo la cancelación de oportunidades, las vías democráticas, los canales para la movilidad y la creciente desigualdad son la principal amenaza a la estabilidad y la paz social. www.joseluislezama.com<http://www.joseluislezama.com/>