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Home Escala Crítica INDÍGENAS, POBLACIONES EN EXTINCIÓN; LA “SANA CERCANÍA” ESTILO BELTRONES

INDÍGENAS, POBLACIONES EN EXTINCIÓN; LA “SANA CERCANÍA” ESTILO BELTRONES

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 Escala Crítica/Columna diaria

*Pueblos originarios, pobreza extrema cuatro veces más alta en México
*Según INEGI, hay en Tabasco 60 mil 500 hablantes de lenguas indígenas
*Evitar confusiones entre partido, gobierno, servicio públicos y recursos
Víctor M. Sámano Labastida
 
EL DOMINGO 9 de agosto se conmemoró el Día Internacional de los Pueblos Indígenas. Son también llamados pueblos originarios. Según la ONU, en el mundo hay unas 370 millones de personas que pueden ser clasificados como indígenas, aquellos que también tienen como lengua materna un idioma autóctono. Para nuestro país los cálculos varían, pero se estima que unos 15 millones pueden ser denominados propiamente indígenas.
Se trata de una población en su mayoría marginada, que sufre el permanente despojo de sus propiedades, la ocupación de su territorio y la extinción de sus costumbre y cultura.
En el caso de Tabasco, según los censos nacionales del 2010 en el estado vivían unos 60 mil 500 indígenas, sin embargo otros registros elevan el número a 120 mil. Falta un registro fiel en el país de estos habitantes; por tanto se desconoce realmente su situación social y económica.
Los 60 mil 500 indígenas tabasqueños registrados en los censos del INEGI son aquellos que hablan su propia lengua; la mayoría -unos 30 mil-, hablan el idioma chontal. El segundo grupo de indígenas tabasqueños son los choles (13 mil 840), y en menor medida los tzeltales (2 mil 849) y tzotziles (un mil 379)
Estos tres últimos grupos tienen mayor presencia en el estado vecino, Chiapas. Ahí los hablantes de tzeltal son más de 460 mil; el tzotzil, más de 417 mil; los choles casi 192 mil y zoques unos 54 mil.
Oaxaca es el estado que tiene un mayor porcentaje de población con uso de una lengua indígena: un millón 165 mil personas que representan el 34.2% del total de habitantes en aquella entidad. Por porcentajes le siguen Yucatán, con un 30.3%, Chiapas 27.2, Quintana Roo 16.7, Guerrero e Hidalgo 15.1 y Campeche 12.3.
En todas las entidades sobreviven hablantes indígenas. Hay estados donde casi se les ha extinguido como Guanajuato, con sólo 14 mil 800 personas, Coahuila con 6 mil y Aguascalientes con únicamente 2 mil 400. Apenas un 0.3 por ciento de su población como máximo.
Los indígenas forman el grupo de población más empobrecido y marginado del país. El estudio “Desigualdad extrema en México” presentado por la organización Oxfam México señala que la pobreza extrema es cuatro veces más alta entre las poblaciones originarias, siendo las mujeres las que padecen mayor marginación y abusos.
En el caso de Tabasco, los chontales son quienes más han padecido desplazamiento por la explotación petrolera, el crecimiento urbano y la inundaciones, entre otros factores.
PARTIDO, GOBIERNO, SIMBIOSIS
DURANTE décadas México estuvo gobernado por una casta en la que predominó el instinto autoritario, los mecanismos de conservación del poder por cualquier medio. Diversos episodios muchas veces heroicos permitieron ir abriendo “el sistema”. En el “partido casi único”, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), convivieron liberales, conservadores, reaccionarios, hasta tendencias socialistas  y comunistas. No fue casual que el entonces presidente Ernesto Zedillo surgido de un accidentado proceso en el tricolor hablara a mediados de los años noventa de una “sana distancia” entre su gobierno y el PRI.
Mucho se ha escrito recientemente de esta “sana distancia”, sobre si existió o no y sobre su significado. Esto a raíz de que el próximo dirigente del PRI, Manlio Fabio Beltrones, anunció que terminaron los tiempos de la “sana distancia” entre su partido y el gobierno emanado del tricolor.  “Somos el partido en el gobierno”, dijo Beltrones y a partir de ahora habrá una “sana cercanía”.
No me detendré a revisar si aquel anuncio de “sana distancia” que hizo Zedillo en diciembre de 1994 se cumplió o no en su partido, sino más bien me parece necesario expresar la preocupación que despierta la posibilidad de que nuevamente se confundan partido y gobierno. 
Aunque no se ha erradicado del todo, se logró aminorar lo que durante mucho tiempo fue característica de aquello que el escritor Mario Vargas Llosa calificó como “dictadura perfecta”, otros como “la dictablanda”, o como una “democracia bárbara”, llamada así por el filósofo, escritor y militante comunista José Revueltas. Me refiero a la simbiosis partido-gobierno.
Para efectos prácticos recordaré que hubo un tiempo en el que llevado al extremo, la interpretación “partido igual a gobierno” se expresó en la política de “empleado público igual a militante del partido”. Se daba por hecho de que sólo quienes tuviesen credencial del partido en el gobierno podían acceder a los puestos públicos. Y que para conservar “la chamba” se tenía que hacer “militancia” partidista.
Lograr establecer la diferencia –más allá del discurso zedillista- entre partido y gobierno para efectos del ciudadano fue una tarea difícil.
Casos absurdos se registraron a finales de los ochenta, en plena crisis del “partidazo”, cuando a los directivos de las dependencias oficiales llegaban oficios indicándoles su obligación de ser promotores del voto tricolor. Había “cuotas” de “promovidos” que se tenían que llevar a las urnas.
Resultaba inconcebible e inaceptable para el sector más recalcitrante del partido en el poder que alguien que no tuviese “militancia” efectiva llegara a un cargo de alta responsabilidad. Había por supuesto islas de libertad, pero esas se fueron ganando –como toda libertad- a base de sacrificios y en un largo proceso ciudadano.
Todo político en el poder y con poder participa de una u otra forma en las decisiones de su partido. Es fundamental defender la sana distancia, o la sana diferencia, entre el poder público y el poder partidista. Recordemos, además, que los partidos son cada vez más regulados como entidades públicas, financiadas con recursos públicos, obligados a rendir cuentas.
Por lo pronto, Beltrones será dirigente del PRI y ya se le ve compitiendo por la candidatura presidencial. Ahí sí no habrá “sana distancia” entre un líder y su aspiración.
AL MARGEN
SE CONFIRMÓ que Morena elegirá el 20 de noviembre al sustituto de Martí Batres como dirigente nacional. No habrá consulta directa sino lo harán delegados surgidos asambleas distritales que se realizarán el 20 de septiembre…CON JUSTA indignación se exigió sancionar Miguel García Valencia, profesor presunto integrante de la CNTE que amenazó a comunicadores. Un grupo de reporteros se manifestó ayer en Villahermosa contra el exabrupto magisterial. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )
 
 

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