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Home Escala Crítica RECORTE AL GASTO: DEL BLINDAJE OPTIMISTA A LA CRUDA PETROLERA

RECORTE AL GASTO: DEL BLINDAJE OPTIMISTA A LA CRUDA PETROLERA

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 Escala Crítica/Columna diaria

*El gobierno va a ganar muchísimo dinero, decía ex funcionario
*Un recorte “preventivo” en gastos e inversión: Videgaray
*El ajuste afectará a Pemex y CFE; señales de alerta para Tabasco 
Víctor M. Sámano Labastida
 
NO AGUANTÓ el “blindaje”. Aunque se preveía que por ser estos primeros seis meses del 2015 temporada de caza electoral el gobierno federal aumentaría el gasto público y sus inversiones, ayer se tuvo que aceptar oficialmente la necesidad de un recorte en el presupuesto. El impacto de la caída en los precios del petróleo no sólo es contra los ingresos por la exportación del crudo. También afecta las expectativas para la reforma energética y la apertura a la inversión extranjera. 
Demasiado optimismo tuvo que ser contrastado con la realidad de un mercado especulativo.
El ex director de Pemex Refinación, y actual diputado federal por Veracruz, Juan Bueno Torio puso hace unos días la cereza en el pastel de los festejos anticipados. Dijo el pasado 8 de enero: “El presupuesto de egresos de la Federación está blindado, desde el punto de vista que el gobierno realizó coberturas a 76 dólares el precio del barril (…), lo que sí tiene un efecto en los ingresos federales, es que el precio de la gasolina se queda en 14 pesos, equivalente a que el crudo valga 110 dólares el barril y en México consumimos 1.4 millones de barriles diario”.
Por esta razón, según la lógica del ex funcionario de Pemex, con la demanda de un millón 100 mil barriles “va a ganar muchísimo dinero el gobierno” y tendrá suficiente para “subsidiar” el precio de exportación del petróleo. Por supuesto que el optimismo excesivo de Bueno Torio era compartido por muchos funcionarios que tildaban de aguafiestas a los economistas más o menos informados.
AMARGO DESPERTAR
DOS DÍAS antes de la jubilosa declaración del veracruzano, el diputado priista Héctor Gutiérrez de la Garza sostuvo que nada había que temer. El seguro internacional cubriría el desplome del crudo y sólo bastaba que México mantuviera alta su extracción, dijo. De eso se trata este negocio:  ordeñar lo más posible las reservas.
Para la fracción tricolor en el Congreso federal, este año estaba a salvo del tobogán petrolero. Habría que preocuparse si acaso para el 2016.
En octubre 19 del 2014 el subsecretario de Hacienda, Fernando Aportela, aseguró que “México cuenta con un andamiaje (…) para enfrentar la volatilidad en los precios del petróleo”. Explicó que existía un plan de coberturas petroleros con un precio protegido en 85 dólares por barril y un Fondo de Estabilización de Ingresos Petroleros, por 48 mil 200 millones de pesos.
Mucho se insistió durante el segundo semestre del 2014, cuando era evidente que la ola especulativa en el mercado petrolero tendría dimensiones de un tsunami, que México estaba “blindado”.
En el Foro Económico de Davos, Suiza, Ildefonso Guajardo, secretario de Economía, sostuvo que el efecto de la depreciación petrolera no sería notable porque el crudo representa una parte menos importante en las exportaciones mexicanas. 
Agustín Carstens, uno de los cerebros financieros del país soltó otra de sus frases celebradas:  “Estamos bien preparados para enfrentar esta tormenta que viene del exterior”. Este personaje que dijo que la pulmonía del 2008 de Estados Unidos sería sólo un catarrito para México sostuvo que el peso mexicano estaba subvaluado pero que se fortalecería con una línea de crédito flexible del Fondo Monetario Internacional. Un salvavidas para quien fue lanzado al mar infestado de tiburones. 
Algo ya no estaba marchando. La tormenta que venía del exterior tenía características de “tormenta perfecta”: caída en los precios del petróleo, disminución de la extracción, devaluación del peso, disminución del crecimiento económico, caída en la Bolsa de Valores, una crisis de credibilidad combinada por lo sucedido en Ayotzinapa y el escándalo de las casas de la pareja presidencial, entre otros factores. Así, por lo menos era el recuento en el Día de la Guadalupana, el 12 de diciembre pasado.
Un panorama complejo, a pesar de que el propio secretario de Hacienda, Luis Videgaray comentó el 14 de octubre que los ingresos para  del gobierno mexicano para el 2014 y 2015 estaban asegurados.  Un reporte del Instituto Financiero Barclays advertía que “por cada dólar que cae el precio de petróleo, a México le cuesta cerca de 30 millones de dólares”. Se había pasado de más de cien dólares el barril a sólo 38 dólares. 
NO TAN FÁCIL NI RÁPIDO
LA APRECIACIÓN de las autoridades era diferente. Se decía que para hablar del impacto en las finanzas se tenía que considerar el precio del barril en pesos y la variable tipo de cambio “que neutraliza el impacto de la caída”. Quienes desconocemos los entresijos de la alta economía no teníamos más que mover la cabeza en señal de “sí, pero…”
A principios de diciembre pasado, en EconomíaHoy, Héctor Rendón refirió cinco efectos que tenía (y tendría) sobre México la fuga petrolera: 1.- Para todos los países productores, esta baja tiene impactos significativos, y en el caso de México, está reflejándose en un incremento sustancial sobre el tipo de cambio, que está cerca de los 14.0 pesos por dólar. (Ahora se rebasó ese nivel.)
Como punto 2 señalaba que “tendrá implicaciones, en primer lugar, sobre la balanza comercial, ya que las exportaciones petroleras serán menores en cerca de cuatro mil millones de dólares”. Un tercer efecto: “si bien los ingresos petroleros del sector público se aseguraron hasta cierto punto con las coberturas, un entorno global de precios más bajos revela una posición estructural más débil en las finanzas públicas para los próximos años”.
Citaba Rendón un cuarto punto válido para el gobierno federal y los estados: “en estos últimos dos años hemos visto cómo han venido creciendo las presiones sobre el gasto, mientras que los ingresos son más difíciles de aumentar”.
Y 5, pero no último, “el retraso de proyectos de inversión derivados de la reforma energética. Cabe notar que algunos de estos proyectos, como los de aguas profundas, tienen costos de producción más elevados que los de pozos superficiales, que a los niveles actuales podrían dejar de ser rentables y frenar en alguna medida los flujos de inversión que se esperaban por la reforma energética. Parte importante del problema es que aún no se ve con claridad en qué nivel se podrían estabilizar los precios del petróleo”.
Ya lo dijo el secretario Videgaray al anunciar el “ajuste” del presupuesto en 124 mil millones: existe la previsión (y el temor) de que los precios bajos en el petróleo pueden durar “varios años”. De ahí la medida preventiva. 
 
AL MARGEN 
LOS RECORTES en Pemex y la Comisión Federal de Electricidad encendieron las señales de alerta en Tabasco. Si como se ha dicho un catarro en Estados Unidos es pulmonía para México, ¿qué es para Tabasco? ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )
 
 

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