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Home Escala Crítica OBAMA, LA POLARIZACIÓN POLÍTICA Y LA BATALLA POR LOS DERECHOS CIVILES; UN EJEMPLO

OBAMA, LA POLARIZACIÓN POLÍTICA Y LA BATALLA POR LOS DERECHOS CIVILES; UN EJEMPLO

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 Escala Crítica/Columna diaria

*Bien por el debate político electoral, pero importan más las acciones
*Mirar al vecino liberalismo político, embudos económicos y crisis
 
Víctor M. Sámano Labastida
AHORA que en Tabasco se vive la pequeña batalla por la alcaldía de Centro, pero que por varias razones partidistas los actores han buscado elevarla al nivel de una guerra definitiva, valdría recordar que por sobre las diferencias partidistas debe estar la efectividad de los gobiernos. Se confirmó que el jueves hubo una  reunión extraordinaria de coordinación en materia de seguridad entre representantes estatales y federales. Los secretarios de Gobierno, Raúl Ojeda, y de Seguridad, Sergio Martínez, así como el fiscal Fernando Valenzuela, anunciaron que se reforzarán una serie de acciones.
Hay una serie de experiencias nacionales e internacionales que nos muestran que no es al calor del debate electoral como se resuelven los problemas fundamentales de la población. Quizá el debate sirva para esclarecer algunos puntos de vista, pero lo que cuenta son las acciones y los recursos disponibles para ello.
A reserva de que nos ocupemos de lo dicho por las autoridades y los actores políticos en materia de seguridad, hoy quisiera detenerme en una experiencia extranjera, de nuestros “vecinos distantes”, respecto a las elecciones y el avance de los derechos civiles. 
 
REDUCIR LA POLARIZACIÓN
 
ESTE año llega a su fin la era de Barack Obama, 2009-2016. El presidente 44 de USA fue el primero de ascendencia afroamericana y quebró un tabú cultural. Barack Hussein Obama Junior usó Internet para recibir donativos de 1 a 100 dólares en su campaña presidencial de 2008. Avalancha que dejó sin respuesta a sus adversarios tradicionalistas. Tuvo recursos sin comprometerse con  poderes fácticos. Ganó y transmitió vientos de cambio. No era gratuita la esperanza mundial, con un talentoso afroamericano en la Casa Blanca (47 años de edad, Doctor en Derecho) luego de la autoritaria Era Bush. Las 2 elecciones presidenciales previas en USA fueron traumáticas, con resolución en la Suprema Corte. Obama redujo la polarización política. Una lección.
Obama comenzó su mandato capoteando una crisis financiera (2009) que devoró los ahorros de jubilados y pequeñas empresas, manzana envenenada de las élites para el Presidente que vino de Internet. Fue un rescate de 780 mil millones de dólares. Luego se adjudicó de forma sorpresiva el Premio Nobel de la Paz. Pocos lo creyeron merecido. Otra cosa hubiera sido esperar una muestra genuina de liberalismo político, por ejemplo el restablecimiento de las relaciones comerciales con Cuba, luego de más de medio siglo de bloqueo estadounidense. Ese hecho histórico se dimensionará con el tiempo. Ahora termina su segundo mandato con problemas financieros: recicla embudos económicos que disminuyen el bienestar de las mayorías. De ese modo, el dilema político entre Estado asistencial y Estado regulador cobra fuerza en las actuales campañas.
     
HISTORIA, SORDERAS Y RODEO
“La historia es un sordo que contesta preguntas que nadie le hace”. Esta frase de Tolstoi enfurecería al filósofo alemán Hegel, quien patentó la idea de que el progreso humano es imparable y lineal. Los siglos XX y XXI dan razón a Tolstoi: la historia transita por sombríos callejones y apenas por alguna calle con iluminación y doble sentido. Aunque no sabemos adónde vamos sí sabemos de dónde venimos, o deberíamos saberlo. Hegel no se rinde: el presente tiene historia. 
Estados Unidos recibió una carta de la historia, justo como planteó un personaje literario de Antonio Tabucchi: “Yo recibo cartas del pasado”. El pasado es Martin Luther King (1929-1968), ministro religioso y activista pro derechos civiles y contra la discriminación racial, practicante de la desobediencia civil no violenta, premio Nobel de la Paz en 1964 (el ganador más joven: 35 años de edad) y asesinado el 4 de abril de 1968. Fue la carta del pasado enviada por Luther King. 
Obama era un bebé de dos años en 1963, cuando frente al monumento de Abraham Lincoln (en Washington) Luther King pronunció su discurso más famoso, a propósito de la libertad y el trabajo para todos, basado en la reiteración de la frase “Yo tengo un sueño”. El niño Obama tenía 7 años cuando Luther King fue asesinado en Memphis Tennesse. La familia de Luther King exculpó simbólicamente al asesino y mantuvo su legado pacifista.  
Martin Luther King pudo ser Presidente. Preguntas para la historia: ¿hubiese sido posible la era del actor Ronald Reagan y su alter ego inglés Margaret Tatcher? ¿Y la doble etapa presidencial Bush? La historia se hizo la sorda, desapareció físicamente a Luther King, pero sus ideas pacifistas son un faro: “La última debilidad de la violencia es que resulta una espiral descendente, engendrando lo mismo que busca destruir. En lugar de debilitar el mal, lo multiplica. Utilizando la violencia, ustedes pueden matar al mentiroso, pero no podrán matar la mentira, ni restablecer la verdad (pero de igual manera –agrega el columnista- pueden matar al que dice la verdad, pero no destruir a la verdad).  La oscuridad no puede esconder la oscuridad: sólo la luz puede hacer esto. El odio no puede esconder el odio: sólo el amor puede hacer esto”. En Estados Unidos, después del asesinato de Luther King, las minorías raciales ganaron reivindicaciones culturales en luchas legales. No suficiente, pero se avanzó. La historia dio un rodeo de 40 años para saltarse a Luther King y llegar a Obama, contestando una pregunta que nadie le hace: ¿Obama está a la altura del legado de Luther King? 
Veamos credenciales: Obama conoce la lucha por los derechos civiles de los años 50s y 60s, pero no vivió algo parecido. En cuanto a perfil social, Luther King venía de Atlanta, el sur profundo de la guerra civil en tiempos de Lincoln, y de padres obreros. Obama vino de Hawai, con padres  profesionistas que se beneficiaron de la lucha por la igualdad racial. La memoria histórica necesita vivencias. Obama acaparó reflectores a partir de un hecho racial y lo capitalizó políticamente. Son rutas diferentes. En declaraciones de Obama no se escuchó algo parecido a lo dicho por Luther King cuando cuatro sacerdotes blancos le pidieron que dejara que las injusticias raciales se resolvieran en tribunales: “La injusticia en cualquier parte es una amenaza a la justicia de cualquiera”.   
¿Es injusto comparar a Obama con Luther King? Sin duda. Lo que importa es la conciencia de la necesidad de una sociedad más justa y segura. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )
 
 

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