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Pandemia/ Urgente mejorar programas de bioseguridad: Garibay

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 *Valioso, el plasma de las personas que sanan de COVID-19

*Se tienen que vencer fuertes intereses de los laboratorios privados
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
 
México requiere mejorar y aplicar de manera firme sus medidas de bioseguridad, porque cuando se flexibilizan las consecuencias son desastrosas y se pone en riesgo a toda la población, afirma el médico veterinario Miguel Garibay Solorio, experimentado asesor y asistente en las granjas porcinas de La Piedad, Michoacán, una de las zonas pecuarias más importantes del país.
En diálogo con Presente, el doctor Garibay Solorio perteneciente a la generación de la UNAM 1958-1962 –“mis maestros fueron los pioneros en la lucha contra la fiebre aftosa y la elaboración de la vacuna”-, sostiene que la actual pandemia nos obliga a “retornar al origen de la medicina” y al mismo tiempo impulsar en el país una capacidad propia de investigación tecnológica.
Recordemos señala que la FAO “sigue considerando que existe una sola salud para los animales, el hombre y el medio ambiente, al tiempo que reconoce que el 75 por ciento de las infecciones que afectan a la humanidad tiene origen animal”.
Tras advertir que los suyas solo “son los puntos de vista de un médico de provincia, pero con un fundamento en lo que hemos probado y resuelto nuestros propios problemas” refiere que “repasando los estudios primarios en mi profesión observo que el gran sabio de la ciencia Luis Pasteur desarrolló la teoría germinal, acabando con el mito de la generación espontánea de las enfermedades”.
Explica que “los gérmenes causantes de la enfermedad, cuando los inactivamos o modificamos pueden usarse como vacuna; así lo hizo para combatir la rabia. Y dijo Pasteur: la medicina es la ciencia que cura al hombre, pero la veterinaria es la ciencia que protege la humanidad”. 
No resulta casual que actualmente en Alemania es un médico veterinario, el epidemiólogo Lothar Wieler quien encabeza la estrategia de contención de la pandemia. 
 
CONTROL DE INGRESOS
 
Reflexiona Garibay Solorio que en México, como en muchos países “fallaron las medidas de bioseguridad; no se cumplieron los controles en el ingreso a nuestro territorio de personas potencialmente riesgosas y tampoco las medidas estrictas sanitarias de cuarentena para tener el seguimiento de los individuos que ingresaron”.
Con la experiencia que le da el trabajo en las pequeñas, pero valiosas granjas porcícolas en Michoacán, comenta: “los método de control los usamos con mucha frecuencia en la prevención de enfermedades contagiosas. Primero evitamos el ingreso y la circulación de personas, objetos y animales a una unidad de producción. Si es indispensable que entren debe ser vigiladas cumpliendo estrictos controles sanitarios. Tenemos una zona sucia para dejar la ropa de fuera, el baño para eliminar gérmenes y a partir del baño la utilización de ropa propia de la granja a la que se va a ingresar”.
Esta misma condición –señala- “se debe aplicar cuando el persona que sale de la unidad de producción. Se debe cumplir con el principio de no contaminar y no ser contaminado. Ahí estriba el control sanitario. Cuando se rompe este control de bioseguridad ocurren fracasos tremendos que ponen en riesgo la continuidad de las empresas. Es lo que me parece ocurrió en mi país”.
No oculta su preocupación por la circunstancia actual y considera que requerimos “controles de bioseguridad por región, por estado, por municipio, en comunidades. Hay que irse protegiendo en escala y no interesarnos sólo en lo macro. Es necesario reducir los costos humanos, financieros y sociales”.
 
UNA LABOR DE INVESTIGACIÓN
 
Comparte su experiencia: “nosotros como médicos veterinarios seguido tenemos brotes de enfermedades infecciosas y no podemos diagnosticar rápido de qué se trata. Si esperamos aislados, en provincia, fracasamos como médicos. Por eso agarramos órganos de los animales muertos por la enfermedad, los maceramos, los inactivamos o sea debilitamos el germen y producimos un autovacuna. No será excelente pero nos ayuda. No contamos con más elementos que nuestra manera de pensar y le ponemos mucho coraje, mucho corazón, lo hacemos con las manos; resolvemos los propios problemas logramos la salud”.
Refiere que uno de los grandes problemas para desarrollar vacunas, capacidad en la que México fue líder hasta los años noventa, son los grandes intereses farmacéuticos a los que sólo les preocupa las ganancias y no la salud de la humanidad. Esto mismo él lo vivió cuando intentó su propio laboratorio de medicamentos veterinarios pero le fue cerrado en una connivencia entre particulares y autoridades. 
En aquel tiempo “empezamos a elaborar el plasma porcino, que tiene la característica de que ahí están los anticuerpos para todas las enfermedades, ahí en la sangre. Lo hicimos contra la fiebre porcina clásica, en el suero con  anticuerpos lo inoculábamos a los animales. Este plasma nos servía para la prevención de la misma enfermedad”.
¿Qué relación tiene con la situación actual? El médico veterinario considera que “en este momento las autoridades sanitarias bloquearon un poquito de las pruebas rápidas para detectar la enfermedad del COVID-19, pero siento que le van a dar mucha difusión no para detectar el virus sino los anticuerpos. Si las personas que enferman se recuperan esto quiere decir que tienen un alto contenido de anticuerpos, se sangra, se obtiene el plasma y se aplica a un sector muy reducido”.
Se lamenta que los médicos veterinarios no sean bien vistos por los médicos alópatas y por las instituciones: “nos ven como de segunda, nosotros sí tenemos nuestros protocolos de bioseguridad y respetamos estrictamente en cada unidad de producción. Si falla nuestro programa ponemos en riesgo la granja, fracasamos como zootecnistas, no cumplimos con nuestro objetivo”. 
Tenemos ciertos recursos muy limitados y los echamos a andar rápido con suero de animales recuperados esos son valiosísimos como en este momento los individuos que se recuperaron de la enfermedad porque su sangre cuentan con anticuerpos capaces de bloquear al Covid 19”. 
Concluye que con los actuales adelantos tecnológicos el desarrollo de una vacuna debe ser rápido, sólo que –advierte- “a pesar de que nos urge para disminuir la terrible contagio, aunque ninguna vacuna protege al cien por ciento, debemos exigir que no sea condicionada y bloqueada por otras potencias económicas en esta que parece una guerra comercial. Existe el riesgo de que con el pretexto de cumplir con protocolos internacionales en realidad nuestros países sean sometidos acuerdos comerciales estratégicos con fines de lucro o de poder. Pero lo que está en juego son vidas humanas”.
 
 

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