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Home Escala Crítica EL PERIODISMO, CRISIS SOCIAL, RIESGO Y LAS RESPONSABILIDADES PÚBLICAS

EL PERIODISMO, CRISIS SOCIAL, RIESGO Y LAS RESPONSABILIDADES PÚBLICAS

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 Escala Crítica/Columna diaria

Víctor M. Sámano Labastida
*Tiempos difíciles para el trabajo del reporteo y del análisis
* El futuro del periodismo según Kapuscinski; no, al cinismo
* Racionalidad y ética, al servicio de la empatía; filtraciones
 
HASTA hace unas semanas, el tema central de los riesgos para el periodismo se ocupaba de la inseguridad en la cobertura de los asuntos relacionados con el crimen organizado. Antes el terreno fangosos era –y lo sigue siendo- la permanente mirada crítica sobre la acción de los gobiernos. En fechas recientes la actividad de los comunicadores mexicanos tiene un nuevo enemigo: la inestabilidad social. Los periodistas quedan entre dos fuegos: las palizas de la policía o la agresión de los manifestantes inconformes por los tipos de cobertura.
Los lamentables sucesos de Iguala , Guerrero, han sido también pretexto para varios excesos. No sólo de parte de las fuerzas de seguridad sino de grupos que se dicen motivados a respaldar a las víctimas, como es el caso del centenar de periodistas retenidos o secuestrados por el denominado Movimiento Popular de Guerrero en Tlapa, también en tierras guerrerenses. La queja fue interpuesta ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos y la denuncia ante la Procuraduría general.
Los comunicadores secuestrados temporalmente participaban en la entrega de un premio de periodismo. Fueron sometidos a un “juicio popular”, por quienes se dijeron ofendidos o molestos por la información y opinión publicada. 
 
LOS DÍAS QUE CORREN
EN MÉXICO, entre la protesta ciudadana y la represión gubernamental, obligan a pensar en el futuro del periodismo. Ese futuro en buena medida ya es presente actuante, con sus propios retos. Aquí he seguido las reflexiones del periodista polaco Riszard Kapuscinski en el libro Los cínicos no sirven para este oficio (Anagrama, 2003), que resulta una magistral lección de ética social.        
EL PERIODISMO NO FUNCIONA CON CÍNICOS. Tiene razón Kapuscinski, con una salvedad: los cínicos ejercen un periodismo oportunista, de ventanilla fría y complicidad caliente. Flaco periodismo, aunque visible socialmente. Por ello, cuando Kapuscinski dice "los cínicos no sirven para este oficio", debe precisarse a qué tipo de periodismo se refiere. Desgraciadamente, hay desiguales formas de ejercer el periodismo, lo mismo que diversas formas para estimular cierto tipo de periodismo desde el poder. En la línea ética del oficio, Kapuscinski se refiere al periodismo de función social clara, con empatía ciudadana y no aristocrática. En ese tipo de periodismo -con veracidad sin grietas-  los cínicos no tienen cabida. 
El periodismo como ejercicio de racionalidad y ética, conduce a la pregunta: ¿por qué se miente desde los medios de comunicación? Respuesta en tres vías: por torpeza, por ignorancia, o por insuficiencia de investigación. Esta respuesta triple apela todavía al carácter racional de los actores, que por una deficiencia ‘técnica’, diríase, no logran cumplir el objetivo que se habían propuesto: informar sin ocultar o tergiversar datos. Hay otra respuesta más inquietante: que quienes informan con engaños lo hagan porque responden a intereses diversos, que se insertan dentro de un marco sociocultural más amplio y rapaz. Se precisa otro deslinde ético y racional: todos los ciudadanos tenemos intereses de diverso grado. Lo negativo no es tenerlos. Lo negativo es que ocultemos tenerlos y así saquemos provecho de una enunciación engañosa. La ética en el periodismo es y será fundamental porque lo que se informa en los medios afecta a multitud de individuos; y muchos no llegan a saber de qué va el juego de la comunicación que los excluyó del (más amplio) juego social.               
EMPATÍA Y FILTRACIÓN
La apuesta por un periodismo como visión cultural de los desposeídos ha sido vital, pero no como mera solidaridad panfletaria. Ese no es el punto que interesa a Kapuscinski del periodismo y su práctica. Los panfletos son desahogos cargados de lugarses comunes. Interesa el periodismo con empatía hacia los desfavorecidos, sí, pero como disección precisa de lo real: “Cuando tengo que escribir algo con lo que jamás he estado en contacto directo, me siento inseguro. (…) Enfrentarme a la existencia física de algo es esencial para mí”. Esto tendría que colocarse con letras grandes en cualquier sala de redacción. 
También, Kapuscinski apuesta por un periodismo sin filtraciones. Un deporte nacional en México es la filtración. Ningún medio la cuestiona porque tarde o temprano se practica. Hay excepciones, pero son eso. La filtración funciona como una pedrada lanzada desde la oscuridad: el anonimato como hábitat. Por supuesto, no son incorrectas las precauciones periodísticas ante declaraciones que ponen en riesgo a personas que aportan información valiosa sobre temas delicados: un secuestro, la localización del miembro de un cártel, un funcionario poderoso y corrupto. El problema de la filtración es otro: resulta incorrecta porque el medio se convierte en fuente (punto de partida de la información), no en lo que debe ser: medio. La filtración goza de cabal salud, pero no es sana para el futuro del periodismo.   
NO ES SÓLO TECNOLOGÍA
En el siglo XXI, la tecnología se pasea como reina. No es realista cancelar el mundo tecnológico, que invade cada vez más al periodismo. Nos movemos en la tecnología, punto de partida de cualquier periodismo que quiera describir la complejidad del mundo. Debe reflexionarse, entonces, cuáles son nuestras posibilidades existenciales en un mundo que hace de la tecnología el escenario que acompaña a lo humano. El periodismo necesita pensar críticamente la tecnología: pros y contras de los aparatitos que son ilusión por un lado y capacidad de verificación por el otro. En alguna ocasión planteó el intelectual checo Vlacav Havel que “la razón tecnológica no ha evolucionado de la misma manera que la razón ética”. Se han disuelto en un escenario utilitarista, y el periodismo no ha escapado a ese dilema de ritmo que causa gran confusión: los valores han dado paso a los precios y la productividad. Distinción crucial: antes, las actividades humanas se medían a través de virtudes y valores; ahora, se miden a través del dinero. De lo cualitativo a lo cuantitativo, el cambio de paradigma ha rebotado hacia el periodismo, donde se confunden las cifras con sus interpretaciones. Y la tecnología ayuda, pero abarata la reflexión. La tecnología es ineludible en el periodismo, pero no sustituye la mirada del periodista sobre los hechos. 
Claro, mientas tanto los periodistas mexicanos deben cuidarse del mazo que esgrime la policía o el que esgrimen quienes se disfrazan de justicieros.  ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla
 
 

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