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Home Escala Crítica PEÑA NIETO Y LAS ENCUESTAS: TERCA REALIDAD Y GOBERNABILIDAD AGRIETADA

PEÑA NIETO Y LAS ENCUESTAS: TERCA REALIDAD Y GOBERNABILIDAD AGRIETADA

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 Escala Crítica/Columna diaria

 
* Aceptación ciudadana de 32 y 33%: mínimo histórico presidencial          
* EPN y su defensa: son males menores; los efectos muy duros 
* Otro recorte presupuestal para 2017; entorno adverso para Tabasco
 
Víctor M. Sámano Labastida
    
COMO GÉLIDOS vientos de realidad, dos encuestas publicadas en marzo sobre la gestión presidencial de Enrique Peña Nieto arrojan 32% y 33% de aceptación ciudadana. El Universal y Consulta Mitofsky preguntaron sobre EPN a mexicanos en espacios urbanos del país, diríase su ‘público meta’ en la jerga de publicistas. 
Esto significa que, en zonas socioeconómicas afines a lo que proyecta Peña, 3 de cada 10 mexicanos aprueban su gestión y 7 de cada 10 la rechazan. Es un mínimo histórico de aceptación para un presidente mexicano. No hay precedentes de popularidad tan bajos para el hombre más poderoso del país: el que habita las alturas.
MI REINO POR UN MAL MENOR
 
EL PRESISDENTE Peña se ha referido a esas encuestas como “males menores que no perturban mis decisiones y acciones”. Por supuesto que una encuesta es  un mal menor, no la grave realidad, pero veremos que precisamente esas encuestas parecen provenir de la realidad. Vientos gélidos para un político acostumbrado a números cálidos. EPN usó en su defensa el clásico lugar común: “no gobierno para las encuestas”. Veamos, en cambio, palabras del mismo Peña cuando las encuestas le eran favorables: “Los gobernantes tenemos que escuchar a la ciudadanía que se expresa en mediciones de opinión” (2009); “los políticos no deben minimizar lo que se dice  en las encuestas, o serán pobres políticos” (2012); “las encuestas fijan buena parte de la agenda nacional y representan un sentir ciudadano claro” (2014).   
Frases de Peña, que no gobierna para las encuestas. 
¿Cómo se llegó a una percepción que cuadra con la realidad nacional, problemática y crispada? Enfoquemos un comparativo histórico de EPN en su paso por las encuestas.         
 
REY DE LAS OLAS, DESPEÑADERO 
 
ANTES de ser presidente Enrique Peña Nieto fue el rey de las encuestas. Una estrella del canal de la consulta telefónica. Político subido en olas mediáticas, con la novedad de promesas ante notario (“te lo firmo y te lo cumplo”), de 2007 a 2011 multiplicó por 4 su popularidad en todo tipo de encuestas: pasó de 10% a 40% en un lapso de 3 años (2007/2009), justo cuando se le asoció sentimentalmente con su ahora esposa, Angélica Rivera, antes actriz de Televisa. Un efecto mediático que ha sido cuestionado de diversas maneras en México: así comenzó la escalada final de Peña a Los Pinos. 
Los dígitos se acomodaron para hacer viable su candidatura presidencial por el PRI en 2012. Le sacó 25 puntos de ventaja a Manlio Fabio Beltrones, que midió sus posibilidades como político pragmático que es, y disciplinado cedió ante la ola mediática de Peña. “Con esas encuestas, no hay manera”, dijo a sus allegados y claudicó en cadena nacional. 
Un inciso: ahora, rumbo al 2018, Manlio enfrenta en las encuestas del PRI a Osorio Chong. Espera que exista la manera, pero está 15 puntos atrás del renacido Secretario de Gobernación.   
Volvamos a Peña. Ya en la contienda presidencial de 2012, EPN y su equipo esperaban un paseo con ventaja de 10 a 15 puntos sobre el rival más competitivo, López Obrador. Su ventaja oficial fue de 5. Lo que quiere decir que las encuestas presidenciales de 2012 rebasaron el margen de error admitido en estos ejercicios: de 2 a 4%. ¿Dados cargados? Quizás dados encuestados. Fue el primer round entre Peña y la realidad. En ese entonces, el periodista Ciro Gómez Leyva metió las manos al fuego por una encuesta encargada por el diario Milenio (donde trabajaba), que otorgó doble dígito de ventaja a Peña sobre López Obrador. Aceptaba apuestas Ciro. Ahora colabora en El Universal.  
De diciembre/2012 a septiembre/2014, la popularidad de Peña en encuestas fue consistente, arriba del 45%. El Pacto por México (PAN, PRD, PRI y chiquillada, de la mano) que posibilitó las llamadas reformas estructurales, le dieron un colchón que en algunas encuestas llegó al 55% de aprobación. Miel sobre hojuelas que opacó la cerrada contienda presidencial del 2012.
Lo que ha pasado de septiembre de 2014 a marzo de 2016 puede caracterizarse como el despeñadero mediático de Peña, sin necesidad de alusiones lopezobradoristas. Los ajustes mayores en el gabinete peñista, con 13 cambios en el último año en secretarías y subsecretarías de estado, dan la idea de los apuros de Peña, que como gobernante siempre fue renuente a los cambios en su equipo. 
Lo bueno es que dice no gobernar para las encuestas. Un enigma que oculta cierta ineptitud: ¿cuántos cambios habría hecho, si gobernase así? No hubieran resistido ni Osorio Chong ni Videgaray, dos cartas para el 2018 presidencial (que aguantaron bruscas devaluaciones, el precio del petróleo a la baja, señalamientos de conflictos de interés y la fuga del Chapo). 
“Si usted quiere comprar una casa y el vendedor le dice que no tiene goteras,  usted no recibe ninguna información significativa. Es lo que se espera de cualquier vendedor. Pero si el vendedor confiesa que la casa tiene goteras, entonces usted ha recibido una información significativa”. El ejemplo es de Umberto Eco, para valorar informaciones que se transmiten públicamente. Eso parece suceder con las encuestas hoy día: hay que prestar atención cuando son atípicas en su relación con el poder. 
 
LA TIJERA Y LA NECESIDAD
 
LA CAÍDA de los ingresos petroleros anticipa lo que le espera a la reestructuración del gobierno y a la redirección del país. El destino ya nos alcanzó. La Secretaría de Hacienda anunció un nuevo ajuste por 175.1 mil millones de pesos en el presupuesto del año próximo. Este recorte es adicional a los 132 mil 300 millones anunciados en febrero pasado y que le están costando a Pemex un tijeretazo de 100 mil millones. Es una respuesta a la crisis del mercado petrolero y al compromiso de reducir el déficit fiscal, se dijo.
El precio del barril de petróleo está calculado en 35 dólares, en tanto que el presupuesto de este año se había estimado sobre un barril de petróleo en 49 dólares. Tuvo que ser modificado ante la dura realidad: 25 dólares  por unidad.
Hay un entorno adverso, insiste el gobierno para referirse a una serie de fenómenos mundiales fuera de control nacional. Lo mismo puede afirmarse para Tabasco con relación a los recursos que recibía de la Federación: hay un entorno adverso. Habrá que poner a trabajar con mayor eficacia los recursos internos. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )
 
 

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