Mímesis/Buscando a Forrester y El nombre de la Rosa: valores y metamorfosis

Sábado, 17 de Diciembre de 2022 18:59 Editor
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 Pablo del Ángel Vidal

I
Extrapolaciones interpretativas y sensibilidad educativa
Quiero referirme en primer término a la cinta Finding Forrester (Gus Van Sant, 2000) desde un ángulo extravagante: como si fuera la continuación de El Nombre de la Rosa (Jean Jacques Annaud, 1986), con el carismático actor Sean Connery en el papel de William Forrester de Baskerville, el siniestro F. Murray Abraham en el papel de Robertnardo Crawford Gui, y el joven Bill Brown en el papel de Jamal Adso de Melk Wallace, todos trasladados 700 años desde la Edad Media imaginada por Umberto Eco hasta la Edad Moderna de  Nueva York, justo en el duro Bronx que en complejidad cultural no le pide nada a los tortuosos monasterios medievales.
Comienzo el experimento interpretativo, que tiene como premisa un punto cuestionable pero significativo: que los aspectos educativos y de formación son los mismos a través del tiempo.  
William Forrester de Baskerville es un detective de la naturaleza humana y de la naturaleza a secas, además de implacable escritor de una primera novela premiada con el Pulitzer (el mayor premio literario y periodístico en EEUU). Aunque solitario, las ventanas de su habitación se abren al mundo, y su método con relación a las preguntas es de exquisito aroma medieval: “Tienes que preguntar para obtener la información que te importa a ti. Lo demás no es relevante”. También, a su pesar, el hosco Forrester es un maestro que emula al franciscano inglés William de Baskerville: le importa lo verdadero por sobre las apariencias y –más profundo aún- propicia la metamorfosis de su amigo/discípulo Jamal/Adso, al mismo tiempo que un literario canto de cisne con su esperada segunda novela, Puesta de sol (Sunset), cuyo prefacio encargará postmortem al joven Jamal.   
Robertnardo Crawford Gui es un devoto de las reglas y de las instituciones, un guardián de la cultura entendida como orden perfecto e inmutable. Por ello, su saber depende de la inmovilidad. No puede ser cuestionado. A la manera del severo inquisidor Bernardo Gui, el profesor Crawford es una enciclopedia de autores y de reglamentos que aplica a rajatabla en el joven Jamal. Lo humano tiene en Crawford el límite del ritual: “si no lo observas, si no lo guardas, perecerás”. Por supuesto, al proceder de este modo ‘institucional’ y oscurantista en sus clases, Crawford pierde lo más valioso de lo humano en las aulas: la imaginación y la sensibilidad.   
 
II
La educación del joven estoico: decidir es vivir
Jamal Adso de Melk Wallace es un joven afroamericano de 16 años que absorbe el mundo como esponja desde los libros y las calles. Pegado a un balón de básquet, rodeado de sus amigos en el duro trajín del Bronx, Jamal conocerá por curiosidad al huraño William y al final, con base en la formación recibida desde una habitación/monasterio, tendrá que cuestionar las lecciones de sus maestros, en una metamorfosis que sin embargo es respeto existencial por todo lo escrito, platicado y analizado con William Forrester de Baskerville.
Naturalmente, al final de Buscando a Forrester, en consonancia con El Nombre de la Rosa, el amigo/discípulo Jamal/Adso tendrá que escribir algo hondo para probar que las lecciones del amigo/maestro no fueron en vano. Adso escribe en su vejez la historia de los crímenes del monasterio medieval que desvelaron las habilidades de su tutor William; Jamal está listo para escribir el prólogo de la segunda y última novela de William Forrester, quien como su calco medieval se despide del mundo dejando una honda huella cultural en los vivos. 
Fin del experimento interpretativo.                   
 
III
Romper el hielo educativo con el Pico de los valores  
Gus Van Sant, dotado cineasta estadounidense (nacido en 1952 y ganador de Cannes 2003 por la cinta Elephant) teje en Finding Forrester una descripción cultural de instituciones educativas que necesitan aire fresco, a la manera de La sociedad de los poetas muertos (Peter Weir, 1989), y traza un camino de formación mutua entre adulto y joven, del tipo Perfume de mujer (Dino Risi, 1975; Martin Brest, remake de 1992).  
Dejaré la hermenéutica extravagante a un lado, para centrarme en los valores que -desde mi visión y análisis- transmite la cinta a través de Forrester y Jamal. Un elemento clave –de teoría estructuralista- lleva a dividir los valores en pares, y esto haré a continuación, aunque debe advertirse que esta decisión interpretativa resulta una entre varias posibles, como constaté en varios cursos de capacitación docente donde esta cinta fue seleccionada para dinámicas grupales. Cada maestro puede encontrar otros elementos que –desde su biografía y formación- resulten significativos.  
* Valor personal, libertad/intimidad: Jamal es libre en sus libros. La primera toma significativa de la cinta son los libros apilados a un lado de su cama, con predominio de James Joyce y el entrañable Retrato del artista adolescente. Su intimidad literaria no la comparte con sus amigos basquetboleros; Forrester, literato lauredo (aunque eso no lo sabemos al principio), preserva su intimidad en el anonimato y oscuridad de su departamento del Bronx. Así se siente libre de su pasado (que conoceremos poco a poco) y de la mediocridad humana. 
* Valor social, confianza/tiempo. Jamal y Forrester entran en una dinámica de acciones que generan confianza a través del tiempo. Jamal irrumpe en el departamento de Forrester para cumplir un reto de sus amigos. Es sorprendido y en la huída olvida su mochila, con cuadernos repletos de apuntes literarios. Es significativo que ninguno de los dos quisiera agredir al otro en ese primer ‘encuentro’: habla de su calidad humana, a contracorriente del estereotipo (el salvaje Nueva York y la jungla del Bronx). Poco a poco, Forrester y Jamal comparten espacios físicos y emocionales a través del puente de la escritura. 
* Valor estético, curiosidad/creatividad. La curiosidad de Jamal y sus amigos por un sujeto blanco con binoculares (que los observa jugar), los incita a descifrar el misterio: ¿quién es?, ¿qué hace?, ¿de dónde viene? Y al revés: la curiosidad de Forrester se desata por la belleza encontrada en los cuadernos de Jamal (‘pensamientos constipados’ es el título de los apuntes). Ambos miran zonas de creatividad que no creían posibles en el otro, y eso genera la comunión artística. 
* Valor social/personal, respeto/voluntad. En la interacción humana, el respeto es fundamental. Pero no una noción de respeto como apariencia cultural, sino producida por la sensibilidad humana ante los problemas. La voluntad de Jamal es simétrica a la de Forrester: quieren saber los porqués de la vida, y eligen cuidadosamente sus preguntas, no por mera ciencia sino por amor a la vida.
* Valor estético/personal, extrañeza/soledad. La extrañeza es el asombro del ser humano frente al mundo. Forrester se fascina con los cuadernos del muchacho afroamericano y llega a la confesión de la tragedia que desbarató su vida personal y artística (muerte de su hermano y de sus padres en un lapso de 5 meses). Jamal se fascina con la sabiduría del viejo de la habitación oscura y llega a la rebeldía que le puede costar perder su beca de estudios en Maylor College, rebeldía dirigida contra un orden cultural que todo lo mide desde el poder adquisitivo de los sujetos. Ambos, situados en la soledad del artista, padecen también la soledad de la persona. La estética de la soledad es altamente cognitiva en este caso. 
* Valor existencial, formación/metamorfosis. La vida es formadora, por definición. Y si no te formas, te deformas. Forrester envejece en el día de la absurda muerte en accidente automovilístico de su hermano, un querido y beisbolero hermano que había sobrevivido a la Segunda Guerra Mundial; Forrester rejuvenece cuando, apretando los dientes, se lo confiesa a Jamal justo en la loma de pitcheo del mítico Yankee Stadium, iluminado sólo para ellos por cortesía del hermano mayor de Jamal, encargado del estacionamiento del estadio yanqui. Un hermano no perdido contra el hermano perdido del pasado hecho añicos en sala de hospital, mientras una enfermera le decía a Forrester lo mucho que disfrutó la lectura de su novela Avalon landing. El arte impotente ante la vida que se va. Jamal se forma en la escritura con Forrester (‘escribe con el corazón; luego, reescribe con la cabeza’), en el duelo con su profesor Robert Crawford (es acusado injustamente de plagio y resiste la tanda de citas literarias que le recetan, avergonzando a Crawford en plena clase) y en el básquet, con derrotas que son victorias (si gana en el básquet, mantiene la beca literaria). La metamorfosis es el resultado de la formación: no puedes ser el mismo tras pasar por situaciones críticas. Y si se trata de educación, metamorfosis implica luchar contra las apariencias.
* Valor existencial, lealtad/comunión. Aquí no hay obligación, sino coherencia y cariño genuino, por encima del carnet de reglas sociales. Jamal es rescatado por Forrester a pesar de romper una regla aceptada por ambos al comienzo de su acercamiento: “Lo escrito dentro de la habitación se queda en la habitación”. Jamal saca el texto ‘Una temporada de la fe perfecta’, hecho como variante personal a un texto de Forrester publicado en el New Yorker. Lo lleva a un concurso de composición literaria promovido por Crawford, quien descubre la sombra de Forrester detrás de las cuartillas de Jamal. Acorralado, Jamal guarda silencio ante la presión académica y resguarda la intimidad de Forrester (‘nunca dirás nada a nadie sobre mí. Es un trato’.), aunque eso lo condene (¿obtuvo el permiso del escritor?, le preguntan, y no suelta prenda). Esto detona el solidario desenlace, sorpresiva lectura pública de Forrester a un texto de Jamal (sancionado con silencio), que es la metamorfosis final de ambos, además del hundimiento simbólico de Crawford.        
Pregunta final: ¿quién dice que el arte no ayuda a la reflexión educativa?