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Home Escala Crítica Luis Echeverría, su fallecimiento: abuso de poder y desolación republicana

Luis Echeverría, su fallecimiento: abuso de poder y desolación republicana

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 Escala Crítica/Diario Presente, Ventanasur, Horay20noticias, Avance

                   
* Tiempo desarticulado: historia, moldeada -y torcida- por individuos    
* Comparación LEA-AMLO: diferencias evidentes; otros tiempos
* LEA: despedidas con desolación republicana, claroscuros del poder
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
La muerte de personas prominentes actúa como corte de caja histórico. Con un límite: atenuar el juicio por razones de decoro. No se trata tampoco de ignorar que en casos de abuso del poder sigue prevaleciendo la impunidad; casos inclusive catalogados de genocidio quedan en el limbo. El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que “es asunto institucional” su pésame por la muerte de Luis Echeverría Álvarez, acaecida el viernes 8 de julio. 
Críticos de AMLO se quejaron porque no usó la cuenta oficial de Presidencia. Otros cuestionaron esas condolencias pues, en su óptica, “Echeverría es impresentable”. 
Hubo quienes revivieron la comparación LEA-AMLO. Como acostumbra, AMLO fue directo: “de inmediato empezó el conservadurismo rancio, de mala fe, de malas entrañas, a decir ‘Echeverría y López Obrador’. Yo estaba estudiando cuando gobernó Echeverría (…). Pero los conservadores inmediatamente buscan la relación, para dañar”. Luego zanjó la cuestión: “la historia pondrá a cada quien en su sitio”.
 
HISTORIA Y ACCIÓN HUMANA  
 
VARIOS pensadores refieren la dirección autónoma que muestra la historia. Como si la historia se hiciera sin voluntad humana. Otros filósofos, siguiendo al alemán George WF Hegel (siglo XIX) plantean que la historia tiene dirección imparable hacia el progreso. “Es la locomotora de la historia”, ironizó Milan Kundera. 
Pero la historia reacciona a voluntades humanas. No es la historia que se escribe solita; no es el sistema político una sociedad anónima. La acción humana que actúa en circunstancias determinadas, produce vuelcos de la historia. En este sentido, nada más diferente que las trayectorias políticas de Echeverría y AMLO; como las de cualquier otro actor público en el que puede haber coincidencias pero también notables diferencias.                    
 
VEREDICTOS CON MEMORIA 
 
ANTE la seguidilla de notas que forman cascada mediática sobre el parecido entre Echeverría y López Obrador, hay que recurrir a la hemeroteca y argumentar. 
El 17 de enero pasado, en el cumpleaños 100 de Luis Echeverría, publicamos: la comparación más frecuente LEA-AMLO tiene que ver con el lenguaje. Se insiste en el “monopolio de la palabra” y “soliloquios interminables”. Es la forma. Echeverría secuestraba el micrófono en informes presidenciales de 5 a 7 horas. Sin embargo -porque quizás no lo necesitó- LEA no tuvo estrategia de comunicación frecuente, como lo hace AMLO en conferencias diarias.
En cuanto al fondo, el lenguaje de AMLO no tiene nada que ver con los galimatías de LEA, quien no era comprendido por la ciudadanía, salvo en contradicciones que se convirtieron en clichés cantinflescos. En el lenguaje se encuentra “el estilo personal de gobernar”.
 
PERFILES LEJANOS
 
SE REVISAN perfiles biográficos, con diferencias notables.   
Documentación desclasificada en EEUU ubicó a Echeverría como informante de la CIA. Mitología o realidad, esto nunca se diría de López Obrador.  
Para la historia, LEA aparece como represor. ¿Imagina el lector a AMLO en ese papel?; LEA fue gobernante sin control económico, que disparó la inflación y devaluó el peso luego de 4 décadas de estabilidad; AMLO mantiene la estabilidad macroeconómica.
LEA llegó a la presidencia huérfano de legitimidad, miembro de un sistema político agrietado por la herida del 68 estudiantil; AMLO llegó con legitimidad de trayectoria y urnas. 
Echeverría, con impostada disciplina de trabajo como secretario de Gobernación (1964-1969), ganó la simpatía del presidente Gustavo Díaz Ordaz en pleno estallido estudiantil. Después, Echeverría en campaña pidió un minuto de silencio en la Universidad Nicolaíta (Michoacán) “por los muertos de Tlatelolco”. La versión de Echeverría incluye una precisión: “a los cinco metros del estrado del que bajábamos, un muchacho muy activo, Sandoval, pegó un grito: ‘¡Un minuto de silencio por los muertos de Tlatelolco!’ Yo dije: ‘sí, un minuto de silencio por los muertos, por los estudiantes y los soldados muertos en Tlatelolco’”. Por la versión incompleta del hecho, desde Palacio Nacional lo quisieron remover. El secretario maquiavélico ganó y fue Presidente. En el juicio histórico pierde casi todo.
             
CLAROSCUROS Y SOLEDAD   
 
NO ES LO MISMO el Echeverría nacionalista que aquél que se soñó Secretario General de la ONU. No es lo mismo el Echeverría promotor de instituciones (la Universidad Autónoma Metropolitana –UAM- el Centro de Investigaciones y Desarrollo Económicos –CIDE-, INFONAVIT, organismos de atención a niños y jóvenes), que el Echeverría represor con Díaz Ordaz en el 68, y ya como Presidente marcado por el “halconazo” del 10 de junio de 1971. Un elogio merece el mandatario que recibió exiliados latinoamericanos y un tache tiene el hostigador de Excélsior.  
Un reporte de Álvaro Delgado plasmó la soledad de Echeverría en su cumpleaños 100. Nadie llegó a su domicilio en CDMX. En su funeral, se reportó algo parecido. Las dos despedidas: símbolos de la desolación; quedan cuentas pendientes. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )
 
 

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