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*Campeche, Chiapas y Michoacán, al fondo de la lista de crecimiento

*PRI local: Núñez está distanciado de Peña; AMLO que está muy cerca

*Centro, otra vez la abstención; sin mayores incidentes, delegaciones

 

Víctor M. Sámano Labastida

 

SE CONFIRMÓ que el presidente Enrique Peña Nieto estará mañana en Tabasco para presentar un Programa de Reactivación Económica que abarcará a los dos estados petroleros del sureste; el otro es Campeche. Uno gobernado por un político surgido de la coalición opositora encabezada por el PRD, Arturo Núñez; el otro por un priista del mismo partido que el mandatario federal, Alejandro Moreno Cárdenas. Estas dos entidades golpeadas seriamente por las nuevas condiciones de la industria petrolera.

De acuerdo al INEGI, Campeche se ubicó en el fondo de la tabla en materia de Actividad Económica Estatal (AEE) en el 2015 con un crecimiento negativo de menos 7.38%, aunque ya en el 2014 arrastró una caída a menos 3.08%; en cambio Tabasco, que tuvo un ligero crecimiento de 2.42% un año antes, en 2015 cayó en menos 1.36. Resultan significativos estos números si consideramos que –por ejemplo- los estados que mejor desempeño tuvieron se ubican por encima de los 8 puntos (Querétaro) y de los 6 puntos (Guanajuato y Baja California).

Aunque al lector común los porcentajes de la AEE no le dicen mucho, le comento que los más o menos puntos se reflejan en la creación de empleos o la pérdida de puestos de trabajo. Así, Tabasco se colocó en la lista de los cuatro estados más castigados: además de Campeche, Chiapas y Michoacán (aunque este último podríamos decir que fue en buena parte por la inseguridad, en cambio las entidades del sureste por la crisis petrolera).

El gobernador Núñez, quien en enero pasado solicitó públicamente a Peña Nieto un programa emergente, explicó hace unos días que el desempleo en la industria petrolera en Veracruz, Chiapas y Campeche también impacta en la entidad porque muchos de los trabajadores que quedan vacantes son tabasqueños. Otro fenómeno que hemos visto es que particularmente la población chiapaneca marginada tiene o tenía a Tabasco como una fuente de empleo informal.

SI BIEN, MAL; SI MAL, BIEN

A DECIR de Raúl Ojeda, secretario de Gobierno, el trato entre Peña Nieto y Arturo Núñez corresponde a “dos hombres de Estado”, con lo que buscó atajar las especulaciones en el sentido de que Tabasco estaba siendo “castigado” por una mala relación entre el gobierno local y la federación. Desde hace muchos años, por lo menos desde la administración de Roberto Madrazo, se insistió en que los gobernantes tabasqueños mantenían una confrontación con el poder del centro razón por la que, se decía, a la entidad le iba mal.

Aunque es evidente que existe una tensión permanente entre un estado que aporta la riqueza del subsuelo a proyectos de crecimiento económico de otras latitudes o para la Hacienda federal, en realidad el atraso del estado en materia de desarrollo tiene que ver también con los modelos de gobierno y el uso de los recursos. La situación de la actual administración de Núñez tiene características especiales: proviene de una ruptura del monopolio del partido dominante (PRI), recibe una entidad golpeada por el desorden presupuestal y con el doble efecto de la derrama petrolera, por un lado el cambio de las reglas de distribución fiscal (2007-2008) y por otro los efectos de la reforma energética y la crisis del mercado petrolero.

Curiosamente mientras el ex gobernador Manuel Andrade afirmaba que la falta de inversión federal para Tabasco era producto de un distanciamiento de Núñez con Peña Nieto, desde la trinchera contraria López Obrador y sus seguidores se quejaban precisamente del supuesto contrario: la cercanía de los mandatarios federal y estatal. Cuestión de enfoques.

El caso es que inicialmente Peña Nieto había dado instrucciones para que el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, coordinara un plan emergente para Tabasco y estaba programada la visita de ese funcionario. Sorpresivamente se decidió que fuera el propio Presidente (“acompañado de la mayor parte de su gabinete”, según las notas periodísticas) quien venga mañana a Tabasco.

Esto implicaría que el plan emergente no será un simple programa de reparto de dinero para desempleados. No debe ser. Habrá que esperar un plan de recuperación a corto, mediano y largo plazos. En especial enfocado a la actividad agropecuaria. Un asunto que hay que revisar.

 

VITANTES Y ABSTEMIOS

DOS NOTICIAS relativas al municipio Centro y a las elecciones llamaron la atención al inicio de semana: el domingo, el Tribunal Electoral de Tabasco ratificó que Gerardo Gaudiano es el presidente municipal electo y sostuvo que son infundados los reclamos de los ex candidatos del PRI y de Morena. Sin embargo estos dos partido, PRI y Morena, todavía pueden recurrir al tribunal federal y seguramente lo harán. Por lo que la resolución definitiva la conoceremos hasta fines de mayo.

Mientras esto sucede, también en el municipio de Centro hubo otras elecciones pero para delegados municipales.

Aunque se esperaba una mayor participación tanto por las campañas como por el interés de los partidos en controlar estas representaciones vecinales, apenas acudió a las urnas un 35 por ciento de los empadronados. Más o menos se repitió la conducta de los electores observada en las votaciones en las que se otorgó el triunfo a Gerardo Gaudiano.

Se suponía que por ser los delegados municipales autoridades más cercanas a las comunidades la gente estaría más motivada a participar. No fue así.

Si bien es cierto que las elecciones las gana quien tiene mayoría en la votación válida, el objetivo tiene que ser una mayor representatividad de las autoridades que lleguen por el voto popular.

Aunque es de lamentar la escasa participación para elegir a los 194 delegados municipales en la capital tabasqueña, un dato positivo es que la jornada electoral del domingo se realizó sin incidentes. Sólo tuvieron que suspenderse cuatro de los 194 procesos y esto sucedió en comunidades indígenas chontales.

Habrá que buscar mecanismos para una mayor y mejor representación popular en todos los municipios. Sobre todo para un mejor servicio público.

AL MARGEN

MALOS tiempos para el trabajador y sus sindicatos. Este primero de mayo hubo marchas, mítines, actos oficiales y contestatarios. Según datos oficiales, en México hay unos 33 millones de asalariados. Pero de estos unos 15 millones no tienen acceso a la seguridad social. De acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INEGI), en nuestro país 57 de cada cien trabajadores obtienen sus ingresos en la economía informal.

Se trata de una economía que aunque es combatida por el fisco sin embargo en una buena parte representa una válvula de escape a la presión social. De lo contrario tendríamos un incremento bárbaro del desempleo y la pobreza. Y de la violencia o, como diría Peña Nieto, del “mal humor social”. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )