MÍMESIS/ Gutenberg vive: lectura de comprensión

Martes, 23 de Diciembre de 2014 22:50 Editor
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 Pablo del Ángel Vidal                      

En talleres de redacción y otros foros académicos, he abordado los procesos de lectura y escritura desde una doble perspectiva: técnica e imaginativa. Lo he realizado así porque precisamente la lectura y la escritura necesitan, al mismo tiempo, orden y creatividad. 
Pies sobre la tierra, pero también alas. 
Creo firmemente que los procesos de lectura y escritura no deben abordarse de forma unidimensional. Quien pide sólo técnica, se queda sin la imaginación; quien pide sólo imaginación, se queda sin la técnica.     
Además, existe otro problema: a la hora de hablar sobre lectura y escritura, brillan por su ausencia las definiciones y las características de dichos procesos. Por ejemplo, en algunos manuales sobre lectura y redacción, no queda claro a qué se refiere el autor cuando habla de conceptos como “lectura de comprensión”, “lectura crítica”, “lectura analítica”, “lectura creativa”, etcétera. Navegamos en la oscuridad. Y los estudiantes no pueden entender con claridad a sus maestros de redacción, cuando ellos a su vez no explican esos conceptos en el aula. 
En 2013, a propósito de una ponencia sobre habilidades académicas para efectuar con éxito la transición Bachillerato/Universidad, me referí a la lectura de comprensión y sus características. Hoy recupero parte de esas líneas en Ventana Sur, para quien quiera enfrentar ese reto académico.
Se define la lectura de comprensión como “el proceso personal de asimilación e identificación precisa de temas, contenidos y significados de un texto escrito, con miras a efectuar una reflexión posterior”. 
Desglosaré a continuación los conceptos que definen a la lectura de comprensión. 
“Proceso personal de asimilación”. Aquí se perfila el ejercicio de la lectura con la finalidad de efectuar un traslado de ideas, que va de lo externo (el texto) a lo interno (nuestro pensamiento, nuestra memoria).  
“Proceso personal de identificación de temas”. Aquí se perfila la adecuada asignación de temáticas para cada texto, a partir del conocimiento que se desprende del ejercicio de la lectura y la formación cultural del sujeto/lector. Se trata de un proceso dinámico de ida y vuelta, entre lo que el texto dice y lo que el lector identifica (de acuerdo a su contexto personal) como temática principal.
“Proceso personal de identificación de contenidos”. Aquí se perfila la adecuada competencia del lector en torno a las historias que el texto ‘cuenta’ (sin importar en principio que se trate de un texto sobre matemáticas o de una poesía). Se trata de un proceso descriptivo (cómo es la historia, qué es lo que cuenta) que facilita al lector la interacción con el texto y su posterior reconstrucción y reflexión.
“Proceso personal de identificación de significados”. Aquí se perfila la adecuada competencia gramatical del lector en torno a las palabras que el texto utiliza. Se trata de un proceso de exactitud semántica en el manejo del lenguaje, sin el cual quedarían lagunas en el entendimiento del lector sobre un texto determinado.  
“Con miras a efectuar una reflexión posterior”.  Aquí se perfila la utilidad y valía de este tipo de lectura. Si no se realiza el proceso de asimilación e identificación de los elementos ya considerados, no habrá reflexión posterior que permita, por un lado, utilizar y/o compartir la información transmitida por un texto, y, por otro lado, profundizar en el grado de complejidad del texto para ejecutar diversas interpretaciones sin distorsionar temas, contenidos y significados.      
Hay varias preguntas que debemos hacernos en torno a un texto, según los postulados de la lectura de comprensión. He aquí las preguntas más frecuentes, de acuerdo con diversos autores (Robert Darnton, C. S. Lewis, J.M. Castellet, Juan Domingo Argûelles, Jonathan Culler, Umberto Eco, Roland Barthes):
¿De qué diablos se habla? (identificación del tema central); ¿Quiénes son los personajes principales? (en el caso de textos literarios); ¿Cómo son los personajes principales? (carácter, personalidad, mentalidad, psicología, en el caso de textos literarios); ¿Cuál es el conflicto que se plantea y qué intereses entran en juego? (esto vale incluso para textos científicos y académicos); ¿Cuál es la estructura de la historia? (su composición, su forma); ¿Qué información se ofrece al lector, y qué información se oculta? (importa, por supuesto, lo que el texto dice, pero también es significativo lo que el texto no dice, cuando supuestamente debería decirlo); ¿Cuáles son las palabras/clave o conceptos principales del texto?; ¿Están definidas las palabras clave o conceptos principales?; ¿Cuáles son las dos o tres frases que –según nuestra perspectiva- tienen mayor importancia en el texto?; ¿Cómo se maneja la temporalidad del texto –su cronología?; ¿Hay alguna metáfora que resulte fundamental en la historia que se cuenta?; ¿Existe un final previsible o se trata de un desenlace sorpresivo? (en el caso de textos literarios); ¿Hay conclusiones explícitas, o al menos una recapitulación de lo planteado por el texto? Por supuesto, cada lector puede elaborar una serie de preguntas que le permitan identificar en un texto los elementos principales del mismo. También, hay que considerar que la lectura de comprensión no es una lectura de corrido, sin detenerse. No. El lector, cuando busca comprensión, se detiene y subraya lo que cree significativo (anotando al margen de la página sus comentarios), o traslada sus ideas a fichas de trabajo o libretas que sirven para el mismo fin. Además ahora, con la computadora en casa, se pueden elaborar carpetas virtuales sobre comentarios de lectura que son fáciles de usar al momento de escribir un texto a partir de nuestros apuntes.
La lectura de comprensión  requiere entonces un soporte material (un vaciado ordenado de comentarios) que nos permita utilizarla pasado cierto tiempo. De otro modo, si lo dejamos todo a la memoria, la información se olvida poco a poco. ¿Les ha pasado que leen un libro y un año después no saben de qué trata? Es que no se hizo una lectura de comprensión