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Home Escala Crítica No basta la alfabetización, hay que saber leer; acortar la brecha de la desigualdad

No basta la alfabetización, hay que saber leer; acortar la brecha de la desigualdad

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 Escala Crítica/Dairio Presente, Avance, Horay20noticias, Ventanasur

 
*Un desafío de vida y sobrevivencia, lecturas de necesidad y placer 
*No comprenden los textos 35 de cada cien; a construir un hábito
*Una herramienta de identificación, comprensión, integración 
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
LEER para vivir, es la campaña que han iniciado los diarios Presente, Avance y El Sol del Sureste. Podría parecer un exceso expresar que se necesita leer para vivir, sin embargo las experiencias cotidianas nos muestran la importancia de “saber descifrar signos”. Es fundamental la alfabetización básica, pero no basta. Estoy convencido, como también nos lo indican nuestros conocidos, que la lectura es factor determinante en la movilidad social, y en una mejor calidad de vida.
Recuerdo estar a la orilla de la carretera. Una pareja de campesinos aguarda y ve pasar uno, dos, tres camiones de pasajeros. La mujer rompe su timidez: “Señor, ¿ese camión va para Tlacolula?” Habían pasado varia unidades de transporte, pero no sabían leer. Les sugerí que se guiaran por el color de las unidades. Hicimos la parada a uno de los vehículos y pudieron abordar. ¿Se nos pasa el tren de la vida por no saber leer?
Ocurre que una persona recibe la receta de un médico, o acude a adquirir algún producto envasado en un comercio cualquiera. O adquiere una golosina para sus hijos. Su impedimento no le permite conocer los ingredientes, la fecha de caducidad, etcétera. Ya no se diga la firma de un contrato, la adquisición de un compromiso por escrito.
Hablamos de lo básico, es cierto. 
 
EL ENGAÑO ESTADÍSTICO
 
LAS CIFRAS de la Secretaría de Educación refieren que en México el 96.2 % de las personas sabe leer y escribir. Esto es, que sólo nos faltan cuatro décimas para declarar al país libre de analfabetismo. Una bandera blanca no espera. Pero también una desilusión.
Escribió Alejandro I. López en al portal Cultura Colectiva: “En 2018, un estudio elaborado por el Centro Kumon, determinó que más del 34 % de estudiantes en México de nivel medio y superior no comprende lo que lee. Tal conclusión fue arrojada después de analizar los resultados nacionales del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes, (PISA por sus siglas en inglés) que mide el rendimiento de los alumnos en distintas áreas, entre ellas la habilidad lectora”.
Se habla de analfabetismo funcional como la incapacidad de una persona para utilizar lo aprendido en lectura, escritura y cálculo de forma eficiente en la vida cotidiana.
Para la UNESCO, institución de la ONU para la educación, la ciencia y la cultura, hay un “efecto multiplicador” de la alfabetización porque “empodera a los pueblos, les permite participar plenamente en la sociedad y contribuye a mejorar la calidad de los medios de subsistencia”.
Pero va mucho más allá, saber leer y escribir con calidad, no sólo impulsa el desarrollo personal y colectivo, permite también acceder a una herramienta de “identificación, comprensión, interpretación, creación y comunicación en un mundo cada vez más digitalizado, basado en textos, rico en información y en rápida mutación”.
Hay en el planeta unos 773 millones de jóvenes y adultos que “no saben aún leer ni escribir y 250 millones de niños no consiguen adquirir las capacidades básicas de cálculo y lectoescritura”, según el organismo mundial. Las carencias de este tipo son factor de exclusión y ensanchan la brecha de la desigualdad.  
 
SE VIVE MÁS DE UNA VIDA
 
UN ESTUDIO internacional indica que el país en el que más horas le dedica la población a la lectura es India, China y Tailandia, con nueve horas en promedio a la semana.  No parece casual que estas naciones hayan avanzado en su grado de desarrollo. Podemos discutir este concepto y las medidas de tiempo. Los mexicanos ocupamos el lugar 24 de 30 en América Latina.
Pero hay otro grupo de naciones que son ejemplo de calidad de vida y de lectura: Finlandia registra un promedio de lectura de 47 libros al año por habitante, en Islandia 40 libros.
Desde los primeros años de la Revolución Mexicana allá por 1920, José Vasconcelos soñó con un país de lectores. Años con año, sexenio tras sexenio, se invirtieron enormes recursos –a veces más  otros menos- para fomentar la lectura. Las más recientes estadísticas del INEGI revelan que tenemos en el país cada vez menos lectores. Es necesario frenar este retroceso. Se necesita imaginación y solidaridad. Se necesita intentarlo. 
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