Escala Crítica/Columna diaria
*Afirma Arturo Núñez estar preparado para una diputación opositora
*Será más complicado construir consensos después del mes de junio
*Debe Villahermosa aprender de las ciudades más limpias del país
Víctor M. Sámano Labastida
EL PARTIDO Revolucionario Institucional (PRI) está en la oposición en Tabasco y busca retornar al poder. Es lo más lógico y legítimo. Como también lo sería que la coalición que logró la alternancia en el 2012 buscara mantenerse en el gobierno y prolongar su mandato. En promedio, los llamados gobiernos de alternancia –provenientes de la oposición- han durado dos sexenios, aunque ahora los tiempos políticos corren más aprisa.
En varias ocasiones Arturo Núñez habló de la importancia del tiempo necesario para la consolidación de los cambios. En alguna reunión de su partido indicó que tenía la intención de poder entregar el relevo del gobierno en el 2018 a alguien de su misma corriente ideológica.
SE ACORTÓ EL TIEMPO;
EL JUICIO DE LAS URNAS
LAS ELECCIONES intermedias del 2015, las de junio próximo, se presentan como un ocasión para medir en las urnas la respuesta de los ciudadanos a 29 meses de gobierno. No son ni siquiera la mitad de los 72 meses del sexenio. Visto así resultaría injusto que se tomara como un referéndum o ratificación de mandato; pero los tiempos de la contienda electoral son distintos de los tiempos de la política y la administración pública.
Sin embargo, en junio del 2015, la coalición que obtuvo la mayoría de los votos en el 2012 se someterá al juicio de las urnas. Aunque esta coalición ya no sea la misma y esté segmentada. Y esto se reflejará en la composición del Congreso local.
Aunque Arturo Núñez ha insistido –lo hizo desde la campaña- que “la D de la división es la D de la derrota”, ahora ha tenido que modificar su perspectiva: ya no se trata de mantener unida a las “izquierdas” y de cerrarle el paso al PRI, sino de convertirse en un interlocutor aceptado durante pero sobre todo después del proceso electoral.
Así se puede entender el reciente mensaje del gobernador tabasqueño en el sentido de que tiene que si bien desea que su partido (PRD) y sus aliados históricos (PT, PMC y Morena) obtengan la mayoría de las diputaciones locales, también debe estar preparado para lo contrario.
Dijo Núñez: “no dejaré de tener aliados en el Congreso, en la hipótesis de que efectivamente (…) no hubiera mayoría del partido del Gobierno en el Congreso. A lo que voy es que precisamente para eso es la pluralidad política, suponer que solamente puede haber democracia con un partido hegemónico que gana de todas, todas, sería pretender restaurar para atrás el autoritarismo y no es mi espíritu”. (Entrevista con Jesús Sibilla, 12/enero/2015)
Y abundó: “puede ser que no tenga la mayoría (en el Congreso) pero haré política, lo que siempre he hecho (…), ya coordiné un grupo parlamentario entonces del PRI, que era la primera vez que no había mayoría en la Cámara de Diputados Federales, y no se terminó ahí mi camino político, que podría haber sido mi Waterloo político (…), pude construir acuerdos con el llamado bloque opositor”, entonces encabezado por el PRD.
Por supuesto que lo deseable para Núñez sería un bloque mayoritariamente identificado con su gobierno. Puede anticiparse que no habrá un bloque mayoritario del partido solaztequista, porque sin duda que el movimiento lopezobradorista tendrá una presencia importante en el Congreso local. Pero se puede observar que el mandatario perredista envió ya un mensaje conciliador al priismo.
Aunque no al priismo local, donde hay sectores que se sienten afectados por las denuncias y expedientes abiertos a la anterior administración, pero sí a la dirigencia priista nacional. Quizá lo más difícil para Núñez sea aplacar a las diversas tribus de su coalición. Como él mismo refiere entre bromas: en la política hay varios tipos de enemigos; quienes simplemente son enemigos, los enemigos mortales y los compañeros de partido. Las guerras fraternas resultan a veces las más difíciles de resolver.
POR UNA CIUDAD LIMPIA;
DE SEGURIDAD E HIGIENE
EL EXCESO de basura en la capital del estado y los problemas para su recolección y procesamiento se han convertido en dolor de cabeza y justificante para las autoridades municipales. Cada vez que hay una tormenta y la ciudad se inunda uno de los argumentos, el principal, es que las rejillas y el drenaje es taponado por los desechos.
Se calcula que diariamente se producen el Villahermosa y sus poblados más de 600 toneladas de basura; en todo el estado son más de 2 mil 300 toneladas de desechos cada 24 horas.
Ahora el cabildo encabezado por Humberto de los Santos ha decidido aplicar el reglamento del servicio de limpia con sanciones de un mil hasta 27 mil pesos a quienes sean sorprendidos o denunciados por arrojar basura en la vía pública. También se castiga a quienes no mantengan aseado su predio.
Según reportes municipales indican que ya han sido notificadas de sanciones doce personas. Habría que conocer las buenas prácticas que han permitido a ciudades como Aguascalientes, Colima y Morelia ser consideradas entre las más limpias del país.
Por cierto, habría que predicar con el ejemplo. Recordar que los artículos 31 y 99 del reglamento de limpia establece que las dependencias y particulares que realicen actividades en áreas públicas están obligados a recolectar la basura que generen.
AL MARGEN
AUNQUE las autoridades federales pretenden que se de vuelta a la página y sea aceptada como verdad irrebatible que los 43 normalistas de Ayotiznapa, Guerrero, fueron incinerados en un basurero de Cocula, dos científicos mexicanos, Jorge Antonio Montemayor -físico de la UNAM- y Pablo Ugalde Vélez –maestros en ciencias por la UAM- concluyeron que es materialmente imposible que esto haya sucedido como lo informó la Procuraduría General de la República.
Entre varios argumentos científicos, los investigadores universitarios sostienen que para cremar 43 cuerpos se necesitarían 33 toneladas de leña de al menos cuatro pulgadas de diámetro o 995 neumáticos. El espacio que se requeriría para tal macabra operación sería 10 veces más grande del mostrado por los peritos oficiales.
Montemayor y Ugalde sostienen que un análisis del terreno de los hechos en Cocula hubiera bastado para identificar si ahí tuvieron a las víctimas. Era innecesario –señalan- enviar los restos humanos a Austria como se hizo. También los especialistas argentinos sostienen la necesidad de analizar el terreno. Desde un principio se observó una cadena de errores y omisiones. (
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