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Home Escala Crítica BELTRONES Y BASAVE, CAMPAMENTOS DESPUÉS DE LA BATALLA PERDIDA

BELTRONES Y BASAVE, CAMPAMENTOS DESPUÉS DE LA BATALLA PERDIDA

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 Escala Crítica/Columna diaria

* PRI: mar de dudas y acusaciones internas; ajustes hacia el 2018
* PAN: alternativa con espejismos; ¿la opción del tricolor?  
* PRD: reingeniería partidista e ideológica, en riesgo de esfumarse
Víctor M. Sámano Labastida
      
HAY QUIENES afirman que la renuncia de Manlio Fabio Beltrones a la dirigencia nacional del PRI es una “cortina de humo” frente a los hechos violentos en Oaxaca. No me parece que esto sea así. Puede adelantarse que el gobierno de Enrique Peña corre el riesgo de enfrentar un enredo similar al de Ayotzinapa, Guerrero, si no actúa de manera rápida y eficaz para esclarecer la muerte de por lo menos ocho personas y casi un centenar de heridos en los sucesos donde intervinieron fuerzas de seguridad.  
 
Apenas el lunes el relator de la Organización de Naciones Unidas, Cristof Heyns, dijo en Ginebra que en México existe un “uso excesivo de la fuerza” por parte de las autoridades en el recuento de acciones ocurridas  desde el 2013. Ahora, con respecto a Oaxaca, Jan Jarab, representante en nuestro país del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, encabezó una misión de observación en Nochixtlán y pidió al gobierno “investigar de forma independiente, pronta, exhaustiva e imparcial los hechos”, deslindar responsabilidades y reparar adecuadamente a las víctimas.
Como telón de fondo tenemos los ajustes partidistas, como las renuncias de Manlio Fabio Beltrones, en el PRI, y Agustín Basave, en el PRD.             
 
ZONA DE DESASTRE
 
LUEGO del 5 de junio, los campamentos políticos entraron en ebullición y los ajustes se antojan muy difíciles. La coyuntura y el largo plazo dibujan una contradicción en el horizonte político, para enfrentar los sorpresivos resultados que arrojaron las urnas en 12 estados donde se eligieron gobernadores, con el voto de castigo/alternancia en plan estelar (9 de 12 gubernaturas cambiarán de siglas). 
Un primer problema en los campamentos políticos es interpretar el designio de las urnas frente a las erráticas encuestas que les estallaron en las manos; un segundo problema es decidir en el corto plazo, pues el 2018 presidencial está cerca y el tiempo no espera a los indecisos. Tiempo de actuar, no de deshojar la margarita. Finalmente, un tercer problema se relaciona con el proyecto de nación para el siglo XXI mexicano, que duerme el sueño de los justos porque cada partido político no serruchará el piso de intereses en el que está parado. Un dilema ético que poco se asemeja a la presión del corto plazo (azote de políticos y gobernantes).
Veamos cómo se encuentran los tres principales campamentos partidistas luego del golpe de realidad electoral. MORENA queda por ahora entre paréntesis, pues no tiene tal escenario de jaloneo en casa.                    
PRI, ZANCADILLAS Y PROTOCOLOS
LOS DESENCUENTROS del PRI se ubican con un dato de protocolo público: la tardanza para el recuento de los daños que mostraron Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones. Las agendas de ambos se juntaron hasta 9 días después de las votaciones, el martes 14; hubo un segundo encuentro el sábado 18. En las crónicas periodísticas se consignan acusaciones mutuas que van desde la actuación directa de secretarios de estado en contra del PRI, hasta la débil operación electoral de Manlio por falta de recursos y exceso de confianza. El sonorense puso en la mesa su renuncia a la dirigencia nacional del PRI, que se haría efectiva en la reunión nacional del Consejo Permanente del tricolor, el lunes 20. 
Lo curioso del PRI son las lecturas cupulares que excluyen el ángulo de la decisión ciudadana: o perdieron por traiciones o por confiados, no por un castigo ciudadano a las políticas del gobierno federal y gobiernos estatales emanados del PRI. ¿Alguien le dirá a Peña Nieto lo que asoma como factor diferencial en este junio electoral? Señalamientos de corrupción y conflictos de interés que pesan contra él y contra funcionarios de su gobierno que supuestamente encarnan “el nuevo PRI”, que ahora gobierna 10 millones menos de mexicanos en los estados.                  
PAN: CUENTAS ALEGRES, ESPEJISMO 2018 
El PAN SE SIENTE renacido y no es para menos. Gobernará 12 millones más de mexicanos. Aprovechó su prestigio como alternativa institucional. Es decir: la ciudadanía quiere viabilidad gubernamental y cree que el PAN no romperá la vajilla. De ahí, por ejemplo, los triunfos contundentes en Chihuahua (9 puntos de ventaja) y Tamaulipas (16), sus caminos del norte, donde comenzó a tener jalón electoral hace más de 30 años.
Un aspecto delicado del renacimiento del PAN son las alianzas con el PRD. Se trata de un disparate ideológico del cual nadie quiere reflexionar. Ha sido un salvavidas electoral en varios estados, ha funcionado en términos pragmáticos y numéricos, pero en la contienda presidencial del 2018 suena a pedrada en la oscuridad. Los dirigentes de mayor peso en el PAN parecen más preocupados por la nominación presidencial ‘sea como sea’ que por una reestructuración democrática y organizativa del blanquiazul. Hay un espejismo del poder que puede perjudicar al PAN en medio de sus triunfos electorales. Margarita Zavala, por ejemplo, tiene un lastre político formidable en su cónyuge, el expresidente Felipe Calderón. El joven Ricardo Anaya lo tiene con Vicente Fox. Los fantasmas del PAN proyectan una gran sombra hacia 2018.           
PRD: BASAVE, SOBREVIVENCIA DE TRIBUS
EN OTRO extremo tenemos a Agustín Basave, con su renuncia (otra vez) a la dirigencia nacional del PRD. Basave impulsó las alianzas electorales con el PAN como eje de supervivencia política, y logró mantener en el mapa al maltrecho Sol Azteca. En Puebla y Tlaxcala no pudo lograr las alianzas y se empezó a quebrar su liderazgo, mientras Oaxaca se perdió con todo y alianza. En una carta abierta, Basave explicó que el PRD necesita una refundación y que él no está en condiciones de construir algo positivo, por su desgaste ante las tribus perredistas que en forma de corrientes han secuestrado la toma de decisiones, han arrinconado los principios y valores de la izquierda política y se han ofrecido al mejor postor. No es una buena manera de comenzar la refundación, que suena a fundición de la opción perredista. Basave se hace a un lado, pero es dudoso que las tribus de los chuchos (Ortega y Zambrano) y otras similares cambien sus hábitos y objetivos. Suceso triste para la nación: esta izquierda se dispara en el pie y sigue en nómina. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla
 
 

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