Escala Crítica/Columna diaria
*Menos de diez por ciento de ciudadanos en el país militan en partidos
*De cada cien, 91 no confían en esos institutos; exigen renovación
*Combate a la corrupción, la clave contra el descrédito: IMCO
Víctor M. Sámano Labastida
EN CADA campaña electoral los dirigentes de los partidos políticos en México deja pasar la oportunidad de fortalecerse y hacer ciudadanía. Preocupados más por lo inmediato olvida los plazos mediano y largo. Sólo 6 de cada cien mexicanos reconocen militar en algún partido; el 91 por ciento asegura que no confía en esas instituciones. Se podrá decir que los habitantes de este país desconfiamos de todo y que creemos en cualquier cosa, pero la época de proselitismo debería ser temporada de siembra para los partidos y no sólo para la promoción de figuras…que se desvanecen con el tiempo.
A pesar de que es un reclamo popular y una obligación la transparencia, la mayoría de los partidos mantiene su militancia con secreto de Estado. No se actualiza con la oportunidad debida. Algunos justifican por el temor de que les sean “pirateadas” sus huestes. Como sucede ahora con los capacitados para ser representantes de casillas y representantes generales: las listas de los partidos son guardadas celosamente porque algunas agrupaciones prefieren comprar lo hecho que empezar desde abajo.
Casi terminan las campañas y algunos institutos prefieren guardar sus recursos para el día de las elecciones. Para “movilizar” a sus estructuras y a sus potenciales votantes. Los que tienen dinero. Los que no, se encomiendan al santo espíritu cívico.
SE PREFIERE LO ESPECTACULAR
EN ESTE diario se ha publicado sobre la pobreza de las propuestas. No en todos los casos, por supuesto. También nos enfrentamos a la inercia de que es lo espectacular y no lo sustancial lo que vende. Lo “interesante” por sobre lo importante. Se acaban las campañas. Vienen los cierres con las propuestas del voto útil: llevar hacia las urnas los sufragios de quienes coinciden en un objetivo. Por lo general impedir que gane algún candidato o partido en especial.
Pero hay un largo tramo por recorrer para que la gente común confíe en los partidos políticos. De acuerdo al estudio “Anatomía de la Corrupción”, coordinado por María Amparo Casar, sólo nueve de cada cien mexicanos le da su aval a los partidos.
El trabajo patrocinado por el Instituto Mexicano para la Competitividad A.C. (Imco) y el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), no califica sólo a los partidos. Ahí se confirman datos que ya han arrojado otras encuestas: las instituciones más desacreditadas son los partidos políticos (91%), seguidos de la policía (90%) y “los funcionarios públicos” (87%).
Nada dice del Poder Ejecutivo, pero al Poder legislativo lo colocan en cuarto sitio (83%) y al Poder judicial en quinto (80%).
Claro, también hay corrupción en el sector privado. El 44 por ciento de las empresas en México reconoció haber pagado un soborno.
A decir de Casar, es necesario conocer la corrupción, localizarla, medir su extensión, identificar sus causas, encontrar las áreas de riesgo, examinar sus mecanismos de operación, exhibir sus efectos y estudiar las experiencias exitosas. Esto, asegura, nos llevaría a un diagnóstico para establecer “una estrategia exitosa para combatirla”.
El estudio del CIDE e IMCO retoma la advertencia de la consultora Latinbarómetro: un costo políticos de la corrupción y la desconfianza es la insatisfacción con la democracia. Esto hace que sólo 37 de cada cien mexicanos afirmen apoyar el sistema democrático. Preocupante.
El reflejo es la perversión de los procesos de elección. La compra del voto, la manipulación, el condicionamiento, aparecen como determinantes. La participación y la organización se reducen. Los gobiernos y las sociedad se debilitan.
Las campañas electorales, le decía, debe ser oportunidad para informarse y finalmente elegir.
Por si algo faltara, el estudio de María Amparo Casar nos alerta: hay “una correlación positiva” entre corrupción y niveles de violencia, según el Instituto para el Economía y la Paz. Parafraseando a las organizaciones civiles: la paz es producto de la economía y de la política.
NUEVAS FORMACIONES
LE COMENTÉ en una entrega anterior que en Nuevo León, México, avanza la candidatura de Jaime Rodríguez (El Bronco) propuesto para el gobierno como aspirante independiente, no partidista. En España otro fenómeno llama la atención: el fortalecimiento de dos formaciones partidistas que surgieron…como rechazo a los partidos tradicionales.
En las elecciones municipales y autonómicas del domingo el derechista Partido Popular (PP) perdió más de dos millones 550 mil votantes, en tanto que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) perdió más de 700 mil sufragios. Los nuevos partidos Ciudadanos y Podemos, comienzan a dominar la escena española.
Al mismo tiempo, en Barcelona la activista contra los desahucios Ada Colau, ganó los comicios municipales al conseguir once escaños. Hay un evidente resurgimiento de las iniciativas ciudadanas. Aunque es importante distinguirlas de las viejas formaciones políticas que –como en nuestro país- buscan presentar una cara nueva sin renovación, sólo maquillaje.
AL MARGEN
EL DOMINGO reciente el Partido Verde Ecologista (PVEM) vino a mostrar “el músculo” en Tabasco, según su dirigente nacional Arturo Escobar, en un acto encabezado por Federico Madrazo y Rosalinda López. Pretende tener este año un crecimiento exponencial, en buena medida a costas del PRI y del PAN, este último partido aliado. En 2009 el PVEM no ganó ninguna diputación en Tabasco y en el 2012 llegó al Congreso por la vía plurinominal con una posición. Su candidato a la alcaldía obtuvo hace seis años apenas el 1.29 por ciento de los votos (2 mil 554 en total). Ahora quiere dar la sorpresa, pero tiene que sortear las quejas ante el INE y las próximas ante el IEPCT.
DIFÍCIL admitir que en pleno Siglo XXI la barbarie transcurre sin que ningún organismo internacional o multinacional muestra capacidad, ni siquiera intención, para detenerla. En la ciudad milenaria de Palmira, en la provincia Siria de Homs, 400 personas fueron asesinadas por los mercenarios del llamado EI (Estado Islámico). No es el único genocidio. El crimen se extiende como una mancha de aceite.
El gobierno de Siria responsabilizó de los asesinatos en Palmira y otras localidades a Arabia Saudita, Qatar y Turquía, e incluso a Estados Unidos por apoyar a los grupos armados que quieren derrocar a Bashar Assad. (
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