www.ventanasur.com

  • Aumentar fuente
  • Fuente predeterminada
  • Disminuir fuente
Home Escala Crítica MORENA, LÓPEZ OBRADOR Y SUS DILEMAS;VOTO DURO, FRANJA DE CENTRO O INDECISOS

MORENA, LÓPEZ OBRADOR Y SUS DILEMAS;VOTO DURO, FRANJA DE CENTRO O INDECISOS

E-mail Imprimir PDF

 Escala Crítica/Columna diaria

*Decidirse por el cambio implica superar temores, y subordinar intereses
*Del discurso radical, sus beneficios y perjuicios; las alianzas indispensables
Víctor M. Sámano Labastida
TODO INDICA que el Partido Morena –surgido del activismo lopezobradorista reflejado en el Movimiento de Regeneración Nacional- está en un dilema: hay un núcleo “duro” que le exige a su dirigencia  y aplaude la radicalización del discurso, como un mecanismo para conservar el voto de sus simpatizantes históricos, en tanto que otro segmento menos público sostiene la necesidad de una moderación para poder captar a aquellos inconformes con el estado de cosas, pero indecisos.   
Decidirse por el cambio requiere superar temores; políticamente el resultado de las elecciones se determina con una franja “centrista”. Pero también una mayor o menor radicalización del discurso tiene efectos a la hora de gobernar: porque puede crear mayores o menores expectativas. Ya se ha visto cómo los partidos de la oposición que llegan al gobierno tienen que ser gradualistas si quieren evitar la inestabilidad, de la misma forma que generan fuertes reclamos al no poder cumplir de inmediato lo ofrecido. 
AVANZAR CON RODEOS
EN EL CONTEXTO mexicano es recomendable la moderación, una vez que ya se tiene asegurada a la base dura. Por lo menos esa fue la conclusión a la que llegaron los estrategas de Andrés Manuel López Obrador al revisar los resultados de las elecciones del 2006.
Más allá de los alegatos del fraude electoral, era necesario analizar también qué se hizo mal o qué se pudo hacer mejor. No se trataba sólo de ver que tantas trampas hizo el adversario, sino cuáles pudieron haber sido las fallas.  Diré que por experiencia la oposición sabe que en México requiere de un “colchón” de votos mucho mayor a tres o cuatro puntos porcentuales para compensar aquellos que les puedan quitar en las mesas. El margen se ha ido reduciendo.
En marzo del 2012, a sólo tres meses de las elecciones, resultó evidente que el entonces candidato presidencial López Obrador había decidido dar una vuelta de tuerca a su estrategia, para obtener ese margen de inconformes pero indecisos que según las encuestas, opinión publicada y grupos de enfoque le hacía falta.
Cierto que López Obrador siempre ha ido contra la corriente y que hasta sus adversarios le reconocen un “instinto político” privilegiado. Sin embargo no basta la persistencia y la fortuna, cada vez resulta más indispensable la estrategia. 
En las elecciones del 2000, cuando López Obrador ganó la Jefatura del Gobierno del Distrito Federal, como candidato del PRD se colocó a sólo un punto porcentual de Santiago Creel del PAN. Unos 145 mil votos de diferencia. Amplió su margen con unos cien mil votos más aportados por los partidos del Trabajo, Convergencia, Sociedad Nacionalista y Alianza Social; además de la declinación a su favor de Marcelo Ebrard, quien era candidato del Partido Centro Democrático, aunque este sólo representaba menos del uno por ciento de la votación total, su acción tuvo significado político.
En el 2006, el tabasqueño estuvo a sólo medio punto de Felipe Calderón en la contienda presidencial. Un total de 244 mil votos lo separaron de quien finalmente obtuvo el pase a Los Pinos. Si bien entonces el PRD y López Obrador fueron en coalición con el PT y Convergencia, hubo quienes consideraron que un valiosa franja de votos de la izquierda que se llevó Patricia Mercado del Partido México Posible (un millón 128 mil votos) pudieron haber cambiado la historia si entonces una operación política hubiera acercado  a quienes en realidad no estaban confrontados. Faltó ese acuerdo.
Puede ser explicable y justificado que el equipo lopezobradorista rechazara cualquier acuerdo con Elba Esther Gordillo, el Partido Nueva Alianza y el antimadracismo tricolor, pero tenía junto a sí una franja de izquierda encabezada por Mercado.
 
LOS HUBIERA QUE SÍ EXISTEN
COMO LUGAR común se dice que “los hubiera” no existen, pero precisamente las decisiones se toman a partir lo que se dejó de hacer o se hizo de manera distinta. Se recuerda que aquella campaña negra del PAN manufacturada en España (“Un peligro para México”) se sustentó en los discursos radicales de una y otra parte. El PAN marcó el ritmo de la pelea, pero AMLO consiguió sobreponerse, aunque le faltó un pequeño margen. 
Durante el proceso del 2012 todos los contendientes parecían haber aprendido de lo ocurrido seis años antes. Aunque, como es sabido, el grupo dominante en el PAN se ensoberbeció de tal manera que desestimó las divisiones internas. El PRI, por su parte, tomó muchos de los recursos usados por Vicente Fox en materia publicitaria y manejo de mercado.
En el caso de  López Obrador, es posible que como resultado de una evaluación de los escenarios, a sólo tres meses de los comicios de julio de 2012, anunció un cambio radical. Lo colocaban entonces las encuestas en tercer sitio, y aunque no creía en ellas, el equipo lopezobradorista decidió no arriesgarse: lanzaron entonces la estrategia de La República Amorosa  y un Código de Principios elaborado por el propio candidato presidencial así como un grupo de filósofos, intelectuales y escritores.
Se trató de un guiño a los indecisos y una respuesta a sus críticos: actuar sin rencores, con tolerancia, sin discriminación. Decirles algo así como “no soy el que les han dicho mis adversarios”.
Las circunstancias y los resultados de las elecciones de 2012 las conocemos. Aunque el tabasqueño consiguió casi 16 millones de votos, a su adversario Enrique Peña Nieto del PRI se le adjudicaron unos tres millones de sufragios más. Se alegó fraude, pero también se puede observar que López Obrador tuvo dos rivales enfrente: PRI y PAN. ¿Qué tanto de los votos posibles para AMLO fueron de un sector moderado del PAN?, ¿qué tanto de los votos de Nueva Alianza pudieron haber llegado a las urnas de la izquierda? No lo sabemos, pero sí está claro que no se gana sólo con los convencidos, sino que es necesario acudir a los indecisos. Siempre se requieren aliados, no cómplices.
La franja de los indecisos, como le decía líneas arriba, se mueve con un discurso moderado. Esto es así porque de acuerdo a los especialistas en elecciones y encuestas, la mesura disminuye los negativos.
Ahí el dilema de los morenistas: mostrarse irreductibles, sin concesiones a sus posibles aliados, o tender puentes. Cabe decir, además, que cada estado tiene sus propias condiciones. También, por supuesto, habrá que preguntarse si un partido o un líder se están planteando resultados al corto plazo o su visión es a más largo plazo. Dicho en otras palabras: ganar las elecciones de junio o ir por las de 2018. La prudencia aconseja ir por las dos. 
En 2012, López Obrador “amarró” su voto duro y se empeñó en acercar a empresarios, aceptó participar en los debates y presentó un posible gabinete que inspirara confianza y tranquilidad. Dijo en una entrevista en el 2011: “amo hasta a los que no me quieren”. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )
 
 

Escribir un comentario


Código de seguridad
Refescar