Escala Crítica/Columna diaria
*Tienen los partidos un piso electoral con miras a la contienda del 2018
*Los independientes, una incógnita para la competencia presidencial
*Deben INE y IEPCT rendir cuentas; de su eficacia depende la estabilidad
Víctor M. Sámano Labastida
LA SUCESIÓN, tanto para la presidencia de la República como para la gubernatura en Tabasco se inició el 8 de junio, al día siguiente de las elecciones. Así lo confirman algunos protagonistas de la contienda. Las fuerzas y los personajes del 2018 están a la vista.
El PRI y sus aliados, Morena y López Obrador, los independientes, posiblemente el PAN y su coalición. Son la primera línea de este juego sucesorio.
A las elecciones presidenciales del 2012 el PRI llegó con 12 millones 800 mil votos de las intermedias del 2009; el PAN con 9 millones 700 mil y el PRD con 4 millones 200 mil.
Entre la operación de los partidos y sus candidatos, el PRI tendría logró en el 2012 un total de 19 millones 226 mil para Enrique Peña Nieto; mientras que Acción Nacional sólo 12 millones 786 mil para Josefina Vázquez Mota y el PRD junto a sus aliados cosechó 15 millones 896 mil con Andrés Manuel López Obrador. Es fácil observar que el mejor desempeño en términos de multiplicación de votantes lo tuvo el PRD con López Obrador.
ANTESALA DE LOS PINOS
CON LOS CONTEOS a nivel nacional, este 2015 tendríamos que no son tres sino cuatro fuerzas políticas las que estarían en la antesala de la contienda, sin descartar las alianzas que hagan el Partido Verde y Nueva Alianza. De esta manera, el PRI arranca con una plataforma tentativa de 11 millones 600 mil sufragios a nivel nacional; el PAN con 8 millones 379 mil (una cifra menor a la que obtuvo en las intermedias del 2009) y el PRD con 4 millones 335 mil votos. Los solaztequistas, a pesar de la escisión del lopezobradorismo, oficialmente reporta una plataforma de votos ligeramente mayor a la de hace seis años.
La cuarta fuerza en la contienda del 2018 y con indudables expectativas de crecimiento es el partido de Andrés Manuel López Obrador. En esta primera incursión como partido, el Movimiento de Regeneración Nacional tiene un registros oficial nacional de 3 millones 346 mil.
Ya en una colaboración anterior habíamos visto cómo Andrés Manuel como candidato era altamente rentable en términos de multiplicación de votos para la coalición que lo postula. Así por ejemplo, en el 2012 observamos que mientras el PRI agregó poco menos de siete millones a su cosecha de las intermedias del 2009 y el PAN sólo tres millones más, la candidatura de López Obrador aportó más de once millones a los que tenía el PRD tres años antes.
Es cierto que en el 2018 las circunstancias habrán cambiado significativamente para todos los partidos.
EL FACTOR Y ACTOR AMLO
EL CASO de mayor interés para los tabasqueños sería sin duda López Obrador, porque en el 2006 y 2012 se demostró que estando en las boletas logra el ya conocido “Efecto AMLO” que le permitió a su coalición ganar las seis diputaciones federales y las dos senadurías en aquellos comicios. También en el 2012 un tanto por el “Efecto AMLO” y otro tanto por una suma de circunstancias locales hizo que su coalición encabezada por el PRD obtuviera aparte de las posiciones federales de mayoría 19 diputaciones locales, 10 alcaldías –destacadamente Centro- y sobre todo la gubernatura con Arturo Núñez Jiménez.
Por esa dinámica que caracteriza a las izquierdas no sólo en México sino prácticamente en todo el mundo, el PRD se dividió en un proceso inverso al que ocurrió a partir de 1988. Con miras al 2018 López Obrador hizo una apuesta arriesgada: formar un nuevo partido. Sólo tres años para colocarse en la contienda, teniendo que pasar por la prueba de este 2015.
Asegura Morena que irá sin alianzas dentro de tres años. Casi puede adelantar este columnista que la estrategia cambiará. Todas las fuerzas que se presenten a competir requerirán de coaliciones. Declaradas, formales o informales, pero habrá alianzas. Es un asunto de operatividad según se vio este año.
Quien no lo haga, como el PAN en el 2012, quedará rezagado.
Se afirma que previendo la ruta que seguirá López Obrador, una corriente del PRI echó a caminar otra fuerza que buscaría restar presencia al tabasqueño. Se trata de los independientes personificados en el “modelo Brinco” de Jaime Rodríguez (ex militantes de partido sin partido).
Puede parecer una interpretación forzada, pero si no fue de esta manera al principio, es previsible que un potencial candidato independiente serviría para dispersar el voto anti PRI que hasta ahora capitalizaba AMLO.
Visto el rechazo de López Obrador a todo acercamiento con el PRD de Los Chuchos (habrá que comprender que el perredismo no es homogéneo), no sería impensable una alianza los solaztequistas con el PAN, como ya sucedió en el 2010 para “romper la hegemonía tricolor”, y como estuvo a punto de ocurrir en el 2015.
La desaparición del Partido del Trabajo quita un foco de dispersión a la izquierda y es casi un hecho que Movimiento Ciudadano (PMC) buscará apoyarse en el movimiento lopezobradorista para evitar perder su registro en la batalla del 2018.
AL QUIRÓFANO
LA ORGANIZACIÓN electoral en Tabasco tiene que someterse a una revisión profunda. No es posible que 2 mil 250 funcionarios de casillas no hayan sido capacitados, según reconoció Jorge Castillo, vocal de educación cívica del Instituto Nacional Electoral en Tabasco.
De acuerdo a esta versión, un total de mil 750 funcionarios de casilla fueron tomados de la fila de votantes, lo que obliga a analizar por qué no acudieron en tan alto porcentaje. Pero también resulta preocupante en extremo que 750 de quienes sí acudieron no habían sido capacitados.
El consejero David Cuba sostuvo que la mala integración de la documentación electoral se debió precisamente a la mala capacitación por parte del INE. Habrá que recordar que Javier Núñez, de Morena, había denunciado que operadores del PVEM estaban “comprando” a representantes de casilla y representantes generales de los partidos previamente a la elección.
Como se ha visto, la buena organización de las elecciones debe ser también una demanda del gobierno porque aún cuando el INE y el IEPCT son organismos autónomos, un mal funcionamiento de estos representa un riesgo político a la estabilidad.
En consejero Oscar Guzmán afirmó que el gobierno estatal “no intervino para nada” y que “ha sido muy respetuoso” de las instituciones. Con más razón tanto el IEPCT como el INE deben entregar buenas cuentas. (
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