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Home Escala Crítica DEL 2016 AL 2018: VISIONES Y REVISIONES DE LA HISTORIA PARTIDISTA; A DÓNDE IRÁN

DEL 2016 AL 2018: VISIONES Y REVISIONES DE LA HISTORIA PARTIDISTA; A DÓNDE IRÁN

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 Escala Crítica/Columna diaria

*En las urnas, decidir sobre proyectos o sólo sobre personas
*Partidos políticos: entre el exterior y su historia; ligereza ideológica
*El mando único policial y seguridad, ¿imposición o acuerdo?
Víctor M. Sámano Labastida
 
SUPONGAMOS, amable lector, que por un momento no importan los nombres en la política. Que se revisan las ideas sobre el destino de México y el proyecto gubernamental a ejecutar. Que el punto de partida, son los partidos políticos y sus historias. Entonces, la construcción social/histórica de México tendría algo que decirnos. Los apuntes siguientes quieren ser, en el inicio de 2016, una revisión de las posibilidades institucionales de cambio y permanencia en México.                     
EXAMEN DE HISTORIA 
 
SI SE REVISA la historia mexicana en el siglo XX, vemos que cuatro partidos aprueban. Por estricto orden de fundación y sus siglas actuales: PAN (1939); PRI actual (1946),  PRD (1989), MORENA (2014). Estas menciones cronológicas ameritan precisiones históricas: el PAN tuvo antecedentes sociales en círculos combativos del bajío católico (Querétaro, Guanajuato, Jalisco y Michoacán) con los llamados cristeros (1926-1929), lo mismo que universitarios e incipientes empresarios forjados en la UNAM (Manuel Gómez Morín, fundador del PAN, fue Rector de la UNAM y además fundador del Banco Central para administrar finanzas gubernamentales). El PRI fue primero PNR, Partido Nacional Revolucionario, de 1929 a 1938 (de la mano de Plutarco Elías Calles, en pleno poder transexenal), y después se convirtió en Partido de la Revolución Mexicana (PRM-1938), con la ruptura definitiva entre el presidente Lázaro Cárdenas y el caudillo Calles. Las siglas del PRM se mantuvieron hasta 1946, cuando en el sexenio alemanista despegó el PRI.  Es un partido que nació en el poder.
El Partido de la Revolución Democrática (PRD) tuvo tres vertientes de origen: a) fue estratégicamente una escisión del PRI en 1987, al definirse los tiempos presidenciales para el dúo De la Madrid/Salinas, b) fue una convergencia de militantes socialistas y comunistas, en la brega política desde los años 40s, aunque sin registro legal el Partido Comunista, hasta los años setentas en que el Partido Socialista Unificado de México (PSUM) y el PST (Partido Socialista de los Trabajadores), entre otros, entraron en juego oficialmente; c) los dispersos movimientos sociales y hasta ex guerrilleros.                                        
MORENA fue una escisión del PRD, y pudieran apuntarse antecedentes similares, aunque la visión histórica de su líder, López Obrador, apunta a la tradición liberal del siglo XIX: Movimiento de Regeneración Nacional, pero también con elementos radicales que pesan en su integración. Esto no parece casualidad, sino búsqueda de referentes históricos para el diseño de una propuesta diferente de país.
     
¿QUÉ DICE LA HISTORIA?
 
UNA INTERPRETACIÓN sobre el origen de estos partidos, arroja características significativas, aunque me detengo sólo en algunas de ellas: en el PAN, a) la vertiente institucional desde la empresa y la academia, con Gómez Morín de faro, pero también b) la vertiente doctrinal cristera de resistencia y encono ante el laicismo del Estado Mexicano; en el PRI, a) la vertiente de ejercicio vertical del poder en los tiempos de Calles, pero también b) la vertiente liberal del Cardenismo, como puente institucional hacia las clases mayoritarias olvidadas por el Callismo, que trabajó con élites.
En el PRD, a) la vertiente nacionalista/cardenista de cuño democrático, pero también b) la vertiente combativa y dogmática del comunismo/socialismo perseguido en México de forma sistemática antes de la reforma política de 1977; en MORENA, a) las vertientes ya mencionadas, heredadas del PRD, pero también, b) la vertiente liberal del siglo XIX, que no quiere reconocer su rostro en los enjuagues de poder y negociaciones políticas del siglo XX mexicano.
Surgen interesantes cuestiones que deberán resolver estos cuatro partidos políticos: ¿qué filiación histórica y cultural dominará en su proyecto gubernamental y de nación en el siglo XXI?, ¿o es posible tirar la historia a la basura y definir prioridades nacionales a partir de una nueva plataformas de ideas? Más aún: las coaliciones para gobernar con legitimidad representativa, ¿son posibles al pasar por alto la historia partidista, o tomándola en cuenta?, y por último: ¿hay manera de evitar, con esta base histórica y cultural, las definiciones de proyecto de nación hacia el exterior? Recordemos: un exterior que cada vez más influye en las decisiones internas de los gobiernos nacionales.   
Todo esto lo tendrán que plantearse los cuatro partidos políticos que con alguna viabilidad aspiran a ganar las elecciones de 13 gubernaturas en 2016, las que se disputen en 2017 y por supuesto las presidenciales en 2018.                              
Puede ser que la lectura histórica/partidista aquí esbozada no tenga que ver con la realidad política, miope en historia. De cualquier modo, en los duros tiempos del siglo XXI mexicano, la ligereza ideológica puede ser mala consejera. Hay mezclas políticas que fomentan la confusión. Por ejemplo, las eventuales coaliciones entre conservadores panistas y liberales furibundos de izquierda, o los pactos entre dinos priístas y empresarios panistas, o los arreglos entre morenistas forjados en la protesta social y perredistas acostumbrados a las tribus. En la realidad todo puede pasar, con tal de alcanzar el poder. Incluso desconocer las lecciones de la historia. 
 
MANDO ÚNICO, INTERESES DISPERSOS
 
EN OCTUBRE del 2010, hace más de cinco años, el entonces presidente Felipe Calderón envió a los diputados una iniciativa para establecer el mando único en las policías del país. Esta propuesta no fructificó en la administración del Partido Acción Nacional y fue retomada por Enrique Peña Nieto, del PRI.
El objetivo, se afirma, es que en lugar de que existan más de dos mil corporaciones policiacas en los estados y municipios, sólo se tengan 32 jefaturas. Una por cada estado. 
Pero aun cuando la mayoría de los gobernadores está de acuerdo, quienes se oponen son los presidentes municipales que provienen de los más diversos partidos y grupos.
En el estado de Morelos, el gobernador Graco Ramírez ordenó por decreto la aplicación del mando único. Una respuesta al reciente asesinato de una presidenta municipal.
Los gobernadores surgidos del PRD apoyaron la aplicación del mando único. E
existe una amplia discusión sobre si esa puede ser la respuesta a la extendida presencia de la delincuencia, o si lo que se necesita es fortalecer la autonomía municipal y la coordinación entre las diversas policías. La discusión sigue, la delincuencia avanza. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )
            
 
 

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