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La vida está en otra parte

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 Erasmo Marín Villegas*

 
 
Si está en juego nuestra supervivencia, tenemos una responsabilidad básica para con nuestra especie: aventurarnos hacia otros mundos./Carl Sagan, Científico
 
Un día después, cuando el caos por el Coronavirus (Covid-19) haya cesado, en los hospitales replicarán campanas anunciando que los pacientes regresan sanos a casa; creyentes de diversas religiones se dirán convencidos que la fe y la oración fueron el escudo que salvó a la humanidad; los gobiernos, en sus bitácoras, subrayarán las decisiones acertadas y encenderán luces multicolores en señal de triunfo.
 
Pero en el otro lado del muro los lamentos no habrán cesado. La “clase especial”, esa que se sintió vulnerable, a la que el miedo hizo pensar en la palabra muerte, que se percató de que las bardas perimetrales ya no son seguras y que el personal a su servicio también es una amenaza “potencial” a su salud; ya no vivirá más tranquila. Esa clase sabrá ahora que el dinero no los hace inmunes.
 
La tercera actitud del hombre, según el filósofo polaco Zigmund Bauman, es la de cazador. Ésta refiere que al individuo no le interesa la totalidad sino exclusivamente los resultados de sus partidas de caza, “si un territorio de caza particular se vuelve poco provechoso como consecuencia de esta actividad, simplemente se traslada a otro lugar, y luego nuevamente a otro donde pueda encontrar mejores condiciones para la cacería”.
 
Hoy la sociedad tecnológica busca nuevos territorios habitables. En ello trabajan naciones como Japón, Rusia y Estados Unidos, que aceleran sus proyectos espaciales para ofrecer alternativas de confort y vida saludable.
 
En 2016, los astronautas Scott Kelly, Kjell Lindgren y Kimiya, mostraron los resultados del cultivo de verduras in situ desde una estación espacial, entre ellos lechuga, col china, tomate y rábano. Si todo marcha, esas colonias espaciales se harán sustentables o menos dependientes de la Tierra.
 
Empresarios como Jeff Bezos (director ejecutivo de Amazon), Elon Musk (propietario de Tesla Motors ) y Richard Branson (multimillonario inglés), desarrollan la tecnología para hacer habitable la Luna o el planeta Marte, e instalar en el espacio complejos viviendísticos para familias que buscan migrar del globo terráqueo.
 
Usando las bondades de la inteligencia artificial, la nanotecnología y la biotecnología, las naves espaciales podrán funcionar con energía solar y nuevas tecnologías con batería de litio, mientras que la alimentación llegaría a través de puentes de suministro con cohetes reutilizables.
 
Los avances en el campo de la terapia genética -que permite la modificación de los códigos de vida- servirían igual para darles certeza a los inquilinos de la Vía Láctea. Recientemente, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó la Luxturna (voretigene neparvovec- rzyl), una nueva terapia genética para tratar a niños y adultos con un tipo hereditario de pérdida de la visión que puede causar ceguera.
 
Los colonos de la órbita también tendrían derecho a un aprendizaje escolar de calidad, a comida orgánica, prácticas deportivas, medicina preventiva, convivencia familiar y tecnología para la educación, trabajo y entretenimiento.
 
Instalados en el espacio reservado para los satélites de telecomunicaciones, los nuevos habitantes del espacio contarán con telescopios para admirar la belleza del planeta Tierra, las estrellas, la Luna y el sol.
 
“He estado en una silla de ruedas por casi cuatro décadas y la oportunidad de flotar libre en gravedad cero será grandiosa”, refirió el astrofísico inglés Stephen Hawking cuando Peter Diamandis, fundador de la compañía XPrize, le brindó la posibilidad de esa experiencia. “Fue asombroso; espacio allá voy”, dijo luego de su aventura.
 
A corto plazo, la humanidad podría emprender una nueva aventura espacial, pero esta vez de manera definitiva.
 
¿Quiénes serán los dueños de esos departamentos satelitales? Los candidatos más naturales son los jóvenes chinos que viajan a París para renovar su guardarropa, bolsas, zapatos y perfumes de diseñador en la exclusiva  Avenue des Champs Élysées; los árabes y rusos que van por el mundo adquiriendo equipos de fútbol en la liga inglesa, italiana y española; los deportistas con contratos millonarios en el fútbol, béisbol o básquetbol; los magnates de los medios digitales; los artistas multimedia y, desde luego, los políticos que a su paso por la administración pública se vuelven millonarios.
 
Para entonces, los publicistas usarán frases como “olvídese de temblores, huracanes, pandemias, explosiones radioactivas, ataques terroristas o el crimen organizado”.
 
La vida está en otra parte; ni tan cerca del Sol ni tan lejos de la Tierra. Los humanos provienen de partículas de estrellas; regresemos a nuestro origen.
 
 

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