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Home Escala Crítica GRANADOS CHAPA, SE QUEDA; EL LEGADO DE UN PERIODISTA

GRANADOS CHAPA, SE QUEDA; EL LEGADO DE UN PERIODISTA

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Escala Crítica/Columna diaria
*El autor de “Plaza Pública”, retirado por problemas de salud
*Esta semana distingue al Premio Septién García, de periodismo
*Rigor en el dato, mesura en el juicio y propiedad en la palabra
Víctor M. Sámano Labastida
(*Esta columna fue escrita la mañana del domingo, antes de enterarme de la muerte del maestro y amigo. La dejo tal cual, porque sigo pensando que a Miguel Ángel lo encontraremos en las plazas públicas)
EL INTERÉS por la salud de la vida pública lo hizo periodista; motivos de salud personal obligaron a Miguel Ángel Granados Chapa a anunciar su retiro de una actividad que inició desde sus años de preparatoriano en su natal Pachuca, en El Sol de Hidalgo. Más conocido de los lectores por su columna Plaza Pública, que comenzó desde 1977 en Cine Mundial, la actividad de Granados Chapa se desplegó en los más diversos ámbitos, desde la academia hasta la actividad política, teniendo como eje fundamental el periodismo.

Granados Chapa, quien honra a la Medalla Belisario Domínguez como ciudadano de la República, anunció el viernes pasado su retiro. Por lo menos así se entendieron las escuetas palabras en su columna Plaza Pública (14/X/2011): “Esta es la última vez que nos encontramos. Con esa convicción digo adiós”.

DESPEDIDAS CON RETORNO
NO FALTÓ QUIEN, como Laura Luz Morales del diario Vanguardia (Saltillo, Coahuila), recordara una serie de anécdotas relacionadas con las renuncias de Miguel Ángel, para escribir que “hay una historia que a los seguidores de sus letras podría infundirles una ligera esperanza de retorno”.
Entre varios episodios, refiere el testimonio de Vicente Leñero, colega de Granados Chapa en varias aventuras periodísticas. Publicó Leñero en Los Periodistas, amplio reportaje del golpe a Excélsior durante el gobierno de Luis Echeverría (1976) y los difíciles años de la construcción de la revista Proceso:    
 “…me voy. ¿Cómo? ¿En este momento crítico?, se altera Miguel López Azuara. Todos los momentos en la vida de una revista son y serán críticos, argumenta Miguel Ángel. Me voy. Que se vaya, digo a Julio Scherer y a Miguel López Azuara, yo no estoy dispuesto a rogarle de nuevo. Yo sí, dice Julio Scherer; si veinte veces me dice usted me voy, yo veinte veces le pediré que no se vaya licenciado […] acompáñenos en este tramo licenciado y si fracasamos, yo mismo le pediré que me ayude a cerrar las cortinas y a apagar la luz; triunfemos juntos o despidámonos juntos, no se vaya ahora, no se vaya nunca. Está bien, dice Miguel Ángel. Está bien”.
Miguel Ángel se fue después a impulsar otros proyectos, aunque en los años recientes retornó a Proceso con una columna semanal, “Interés Público”.
Bueno sería que Granados Chapa volviera con su indispensable columna Plaza Pública. Su estado de salud indica que, lamentablemente, no será así. Poco antes de despedirse el viernes, el periodista de 70 años de edad había dejado ya su participación en Radio y TV UNAM, y desde septiembre no pudo entregar más su columna semanal a Proceso.   
Un callado padecimiento que lo afecta hizo crisis en 2008. Entonces fue motivo de múltiples reconocimientos. El propio Miguel Ángel tomó esto con su educada ironía. Expresó: “Cuando empezaron los reconocimientos me dio la impresión, que después deseché, que quienes organizaban esas cosas percibían que de pronto me iba yo a morir y querían aprovechar para hacerlo mientras estuviera vivo. Pero les tomé el pelo. No me he muerto y recibo estos reconocimientos y el renacer con mayor gusto”. (Silvia Cherem, Por la izquierda, Khálida Editores, 2010)

PERIODISMO Y MÉTODO
HABRÁ OPORTUNIDAD para relatar la relación de este columnista con quien fue su maestro en las aulas universitarias, en actividades laborales compartidas, en invaluables aunque breves conversaciones. Sin ignorar, claro, esa cátedra pública de sus escritos. Permítame rescatar por ahora algunas definiciones del periodista, especialista en Derecho Constitucional e historiador.
“El periodismo –compara-- es como las artes o la investigación científica que reclaman la entrega. Son tareas que no se cumplen con horarios. Debe existir una búsqueda de mejoría en la realización del trabajo. El periodismo es una búsqueda permanente”. (Entrevista de Angélica Palacios, Revista Mexicana de Comunicación)
“De la Torres (Ernesto), fue mi maestro en Técnicas de Investigación Documental y su espíritu sigue presente en mi trabajo. Me enseñó a tener el rigor en la investigación, a hacer constar los resultados en fichas. (…) Me enseñó el modo de buscar: saber dónde encontrar y cómo consignar los resultados de la investigación”. (Silvia Cherem, citada)
“Fundamentalmente mis fuentes son documentales, he rehusado el género del columnismo, que se asemeja mucho al chismorreo, utilizado para que los dirigentes se envíen mensajes entre sí. Me he negado a ese género de columna política, eso hace que se acerquen muchos informantes a los que debidamente calibrados atiendo y eso multiplica las fuentes de información, pero esencialmente busco la información documental”. (Conversación con Alma Guillermoprieto)
El nombre mismo de su columna, Plaza Pública, alude a lo que Granados Chapa llama “público participante”, algo así como el lector ciudadano. Así, le relató a Alma Guillermoprieto las dificultades de acceso a la información en los años 60s y principios de los 70s y agregó:
“El nivel de percepción de los acontecimientos trascendentes de nuestro país, los elementos que estaban en el México profundo, no estaban en conocimiento de la sociedad, no eran patrimonio de la sociedad. No sabíamos, hoy sí sabemos. Hoy no podemos alegar ignorancia”.
Enseñanza fundamental de Granados Chapa es el rigor en el dato, la serenidad en el juicio, pero sobre todo la responsabilidad en la expresión. La comprensión del carácter formativo del periodismo y que, en general, lo debería tener toda actividad pública. Hay expresiones –sostiene- que son impropias en un espacio compartido.
Granados Chapa dijo adiós en columna publicada durante 34 años, pero sus escritos están ahí para la lectura crítica. Su vida pública también, como todo personaje expuesto al escrutinio. Recuerdo que nos decía: el abogado encierra sus errores, el médico los entierra y el periodista los publica.
AL MARGEN
NUESTRA solidaridad con Basilio Arévalo Campos, compañero en esta casa editorial, por el fallecimiento de su hermana Margarita. A la familia y amigos nuestro pésame. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )

 

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