NÚÑEZ, EL DISCURSO DEL PACTO; DEFINICIONES PARA UN CAMBIO

Lunes, 18 de Febrero de 2013 00:38 Editor
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Escala Crítica/Columna diaria
*La palabra de los políticos, desgaste y elogio desmedido
*Tomarlos en serio: comprometerlos y comprometerse
*Cuando Ratzinger dijo “ya no”; la interpretación de Villoro

Víctor M. Sámano Labastida

EL DISCURSO de los políticos tiene entre las mayorías dos destinos: se sobrevalora y todo lo que salga de la boca de quien ejerce el poder es elogiado de manera acrítica, o simplemente se desecha como palabrería, sin merecer la mínima reflexión. Un desgaste en el ejercicio de la autoridad encuentra a la población incrédula o indiferente. Después de la experiencia reciente, cuando un gobernante (Andrés Granier) pasó de la apabullante popularidad al rechazo, dotar de sentido al mensaje desde el poder no resulta fácil. Aún cuando el emisor (Arturo Núñez) haya llegado con la legitimidad obtenida en las urnas.
 

Esto viene a cuento porque en diversos actos en los que Núñez ha tomado la palabra como gobernador podemos registrar un esfuerzo y una intención para reflexionar, explicar y comunicar. No son las palabras protocolarias, sino que en ocasiones se asumen como una cátedra del politólogo, no sólo del mandatario.
Por supuesto que –ya lo mencionamos aquí en otra oportunidad- una autoridad no tiene opiniones tiene definiciones, como bien decía el sacerdote Avelino Cortés. Lo que el gobernante dice no es lo que cree, sino lo que está haciendo, lo que hizo o pretende hacer. Y por qué. Los dichos de quien tiene el poder son hechos por sí mismos.

UNO DE LOS ACTOS recientes en los que Núñez hizo una amplia exposición de sus motivos y propósitos, por lo tanto de su quehacer, fue la firma de la Agenda del Pacto por Tabasco. Muy pronto sabremos la trascendencia del citado documento; si quienes lo suscribieron –incluido el gobernador- están comprometidos con las implicaciones que tiene erradicar “los vicios del pasado”. 
A una semana de firmada la Agenda del Pacto resulta pertinente no dejar que aquel suceso se pierda entre las noticias del día o las declaraciones coyunturales. Todavía más, la “construcción de la ciudadanía”, la verdadera participación ciudadana en las decisiones y acciones de la clase política pasa por una presencia vigilante del cumplimiento de los compromisos como el anunciado. El cambio por el que se votó debe significar abandonar la pasividad, dejar de ser sólo receptores para ser actores.
Claro que aún falta la integración del Plan Estatal de Desarrollo, ocasión en la que se deben multiplicar los foros, las mesas, los diálogos, las consultas. Debe ser la democracia en la práctica, no sólo en los discursos.
Dijo Arturo Núñez –en un discurso que recuperó e hiso circular el fin de semana la Coordinación de Comunicación Social- que “los partidos políticos no agotan toda la representación social”, lo cual es evidente. Hay muchas otras representaciones que pueden legal y legítimamente reclamarse como interlocutores del gobierno. Los partidos, sin embargo, son los que tienen presencia en el Poder Legislativo y cuentan con recursos públicos para organizarse y organizar a la sociedad. De ahí la importancia de su presencia en el Pacto.
Recordó el mandatario que en otras ocasiones ha mencionado el “bono democrático”, mismo que –aclaró- no es un bono sólo para el gobernante sino una oportunidad “que nos dábamos todos los tabasqueños, a nosotros mismos para replantear nuestra vida pública, política institucional”.
Insistió en su propósito de ratificar en los hechos “la voluntad democrática de un gobierno surgido de una opción partidista diferente a la que gobernaba, pero que convoca a todos”.

UN BONO Y UN PROPÓSITO

HAY AQUÍ DOS conceptos sobre los que me detengo brevemente: el bono democrático, entendido como una oportunidad construida por el voto por la alternancia pero también por el cambio de viejas (y dañinas) prácticas. Es una oportunidad legitimada no sólo con un voto mayoritario, sino también porque quien gana viene de la oposición y esto permite dejar de lado el reclamo del fraude. Sería absurdo suponer que quien tuvo el poder hizo fraude para perder. Un punto a favor de la oposición.
El otro concepto expresado por Núñez y que quizá sea el más difícil de comprender y poner en práctica es el del gobierno plural. ¿Cómo –se preguntan muchos- una coalición y un candidato que llegaron al poder con una oferta distinta y opuesta pueden lograr que quienes antes gobernaban se sumen al cambio?
Más aún si consideramos que este cambio implicará necesariamente la pérdida de antiguos privilegios y la afectación a los llamados grupos fácticos (monopolios sindicales, políticos, económicos).
“Vamos a tener turbulencias en el camino”, dijo Núñez a los dirigentes de los siete partidos políticos, a los legisladores y a los alcaldes. Se refería a varios factores de inquietud: uno, a la necesaria acción penal y administrativa en contra de quienes desviaron dinero público; otra a la lógica competencia político-partidista. No lo expresó, pero las tensiones partidistas no sólo serán entre su gobierno y el PRI, sino también al interior de la coalición que lo postuló.
Quien suponga que el cambio es el advenimiento del paraíso sin esfuerzo, se equivoca. Lo dijo el propio Núñez: el saneamiento de las finanzas públicas “va a implicar medidas duras para racionalizar el gasto, para acrecentar los ingresos, para reestructurar la deuda” y replantear el uso de los recursos. El gobierno requerirá de “fuentes alternas de ingreso”, de dónde vendrán. ¿De nuevos impuestos?  
Otra interrogante: ¿están preparadas las nuevas autoridades para nuevas y mejores prácticas?

EL PODER Y LA GLORIA

EL RECONOCIDO escritor Juan Villoro publicó el viernes (Reforma, 15/II/2013) un interesante texto a propósito de la renuncia de Joseph Ratzinger a seguir siendo Benedicto XVI. Las líneas de Villoro contienen también reflexiones sobre el poder. ¿Qué otra cosa es la religión institucionalizada sino otra manera de ejercer el poder?
Cito algunas frases de Villoro. Éstas seguramente invitarán a buscarles más de un sentido:
“En una época en que ocupar un cargo parece un mérito en sí mismo, Benedicto XVI renunció a un puesto vitalicio”.
“Más allá de esta estadística, sorprende que en un entorno determinado por el dogma y el rito, se abra paso la razón crítica”.
“Con calculado énfasis, el Papa declaró que no se va por motivos de salud, sino por cansancio e impotencia ante una institución "devastada por jabalíes".
“Las intrigas lo arrinconaron pero se rindió ante su conciencia”.
“El Papa conoce los problemas pero no puede resolverlos”.
“Benedicto XVI fracasó como mandatario de un Estado urgido de reestructuración y sanciones ejemplares. Pero no quiso fracasar como católico”.
“El hombre que fue Benedicto XVI reconoció sus limitaciones como un acto de fe”.
Comento: en política no se esperan actos de fe, pero sí de congruencia. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )
 

Última actualización el Lunes, 18 de Febrero de 2013 15:02