Sociedad, prensa y poder: el futuro es (de nuevo) informar

Lunes, 14 de Febrero de 2022 00:14 Editor
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 Escala Crítica/Diario Presente, Avance, Horay20noticias, Ventanasur

* Signo de los tiempos: monarquía opinativa, los abusos
* Periodismo y modernidad: imposición de un tono agresivo  
* Retorno a lo básico: preguntar, verificar, informar            
   
Víctor M. Sámano Labastida
 
EL FUTURO del periodismo es informar. De ahí surge su legitimidad sociocultural. El ocultamiento y el rumor envilecen la función civil del periodismo. Informar, como retorno a la función básica en tiempos del imperio opinativo. Informar a través de la diversidad de plataformas y espacios, porque la prensa hoy no es solamente lo que se imprime: el periodismo virtual tiene ya presencia significativa, aunque se rige por criterios editoriales menos estrictos y alimenta la monarquía opinativa.
Informar -vale la pena aclararlo- no implica transferencia mecánica de datos. La información requiere criterios editoriales (culturales, sociales, políticos) para seleccionar y encuadrar temas. No se trata de un proceso neutro y objetivo, puesto que mucho de lo que acontece no puede (por cantidad) aparecer en un medio. Así que el hecho de seleccionar lo que se considera relevante implica una decisión social, de responsabilidad civil. No hay elecciones neutrales de temas periodísticos, pero sí debe haber una cobertura veraz y contrastada del suceso que será noticia.        
El futuro de la prensa es cuestión compleja que, sin embargo, requiere enunciaciones sencillas. Cuando las palabras se acumulan aparecen pretextos, mentiras y distorsiones. El periodista, además, sabe que numerosos actores públicos entran en juego para relacionarse con la prensa. Muchos interesados llaman a la puerta. Si hay información en juego, la decisión será periodística. Lo demás pertenece al rango ético de cada profesional. 
Por eso Julio Scherer escribió: “Al periodista lo avalan los hechos. Sin ellos está perdido”. Informar es el camino periodístico por excelencia y lo que justifica el quehacer mediático con sentido comunitario.       
 
ANATOMÍA DE LA PRENSA MODERNA
 
EL PENSADOR George Steiner define el periodismo de nuestro tiempo: “es un caldo espeso que llena cada grieta de nuestra conciencia con su trivialidad, su ética de lo desechable y su rencor”. Que el periodismo trivial “llene cada grieta de nuestra conciencia” es excesivo. Error de perspectiva que apela al mito del cuarto poder. El público lector/espectador/escucha no está indefenso frente a la información que recibe. La posibilidad de contrastar mensajes de diversos medios es otro aspecto -de la comunicación vía prensa- que olvida Steiner en el siglo XXI.
Ahora bien, Steiner -con menos estridencia- identifica la importancia social de la prensa y su funcionamiento: “No se trata de un simple oficio, no es un mero instrumento técnico que retrata y divulga hechos, no es mera empresa comercial”. El periodismo es demasiado importante y su función tan delicada socialmente, que no es prudente desentenderse de su modus operandi.         
Porque más allá de las conciencias individuales, que se rascan con sus propias uñas, hay un impacto social del periodismo. Sigue Steiner: “Se trata del definidor de lo socialmente verdadero. El periodismo es el jurado supremo que no sólo reparte veredictos de valor (eso cuenta, esto es bueno, aquello inaceptable), sino que también entrega certificados de existencia (esto es, eso está sucediendo, aquello no existe)”. 
En 1992, luego de criticar al periodismo televisivo, Carlos Monsiváis enfatizó: “De todos modos, los actores sociales deben insertar su voz en la televisión, para no convertirse en ciudadanos fantasmas. La lucha por abrir los espacios televisivos a todas las expresiones sociales, definirá el futuro democrático de México”. De la misma manera, adentrados en el siglo XXI, los espacios virtuales de información pueden visibilizar problemas sociales, si en otros espacios rige el silencio que es inexistencia.                                   
 
MÁS ALLÁ DEL PRESENTE
 
OTRO aspecto delicado sobre la prensa: ¿cómo superar las coberturas efímeras, de corto plazo? En el libro “La tiranía de la comunicación”, el investigador francés Ignacio Ramonet definió al periodismo como “instantaneísmo”. Es una instantaneidad igualadora, donde las noticias no tienen jerarquía (valor diferencial) porque pertenecen a un ciclo comercial. Apremiados por la velocidad de circulación, “el relevo constante de la noticia anestesia”, expresa Steiner. De ahí la fragilidad de los tiempos que se viven, donde lo que no es para hoy está muerto. “La democracia y el periodismo viven en el tiempo presente, sólo en el presente, apenas para él. Por eso ambos favorecen lo efímero, lo precario”. Y la monarquía opinativa en la prensa parece otro efecto de lo efímero. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )