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Home Escala Crítica AVENIDA INDEPENDIENTE: CIUDADANOS, PARTIDOS Y CRISIS REPRESENTATIVA

AVENIDA INDEPENDIENTE: CIUDADANOS, PARTIDOS Y CRISIS REPRESENTATIVA

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 Escala Crítica/Columna diaria

* Candidatos independientes: respuesta mundial a la crisis neoliberal. 
* México en una laguna: ¿abrir y cerrar opciones independientes?       
* Emboscadas, membresías ocultas y gato por liebre.     
Víctor M. Sámano Labastida
 
HEMOS comentado en este espacio todo el jaloneo de las candidaturas independientes. El debate coyuntural respecto a quienes pretender frenar este tipo de postulaciones, aquellos que nos quieren dar gato por liebre (partidarios disfrazados de no partidarios), o de quienes son motivados sólo por afanes de revancha personal. Siempre hay que recordar, me parece, la lección de los partidos europeos: la autocontención, para no ser avasallados por los enconos sin proyecto.
¿De dónde surgieron las candidaturas independientes en el mundo político del siglo XXI? 
Deslizamos una hipótesis: esta historia se gestó en 2008, con la crisis económica financiera de la aldea global, equivalente al crac de 1929: 700 mil millones de dólares en pérdidas para múltiples actores públicos, pequeñas y medianas empresas, sindicatos, trabajadores pensionados, bancos crediticios en pequeña escala y corredurías de bolsa.  
Esa crisis global golpeó bolsillos ciudadanos a destajo, y nada duele más a nivel social. Se erosionaba así la bonanza del modelo capitalista neoliberal, afianzada simbólicamente en 1989 con la caída del Muro de Berlín, principio del fin para el modelo socialista.
 
MALOS PERO CONOCIDOS    
ANTES de voltear a las candidaturas independientes, cada país agotó su repertorio de respuestas en lo políticamente existente: opciones tradicionales que intentaron modernizar su discurso de ‘captación ciudadana’. El camino capitalista desde 1989 era esperanzador. Inglaterra buscó la tercera vía, entre socialismo y capitalismo; Alemania buscó la reconciliación con su historia competitiva y feroz; Francia defendió su legado humanista con parlamentarismo intenso y seguridad social; España, desde la experiencia de la república restaurada, ensayaba caminos de tolerancia; Estados Unidos se debatía entre su autoritarismo con economía de guerra (clan Bush) y sus libertades heterodoxas (Clinton, Al Gore y Obama). 
En México aparecía la izquierda política competitiva y una derecha pragmática, mientras Carlos Salinas buscaba ‘trascender al PRI’ con la doctrina del ‘Liberalismo Social’: una supuesta modernización económica desde y para las élites, con ropajes autoritarios de la revolución institucionalizada. 
Muy poco funcionó para el modelo neoliberal, que por la ausencia de crecimiento económico sostenido se montó en un discurso globalizante que encontró resistencias globalifóbicas. El crac del 2008 detonó el hartazgo ciudadano que ahora recorre el mundo en forma de opciones independientes para el quehacer político: Grecia, Polonia, Portugal, la primavera africana, Irlanda, España, Uruguay, Bolivia, Costa Rica. 
Un contrasentido, dada la democracia representativa que domina en el mundo a través de partidos políticos. Tratemos de explicar ese contrasentido. 
 
¿PARTIDOS SIN CIUDADANOS 
Y CIUDADANOS SIN PARTIDO?
LOS PARTIDOS deberían ser la expresión ciudadana por excelencia, al representar las tendencias sociales y culturales de un pueblo. Por ello, en sentido clásico, los partidos requieren definiciones: proyecto de nación, plataforma de ideas, objetivos concretos de bienestar y valores sociales a defender. Hay que escoger, también en sentido clásico, los segmentos de la población que se quieren representar con mayor fuerza en un partido político. 
Ahora bien: el sentido clásico de funcionamiento de un partido político quizás ya no es suficiente para el ciudadano moderno. En el ciudadano del siglo XXI influyen complejas migraciones, la explosión mediático/tecnológica y mezclas raciales que estimulan la diversidad cultural, así como un rasgo (ethos) que dinamiza  derechos humanos. En Europa, en Estados Unidos y Latinoamérica, todo esto ha construido una realidad compleja que rebasa el estándar clásico del cual surgieron los partidos políticos. La realidad política no abarca ya la complejidad de la vida ciudadana.    
¿Y así se llegó al descrédito de los partidos políticos como gestores de gobierno? No sólo así, porque el descrédito partidista requiere la incompetencia de los políticos, no sólo su incomprensión cultural.  Aquí no hay una sola razón técnica o cultural, y cada país muestra circunstancias que abonaron el descrédito de los partidos políticos como gestores de gobierno. 
Con todo, persiste como respuesta un fondo común de crítica a los partidos por su pragmatismo feroz (el poder por el poder) y el olvido de principios esenciales de convivencia y gestión pública. Las instituciones del siglo XIX atravesaron el siglo XX pero han naufragado en el siglo XXI. 
En México, las débiles respuestas ante la inseguridad pública, la erosión del estado de derecho, la aplicación de una economía macro con poca eficacia micro, son elementos cruciales del descrédito de los partidos y su nula legitimidad como gobernantes. Como cereza en el pastel, la alternancia en el poder (en alcaldías, gubernaturas, diputaciones, senadurías y finalmente presidencia de la república) probó que otras opciones políticas cojeaban del mismo pie.      
2018: A LA CAZA DEL MAMUT 
¿TAMBIÉN INDEPENDIENTE?    
ASÍ LLEGAMOS a la moda actual: un candidato independiente se desembaraza del descrédito partidista (abandona su partido que antes lo abandonó a él)  y triunfa doblando en número de votos a sus contrincantes. Sucedió en un estado tan pujante y tan estratégico como Nuevo León. Otro lo hizo como candidato a diputado federal, también en el norte del país, y uno más como candidato a diputado local.
Las candidaturas independientes son aire fresco para la república, pero también un riesgo de espejismo político. Para el 2016 y el 2018, el membrete independiente estará en boca de todos. Es la franquicia que parece ganadora, el ticket directo al poder. Pero no es garantía de superación de los vicios que prevalecen en la clase política. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )
   
 
 

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