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Home Escala Crítica MISTERIOS OFICIALES Y MEDIÁTICOS DEL CHAPOGATE; MÁXIMA SEGURIDAD

MISTERIOS OFICIALES Y MEDIÁTICOS DEL CHAPOGATE; MÁXIMA SEGURIDAD

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 Escala Crítica/Columna diaria

 
* El misterio mayor: sus conexiones políticas y financieras.    
* Factor extradición: la debilidad institucional de México.  
* La marea mediática: cortina de humo sobre la agenda de seguridad.     
Víctor M. Sámano Labastida
 
UNA sorprendente declaración de la procuradora de la república Arely Gómez (lunes 10 de enero), muestra el problema institucional de información en torno a la recaptura de Joaquín el Chapo Guzmán: “Nos damos cuenta que tenerlo más tiempo no nos va a dar nada para la investigación. En cambio, a otro país le puede brindar mayores elementos”. Es una confesión de ineptitud que haría las delicias del añorado Carlos Monsiváis en su columna ‘Por mi Madre Bohemios’, que cazaba torpezas gubernamentales. 
En pocas palabras: la titular de la PGR admitió que da lo mismo tener al Chapo para un interrogatorio, que no tenerlo. El mensaje al país es: No hay más información significativa, no se puede hacer nada para que el Chapo hable y… lo mejor es pensar en su extradición a los Estados Unidos. Mientras tanto, con el olfato que acostumbra en cuestiones cruciales, López Obrador puso el dedo en la llaga: “Que diga el Chapo cuáles son sus contactos políticos y a quiénes sobornó para escapar”. ¿Sobre eso no hay nada qué decir? Es significativo que ningún político de renombre nacional jalara de ese hilo argumental que lanzó AMLO. Los sonidos del silencio en la política quizás dimensionan la (falta de) ética y los callos (pisados). Además de ese misterio mayor, veamos otros misterios mediáticos del Chapogate.                                    
 
TELENOVELA BLACKBERRY 
VERSUS REDES FINANCIERAS            
 
MIENTRAS los medios nacionales centraban su cobertura en los mensajes de celular Blackberry filtrados a la prensa, entre la actriz Kate del Castillo y el Chapo, quedaron en el olvido otras preguntas que completarían el rompecabezas: ¿hay o no una estructura empresarial a desmontar, para seguir las rutas del lavado de dinero del cártel de Sinaloa?, ¿cuáles son las conexiones significativas y eventuales complicidades entre empresarios, políticos y narcotraficantes?, ¿hay o no colaboración a fondo entre la Secretaría de Hacienda, la PGR y la Secretaría de Gobernación, para indagar sobre el lavado de dinero del Chapo? 
Desde este ángulo de la historia, llama la atención que la PGR ‘invitó’ a declarar a Kate del Castillo en calidad de testigo, mientras nada se informa sobre las redes financieras y complicidades políticas del Chapo. ¿Pudiera ser esto un toque de discreción, para mejor actuar a la hora de las detenciones? No parece probable, por la declaración ya citada de la procuradora Arely Gómez. Sin embargo, ya visualizado el complejo panorama del chapogate, surge una interesante cuestión: la ineptitud oficial para investigar no parece casual, sino una decisión estratégica del gobierno federal para mantener quietas las aguas en tiempos electorales y así prolongar el misterio de las conexiones entre narcotráfico, empresarios y políticos.                                                  
 
EXTRADICIÓN DEL CHAPO
EZQUIZOFRENIA JUDICIAL
 
LA SITUACIÓN del gobierno federal, a la hora de procesar la nueva detención de Joaquín el Chapo Guzmán, ronda ya la esquizofrenia judicial: tan lejos y tan cerca; ni contigo, ni sin ti. Es claro que, después del ridículo gubernamental por la segunda fuga (‘imperdonable’, en palabras de Peña Nieto), era prioritaria la recaptura. Ahora bien, el error enmendado con la detención trajo consigo un escenario incómodo en  grado sumo, aunque las voces mediáticas hablan de un triunfo en toda regla para el gobierno federal. Expliquemos este punto: mientras la medalla peñista implica que El Chapo siga aquí para cumplir su condena e intentar que suelte la sopa, por otro lado el temor peñista es que tal situación salpique tanto que derive en una crisis de ‘seguridad nacional’ lo que El Chapo sabe y pudiera declarar. 
Por eso, la extradición de Guzmán a los Estados Unidos es ya un escenario contemplado en las declaraciones gubernamentales. Pero esa extradición también conlleva críticas. La principal de ellas, que México sea visto como un país que no puede controlar su aplicación de justicia en el caso de narcotráfico más importante. Si no puedes con eso, entonces la comunidad internacional no otorga la estrellita del orden a este gobierno. En resumen: un fastidio si el Chapo se queda, un fastidio si el Chapo se va. De ahí la esquizofrenia: ni contigo, ni sin tí. 
Lo que sigue para los próximos meses en el gobierno federal, dado que la extradición seguirá un proceso lento (pero seguro, a decir de los especialistas que estudian el crimen organizado en México), se condensa en la siguiente pregunta: ¿cómo garantizar la aplicación verosímil de justicia sin que aparezcan las redes de complicidad del cártel de Sinaloa a nivel empresarial y político?         
LAS INFORMACIONES mediáticas nacionales no abordarán la delicada trama política y empresarial del caso Chapo. A las telenovelas con Blackberry se sumarán paseos informativos, como el tour más reciente de Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación renacido para el 2018, que lo llevó en unas horas de Radio Fórmula a Milenio Televisión a Televisa a El Financiero Noticias. Celebridad que recobra el habla, pero no las estrategias de fondo que acaso necesita México sobre seguridad.
 
EL “MÉDICO” CARSTENS 
            
HACE unos ocho años, el entonces secretario de Hacienda Agustín Carstens afirmó que la crisis financiera desatada en Estados Unidos sería sólo un catarrito para  México. De esta manera el responsable de las finanzas públicas pretendió minimizar el impacto de una caída económica que afectó seriamente a México y a muchos otros países.
Podríamos decir que los efectos de aquella crisis aún no terminan, aunque Carstens trató de evitar el pesimismo. Por eso llama la atención que ahora un personaje que cuidó su lenguaje  ahora como gobernador del Banco de México haya dicho que los países emergentes deben estar preparados para una crisis potencialmente severa y de consecuencias violentas.
Cuando se habla de los países emergentes resulta evidente que se incluye a México. Hay varios factores y mecanismos del sofisticado mercado financiero que según  Agustín Carstens pueden dañar a nuestras economías.
Lo que para algunos, en la parte alta de la pirámide, significa dejar de ganar o ganar menos en el mercado financiero, para los más pobres el resultado es más dramático: pierden sus casas, reducen su consumo de alimentos, aumentan su pobreza. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )
 
 

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