www.ventanasur.com

  • Aumentar fuente
  • Fuente predeterminada
  • Disminuir fuente
Home Escala Crítica PAN Y PRD: PRESENCIA ELECTORAL Y EL CLAVO ARDIENDO DE LAS ALIANZAS

PAN Y PRD: PRESENCIA ELECTORAL Y EL CLAVO ARDIENDO DE LAS ALIANZAS

E-mail Imprimir PDF

 Escala Crítica/Columna diaria                      

* Escenarios aliancistas: ética versus pragmatismo.    
* Ideologías contrastantes: agua y aceite por votos.  
* Imagen partidista ante ciudadanos: deterioro.    
Víctor M. Sámano Labastida
 
 
EN UN SENTIDO ético, toda alianza político/partidista debería ser el fruto de una reflexión sobre las posibilidades de cambio social coherente. Las alianzas, en esta perspectiva, tendrían que ser la culminación de un análisis que permitiera asumir costos y beneficios sociales sin perder identidad de partido. 
Desde luego: en una alianza determinada, no cualquier combinación de plataformas políticas es coherente y atractiva para el electorado. La prisa y la coyuntura son malas consejeras si se trata de unir ideologías dispares. 
El contraste de políticas a plantear (sobre todo, en el campo ideológico que va de izquierda a derecha) significa un río demasiado revuelto. De cualquier modo, México lo ha visto en diferentes estados, en aras de un pragmatismo político que busca votos antes que definiciones puntuales sobre un proyecto de gobierno. Con tal de lograr una alianza cueste lo que cueste, el riesgo es meter demasiadas ideas diferentes en el programa de campaña, y quizás se logre un efecto contraproducente: la ciudadanía que confía en determinado partido cuando va en solitario a las urnas, acaba por desconfiar de un compromiso aliancista que ideológicamente mezcla agua y aceite.          
Veamos el caso de las alianzas entre PAN/PRD, dado que se habla ya de que irán juntos a 4 de las 12 gubernaturas que se disputan el 5 de junio, siendo Veracruz la alianza estratégica más notable, al concentrar más de 6 millones de ciudadanos.   
 
CIRCUNSTANCIAS QUE SON 
NECESIDADES POLÍTICAS 
LOS TIEMPOS de definición ya están aquí. Este 2016, las alianzas entre PAN y PRD se darán en el marco de una polémica ideológica mezclada con la imperiosa necesidad de presencia electoral. Los dos partidos vienen de una sacudida en 2015 que ha disminuido su presencia en el Congreso y su imagen opositora ante la ciudadanía. Han perdido en los dos lados de la mesa: en el terreno porcentual y en la credibilidad. Ahora, incluso los políticos más radicales de ambos partidos se aferran al clavo ardiendo de las alianzas. 
El argumento dominante: es la única vía para permanecer en el juego político de altura. Desde luego, si revisamos la historia del blanquiazul y del sol azteca, sorprende que en tan pocos años enfrenten un problema de subsistencia de alto calibre, sobre todo el PRD (votación nacional proyectada: 8 a 11%). La república necesita partidos fuertes, pero el desgaste del PAN y del PRD ha sido mayúsculo.  
¿Por qué se presentó tal erosión política en partidos que han sido protagonistas de la transición mexicana? Abordemos el pasado reciente: tanto el PAN como el PRD apostaron, al principio del actual sexenio, por un pacto con el gobierno emanado del PRI. Un PRI que regresaba a Los Pinos con urgencia de legitimidad. Esta legitimidad se buscó en los partidos por fuera del Congreso. No se cocinaron acuerdos en el Congreso, sino en mesa aparte de operación presidencial. Así, los actores partidistas del pacto por México concretaron reformas legislativas que desde fuera, con la venia de Los Pinos, se llevaron al Congreso para su aprobación, sin que la oposición panista y perredista presentase algo más que dedos alzados. 
Lo demás ya se sabe: hasta ahora, esas reformas (12) no han dado los resultados que se esperaban en calidad de vida y mejora del estado de derecho, impartición de justicia y freno a la corrupción. Esto ha representado para el PAN y el PRD un desgaste en materia de credibilidad sobre su vocación opositora. 
 
VOTOS EN EL HORIZONTE, 
¿ESTADO POR ESTADO?  
 
LA CONFUSIÓN y el oportunismo parecen los motores que mueven los actuales esfuerzos de alianza PAN/PRD. Esto refleja orfandad política: no hay una figura fuerte que aglutine una tendencia programática. No aparecen líderes fuertes socialmente, mucho menos estadistas, en las dos agrupaciones. Que el joven Ricardo Anaya dirija al PAN y el otoñal pero beligerante Agustín Basave dirija al PRD, brinda una idea clara de la orfandad política que es ausencia de proyecto nacional.        
Sin embargo, en los estados todo puede pasar. Como si fuesen harina de otro costal. Es decir: que la república se fragmente en proyectos regionales (norte, sur, centro) y estatales (Veracruz, Puebla, Durango, Chihuahua), para que los votos fluyan. Las alianzas posibles, estado por estado, son el clavo ardiendo que busca un repunte electoral. Es la última llamada por los votos.  
La historia mexicana está repleta de oportunismos en la política. El PRD perdió el factor aglutinador de López Obrador y tiene que reinventarse con la desaparición de tribus; el PAN ya fue gobierno a nivel federal y tiene que luchar contra una imagen (bien ganada) de mediocridad gestora. 
Ambos partidos tienen un problema electoral grave, cuando se trata de alianzas: para un votante típico del PAN, su segunda opción es el PRI; lo mismo para un votante típico del PRD: en el espacio ideológico, antes que el PAN, está MORENA. Bajo esta perspectiva, las alianzas parecen prendidas con alfileres. Pudieran dar más votos que en solitario, si se encuentran figuras públicas atractivas en cada estado, pero no hay garantía de que serán suficientes. Morena y el PRI se frotan las manos, rumbo al 2018 presidencial. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )
 
 

Escribir un comentario


Código de seguridad
Refescar