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Home Escala Crítica POBREZA Y DEVALUACIÓN DEL TRABAJO; UNA REFLEXIÓN PARA EL NUEVO AÑO

POBREZA Y DEVALUACIÓN DEL TRABAJO; UNA REFLEXIÓN PARA EL NUEVO AÑO

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 Escala Crítica/Columna diaria

Por Víctor M. Sámano Labastida
* Irracionalidad del sistema económico: pobreza de la riqueza
* Muchas chambas, poca paga; otra expresión del esclavismo
* Tabasco: los primero cambios del año en el gabinete de ANJ
 
COMENZAMOS la primera entrega del año con una imagen. “El gozo del ciempiés es la encrucijada”, escribió el cubano José Lezama Lima. Lo que en literatura es una metáfora de la imaginación y sus alternativas, para la realidad económica es un problema lacerante. La pobreza se acentúa en un sistema de acumulación material que produce multimillonarios Forbes y al mismo tiempo millones de desempleados, subempleados y empleados productivos pero mal pagados. Mal andan los caminos de la racionalidad económica cuando todos parecen, con pocos matices, callejones sin salida. Exploremos aquí la relación entre pobreza y devaluación del trabajo.
LA POSTRACIÓN DE LA 
FUERZA DE TRABAJO 
 
LOS SALARIOS, cuando se trata de pagar la fuerza física, se estancan. En los cortes de café, naranja y limón, en la estibación de cajas de plátano o la recolección del cacao, los salarios no crecen. Por el contrario, crece la fuerza de trabajo potencial (número de desempleados) y los patrones pueden fijar tarifas hacia abajo. Es una devaluación energética del trabajo. Hay otra forma de devaluación del esfuerzo humano reflejada en los productos de la canasta básica –cada vez menos- que pueden adquirir.
Algunos economistas plantean que estos salarios siempre iguales de ejemplo citado, o hacia abajo, se generan por el precio estático de materias primas en el mercado. Vender café a destajo, plátano, naranja, limón, aguacate, cacao, no remunera lo suficiente al productor, y entonces no puede pagar hacia arriba, porque simplemente a él no le pagan más. Extraños son los caminos de la economía internacional y el libre mercado, porque los precios de las materias primas (salvo desastres naturales o plagas) no suben significativamente. Como si el libre mercado ‘naturalmente’ castigara a los países ricos en recursos naturales. Esta es una historia que deben contar las instituciones que regulan el intercambio económico internacional. 
Curiosamente, cuando se trata de productos procesados, una taza de café o de chocolate, entonces los precios se van para arriba. Tomarse una taza de chocolate en Nueva York o París cuesta 10 dólares (The Economist, “el valor agregado a los productos”, diciembre 13) lo que no repercute, desde luego, en la fuerza de trabajo que activó ese ciclo económico. Ganan, pues, los empresarios que aparecen al final de la cadena, procesando las materias primas. Ganan también los que ofrecen el producto recubierto de una marca prestigiosa. Pero no podrían vender la marca sin la materia prima. 
Así aparece la postración del trabajo, que es finalmente un desprecio del sistema económico capitalista a la fuerza de trabajo. No se trata de revivir el marxismo clásico de lucha de clases, advertimos, sino de cuestionar la racionalidad de un proceso que no premia a quienes inician la cadena productiva. 
LA HISTORIA SIN FIN: 
INDIVIDUALIDADES MULTIPLICADAS
 
USTED, ¿estudia o trabaja? El multichambismo es otra tendencia que acentúa la disminución de la calidad de vida de los trabajadores en el siglo XXI. Tener varios empleos es una alternativa desesperada ante la devaluación del trabajo. Lo que se busca, obvio, es una suma de recursos a través de varios (dos, tres, cuatro) salarios parciales. Alguna ocasión, para justificar la desaparición del “salario remunerador” establecido en la Constitución, un presidente (López Portillo) habló del “ingreso familiar”. 
Probablemente con el multichambismo se equilibra el déficit del presupuesto familiar, pero a costa del tiempo libre de los sujetos productivos. No hay tiempo para vivir, sólo tiempo para ‘trabajar y producir’. Se cae en lo que Jean Baudrillard llama El Espejo de la Producción: el ser humano, convertido en trabajador, se encadena a la vocación de ‘producir’. Lo que se supone lo liberaría (el trabajo como fuente de riqueza), en realidad lo esclaviza. Ese sistema de producción se ha acelerado desde el siglo XIX a la fecha, con una peculiaridad: el tiempo libre,  conquista fundamental de la clase obrera, con la reducción de los horarios de trabajo (de 18, a 16, a 12, a 10, a 8 horas al día), vuelve a desaparecer con los varios empleos del multichambismo. Las horas del día no son suficientes y el salario obtenido no compensa las crisis familiares.
Por supuesto, los millones de desempleados dirán que es mejor multiemplearse que quedarse fuera del ciclo productivo. Puede ser, pero se olvida un factor ético: ésa no es la promesa del capitalismo como sistema supuestamente racional de transformación la naturaleza y generación de riqueza. 
 
SOLEDADES EN EL FRENTE, 
TAMBIÉN AL LADO Y ARRIBA
 
POBREZA y devaluación del trabajo son síntomas de una causa profunda de irracionalidad. ¿De dónde proviene esa irracionalidad? Del sistema económico que rige este mundo globalizado e interconectado. La deshumanización del sistema garantiza, también, decisiones inhumanas. No es dramatismo: es un hecho social que es necesario reflexionar. ¿Qué sucede cuando en un sistema lo que menos importa son las personas y, sobre todo, las personas que aparecen a ras de suelo, como trabajadores intercambiables?
Lo virtual es otro tema que afecta la oferta de la fuerza de trabajo, porque baja la demanda de la misma. Piense el lector en todos los empleos que ahora dicen adiós al establecerse procedimientos virtuales de supervisión. La empresa optimiza recursos, y el trabajador simplemente tiene que adaptarse o desaparecer. 
¿La pobreza disminuye con ese tipo de racionalidad? La virtualidad del mundo significa, en parte, prescindir del elemento humano que (se suponía) era razón de ser del sistema económico. Quizá en este inicio de año bien vale revisar si el centro de nuestras actividades son la supervivencia de las personas o la simple y llana expansión del mercado. Se devalúa el trabajo se devalúa el individuo
RELEVOS Y ASCENSOS
 
NO SON TODOS, sí los primeros de este año. Para comenzar el 2014, en diciembre del 2013 el gobernador Arturo Núñez decidió relevar a varios funcionarios. Algunos simplemente pasaron de una responsabilidad a otra. Este parece el estilo que marcará el sexenio. Aquella ocasión, Amet Ramos –el personaje de mayor confianza del mandatario-, dejó la Secretaría Técnica para asumir la de Administración; ahora este colaborador de Núñez pasa a la Secretaría de Finanzas donde Víctor Lamoyi realizó un valioso trabajo. 
La de Lamoyi  fue una decisión “estrictamente personal”, se dijo y así ocurrió. No hubo sorpresas. Ramos había comenzado a asumir nuevas funciones desde unas tres semanas antes.
En esta especie de desplazamiento en el escalafón, Bertín Miranda Villalobos, quien llegó hace un año a la Secretaría Técnica para relevar a Ramos Troconis, ahora pasa a la de Administración; antes había sido secretario particular de Núñez en el Senado.  En tanto, quien ahora despachaba como secretario particular del gobernador, Francisco Peralta Rodríguez, pasa a titular de la Técnica. El secretario Auxiliar, Francisco Iván González es ahora nuevo secretario particular. 
Se recordará que quien fue secretario particular de Núñez durante la campaña del 2012, Ricardo Fitz, ascendió a subsecretario de Gobierno en marzo de 2014.
Hay otras áreas en las que se esperaban ajustes. En el caso de Seguridad Pública, se mantiene en su cargo el general Audomaro Martínez, pero Miguel Ángel Matamoros también de origen militar asume como nuevo comisionado de la dependencia. Como refuerzo, Baltazar Gutiérrez, asume como director general de la Policía Estatal.
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