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Home Escala Crítica PARTIDOS, JUEGO DE ALIANZAS 2018; EL PROYECTO, AHÍ ESTÁ EL DETALLE

PARTIDOS, JUEGO DE ALIANZAS 2018; EL PROYECTO, AHÍ ESTÁ EL DETALLE

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 Escala Crítica/Columna diaria

*Voto fragmentado, apenas el 30% del voto para el ganador
* Candidatos perfilados, sin propuesta; laboratorio Edomex
*Josefina, alianzas y números; escenario: ¿segunda vuelta?
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
LA RENUNCIA provocada del diputado Juan Pablo de la Fuente a Morena es un asunto que trasciende lo local: es el reacomodo de las bancadas para el 2017, pero también es un anuncio de lo que viene para la elección presidencial del 2018. Políticos, grupos y corrientes que irán de un partido a otro, de un frente a otro. Los líderes, tanto nacionales como estatales, pondrá a prueba sus habilidades políticas; echarle la culpa al adversario es casi forzoso, pero eso no asegura triunfos, ni cura de las derrotas.
Por la fragmentación del voto, las alianzas para la elección presidencial de 2018 serán cruciales. Demasiados logotipos en la boleta han generado este picadillo electoral que se resiente a la hora de los consensos. Con mucho esfuerzo, despliegue territorial de cuadros y dinero no fiscalizado, un partido político en solitario alcanza con las uñas apenas el 30% de los votos. No será suficiente para llegar a Los Pinos. Inclusive ahora se calcula que al crecer las posibilidades de cuatro bloques, la rebanada del pastel electoral sería menor para el ganador. 
 
GANAR O GOBERNAR
DATOS DUROS en la mesa: los cómputos de las elecciones federales de 2015 y de las 12 gubernaturas que se disputaron en junio. Ningún partido solito superó el 30% de los sufragios validados. De hecho, las alianzas ya comenzaron su danza por el poder, cueste lo que cueste. Otra cosa es que el proyecto de gobierno de esas alianzas no exista o se desdibuje en sentido ideológico. En este espacio se ha reseñado la esquizofrenia perredista en sus alianzas electorales con el PAN. 
La discusión sobre el perfil ideológico de esas alianzas ha quedado entre paréntesis. Políticos panistas y perredistas saben que se trata de una cuestión ideológica insalvable. Por eso guardan silencio. El objetivo es permanecer en el presupuesto. Mientras tanto, el barco ideológico se hunde y el proyecto de gobierno se aposenta en la oscuridad. Lo importante es ganar, no gobernar.
Cada partido político tiene ya candidatos perfilados a nivel nacional. Los siguientes nombres aparecen y se repiten en cada ejercicio encuestador. Es historia conocida de la incipiente carrera presidencial. Por el PRD, Miguel Ángel Mancera va derecho por la izquierda moderada y los chuchos se resignan (Zambrano, Ortega), aunque Graco Ramírez también levantó la mano; por el PAN, Margarita Zavala coquetea con la camiseta independiente en previsión de que Ricardo Anaya trate de cargar los dados como líder nacional del blanquiazul. Ambos se disputarán la nominación al estilo norteamericano, en convención de delegados.
Por el PRI se mantiene Miguel Ángel Osorio Chong (Gobernación), despunta poco a poco Eruviel Ávila (Edomex) y se mete con calzador el operador económico de Peña Nieto, Luis Videgaray (Hacienda), mientras Aurelio Nuño la ve pasar. Con Manlio damnificado pero activo, tejiendo tras bastidores a la espera de otro momento; en Morena, los chicharrones y la paila –como dice un amigo- son de López Obrador.       
Esta baraja de nombres, sin proyecto claro, permite deducir una falla política global, rumbo a las alianzas del 2018: los nombres dominan, se perfilan y se anticipan a cualquier proyecto conjunto de gobierno. Hay pulsos encuestadores para probar la capacidad de atraer votos, pero se anula la discusión pública sobre la plataforma de un eventual gobierno de coalición. Adelantemos: aunque los partidos vayan aparentemente solo, para gobernar necesitarán de una coalición.
No se ve a corto plazo que se empeñen en una plataforma real, no propagandística,  para acompañar la definición de sus candidatos. Sin presente definido, no hay futuro.
El Estado de México, con la estratégica elección para gobernador en el 2017, será un magnífico laboratorio para anticipar el 2018 presidencial. Veamos ese panorama.   
LOS PINOS PASAN POR EDOMEX
LAS ENCUESTAS en el Estado de México preocupan al PRI: entre los políticos posicionados, sin alianzas de por medio, gana por 7 puntos la excandidata presidencial panista, Josefina Vázquez Mota. Un escenario que ya inquieta en Los Pinos, pues Peña Nieto sabe que el termómetro político del 2018 se calibrará en la entidad de la que es oriundo, con su grupo político y el  pedigrí en juego (el tricolor, invicto en esa plaza, pero que acaba de perder cuatro de sus bastiones “históricos”: Veracruz, Tamaulipas, Durango y Quintana Roo). Además, importa el tamaño de la elección: el Estado de México es la entidad federativa con más votos potenciales a nivel nacional, con 11 millones 23 mil 636 ciudadanos en su lista nominal; le sigue (lejos) el Distrito Federal con 7 millones 366 mil 747 ciudadanos, y que desde hace 19 años se despidió del dominio priísta. 
Sume usted a Veracruz, con 5 millones 582 mil 729 ciudadanos, que como le mencionamos por primera vez perdió el PRI en junio, y se obtiene un escenario de “rancho ardiendo”.     
Por estas razones, el PRI necesita alianza en Edomex; el PAN necesita convencer a Josefina, hoy en labores de periodismo televisivo (Proyecto 40); el PRD necesita atinarle y pensar cómo sumarse al favorito, mientras que Morena debe sacudirse el polvo para forjar otra base electoral, como ya lo son Veracruz y el DF. Unos van por las alianzas, otros por la coyuntura, otros por la estructura. Juegos distintos, mismo objetivo: 2018.                 
ALIANZAS Y SEGUNDA VUELTA 
Las alianzas se perfilan como la política del poder sin proyecto. Ganar a toda costa. La izquierda no cesa de dividirse, con vocación autodestructiva. El PRD está más cerca del PAN que de Morena. Sabedor de esta historia, López Obrador modera su ‘discurso antialianza’, apostando por deslindes éticos de dura realización: un ‘mea culpa’ antes de llegar a Morena. Aunque también ya adelantó una polémica amnistía a “la mafia del poder”; es posible que sea el paso previo para abrirse a los arrepentidos del tricolor. 
El PRI necesita superar el jeroglífico del Estado de México, con Peña Nieto cuestionado en diversos frentes. Sus alianzas con el PVEM son el pasado. Necesitan otra cara. Ese PRIAN que denuncia AMLO sí que sería probable en una segunda vuelta.  Quizá lo que veamos es lo que tiene inquieto a un segmento del tricolor: que el ala salinista del PRI se decida sacrificar otra vez sus siglas para abrirle las anchas avenidas a una segunda alternancia panista. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )
 
 

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