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Home Escala Crítica PEQUEÑA BONDAD, PEQUEÑA MALDAD; LO COTIDIANO Y LA SUPERVIVENCIA

PEQUEÑA BONDAD, PEQUEÑA MALDAD; LO COTIDIANO Y LA SUPERVIVENCIA

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 Escala Crítica/Columna diaria

*José Saramago: su herencia, una novela abierta a la reflexión ética
*Lograr que las buenas acciones ganen la batalla a lo dañino
*Algunos factores que obligan a cambios en un gabinete
 
Víctor M. Sámano Labastida
ASÍ COMO la suma de que pequeñas buenas acciones pueden llevar a grandes cambios, de la misma forma el agregado de las pequeñas malas acciones pueden llevar a la catástrofe. Recuerdo que en una ocasión cierto personaje me increpaba: “Algo tenemos que hacer en bien de Tabasco”, decía. Respondí entre burlas y veras: “Ojalá podamos hacer el bien, pero mucho ayudamos si no contribuimos al mal”. En estas fechas, una persona muy querida por mí me obsequió el libro póstumo e inconcluso del portugués José Saramago “Alabardas” y lo tomo de pretexto para esta colaboración.
En “Alabardas”, novela de la cual Saramago escribió sólo tres capítulos –pero tuvo la previsión de dejar anotada la frase con la que terminaría la historia-, se aborda uno de los aspectos de lo que Annah Arendt (estudiosa alemana) definió como “la banalidad del mal”. Esto es, que no se necesita ser un monstruo de maldad para hacer un gran daño. Basta que un individuo se deje llevar por su ambición, por el cumplimiento de órdenes o por el interés de un ascenso, para llegar al horror. 
Peor si esto ocurre con un grupo de individuos. Más, si en una comunidad no se distinguen las buenas acciones de las malas. Si se tasa a todas por igual y se asume la trampa como normalidad 
Escribió Saramago: “Cuando hablamos del bien o del mal…hay una serie de pequeños satélites de esos grandes planetas, que son la pequeña bondad, la pequeña maldad, la pequeña envidia, la pequeña dedicación…En el fondo, de eso está hecha la vida de las personas, es decir, de flaquezas, de debilidades…” (Revista Diario, Madeira, 1994) 
LA NOVELA COMO LA VIDA
“ALABARDAS” es un pequeño volumen de 149 páginas, de las cuales sólo 81 ocupan la novela que escribía Saramago cuando falleció en 2010, el resto lo ocupan cinco páginas de notas de trabajo del portugués y dos excelentes textos referentes a la novela inconclusa. Uno de Fernando Gómez Aguilera y otro de Roberto Saviano. Las ilustraciones son del escritor alemán Günter Grass. 
Me atengo a la paciencia del lector(a) para comentar brevemente esta obra por varias razones: porque el tema me parece de actualidad en un entorno en que esperamos que los cambios ocurran por un terremoto social o por milagros, que sólo basta esperar sin actuar; porque en el ámbito reducido de cada persona puede hacerse la diferencia; porque me parece que estamos –con la obra- ante la verdadera herencia de José Saramago, una especie de provocación para la reflexión y para que cada uno, en su íntima experiencia, complemente la novela. 
Podría decir que “Alabardas” no es un libro inconcluso. Si no fuera porque la muerte –la intermitencia de la muerte- sorprendió al escritor, hasta se diría que fue dejado así a propósito: para que el lector haga su parte, para que el ciudadano lo concluya.
El libro fue concebido a partir de una anécdota que es además hecho histórico: durante la guerra civil española, varios proyectiles lanzados al campo republicano desde las filas de los fascistas no estallaban, pero además al desmontar la espoleta de los obuses los combatientes encuentran mensajes como el siguiente: “Camaradas: No temáis. Los obuses que yo cargo no explotan. Un trabajador alemán”. Los obreros comunistas españoles, alemanes, italianos, portugueses, mostraban su solidaridad saboteando las bombas para que no murieran sus compañeros de lucha.  
De esa pequeña, pero grandiosa historia, Saramago construye la novela de Arturo Paz Semedo, un burócrata que un día cualquiera se ve en la circunstancia de tomar una aparente inofensiva decisión que cambiará su vida. El escritor portugués vuelve a uno de sus temas predilectos: el ser humano y su circunstancia, aquella en la que una persona común debe optar entre el bien y el mal, entre seguir de largo o detenerse.
El texto de Gómez Aguilera que acompaña la obra, es una reflexión sobre la ética y Saramago. El portugués nos muestra en este y otros escritos, dice, que “el mal también es una costumbre superficial, fútil, además de una amenaza permanente al orden social”. Pero también anota: una estructura comunitaria para subsistir “requiere de seres responsables, coherentes, concernidos, por la búsqueda del bien, dueños de una voluntad crítica…”.
El periodista Roberto Saviano ofrece un acomodo del personaje central de la novela, Arturo Paz, a la experiencia concreta: “En Arturo –señala- las revelaciones que he visto son las de todos los hombres y mujeres que se han defendido de la idiotez al darse cuenta de haber comprendido los dos caminos que existen: quedarse aquí, soportando la vida…O bien (…) estar dentro de las cosas”. Hacer que la vida suceda.
Saviano cuenta de otros Arturo Paz que ha conocido: Martin Woods, Tim Lopes, Bladimir Antuna, Friedhelm, Christian Poveda, y muchos que arriesgaron o perdieron la vida al descubrir los secretos ocultos del poder económico, político, mafioso. Aquí agregaría al propio Saviano, amenazado de muerte por la camorra italiana.
Este columnista propondría un giro más sencillo: el de las personas comunes, muchas veces anónimas, que todos los días realizan alguna pequeña pero valiosa acción marcada por la bondad o, por lo menos, se abstienen de hacer daño, ese pequeño daño que convierte al mal en normalidad.
ACTORES Y FACTORES
EL GABINETE.- TRES SON los factores más relevantes por los que un gobierno hace cambios o ajustes en el gabinete central o el llamado primer círculo: a).- la evaluación del desempeño; b).- circunstancias inesperadas (decisiones personales o salidas obligadas) y c).- replanteamiento táctico. En el primer caso, se acostumbra una revisión periódica de los resultados. En esas condiciones puede ocurrir el reforzamiento del equipo, el relevo del líder del grupo, o un arreglo estructural –cambian personas y normas, posiblemente hasta objetivos.
Cuando lo que sucede es una circunstancia inesperada por renuncia, inhabilitación legal o enfermedad, por lo general sólo se registra un relevo. Lo fundamental del equipo y los propósitos quedan inalterados. No hay sorpresas en lo que viene y cada cual cumple una guía preestablecida. En ocasiones, la necesidad de mover una pieza se refleja en un efecto en cadena: otros cargos son también objeto de reajuste. Lo que acaba de suceder en Tabasco. 
Cuando lo que ocurre es un cambio por replanteamiento táctico, podemos entender que el partido, grupo o coalición gobernante, o quien lo encabeza consideró oportuno o necesario ir por nuevas posiciones. Es lo que sucederá también en estos días. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )
 
 

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