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Home Escala Crítica CULTURA, MOTOR DE TRANSFORMACIÓN; CUESTIÓN IGNORADA POR LOS PARTIDOS

CULTURA, MOTOR DE TRANSFORMACIÓN; CUESTIÓN IGNORADA POR LOS PARTIDOS

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 Escala Crítica/Columna diaria

* Ahora, tema secundario y muñeca fea; antes: bien preciado de la política.
*Cultivar a la persona, escasas menciones y menores acciones de fondo
*La cultura da identidad, posibilita la cohesión y ensancha la crítica
Víctor M. Sámano Labastida
 
ESTE sábado está anunciada la presencia de Miguel Mancera, en Villahermosa. Vendrá a hablar de su propuesta de “Salario Digno para los Trabajadores” y se prevé que haya sobre el tema una declaratoria especial. Mancera propuso el año pasado aumentar el llamado “salario mínimo” de manera progresiva hasta elevarlo a 171 pesos en 2018.  Más del doble actual. Desde que en 1997 la izquierda ganó por primera vez la capital del país, ha tenido propuestas vanguardistas. Es un tema que tiene que ver con la cultura.
Falta un buen tramo para el 2018 presidencial y se supone que cada partido político afina sus plataformas de gobierno. ¿Qué papel jugará ahí la cultura y el desarrollo cultural vía acciones gubernamentales? Pregunta sin respuesta. Este vacío tiene una razón poderosa: la cultura juega un papel secundario en las ideas para cautivar al electorado. En términos de impacto social, temas como la corrupción, la seguridad pública y la economía dominarán el escenario de las propuestas. En la baraja de temas candentes que captan el interés ciudadano, la cultura está en un rincón, como la muñeca fea.
Se trata quizás de un desaliño ciudadano trasladado a los partidos. La ciudadanía ha hecho de otros reclamos su bandera y los políticos toman nota. De cualquier modo, es cuestionable la ‘vista gorda’ de los políticos, que no deben pensar en términos del llamado “ trending topic” sus propuestas  –la popularidad impuesta por las redes de internet y lo inmediato-. Y salvo acciones efectistas con tecnología apantallante y nada más, no se vislumbra una propuesta que articule la cultura en su vertiente de difusión significativa/recreativa y formación múltiple para ciudadanos. 
Aunque pensándolo bien, y lo veremos en otra Escala Crítica, la izquierda lleva ventaja en este terreno, en el del impulso cultural alternativo. 
TRES TRISTES SEXENIOS
INTENTE el lector el siguiente experimento: identificar menciones a la cultura  en el mensaje de gobierno de Enrique Peña Nieto. Será una delicia bolivariana: arar en el mar. Dos organizaciones no gubernamentales (ONGS) lo hicieron en 2013, 2014, 2015. Se utilizó una metodología de análisis de contenido cuantitativo, que registra la repetición de temas. La mención de una palabra clave (Paz, Guerra, Violencia, Gobernabilidad, o Cultura) equivale a un tema registrado, y su repetición le confiere mayor significado y peso a esa palabra. 
Bajo ese parámetro (“lo repetido es lo más significativo”) juzgue el lector lo siguiente: en los mensajes del presidente Peña la cultura obtuvo dos menciones en 2013, una mención en 2014, una mención en 2015. Lo que equivale a uno o dos párrafos de un total de 75 párrafos. Se nota un tremendo interés por la cultura en el actual gobierno federal.
En el más reciente informe, el de este año, de un total de 727 páginas y a pesar de haber propuesto la creación de la Secretaría de Cultura para sustituir al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el Presidente le destina sólo 14 páginas. 
En el sexenio de Felipe Calderón (2007-2012), las menciones a la cultura en los informes de gobierno estuvieron un poquito arriba: 3 menciones en promedio, con un total aproximado de 200 párrafos (de desigual tamaño) por cada informe. Este seguimiento lo realizó la facultad de Ciencias Políticas de la UNAM.
En el sexenio de Vicente Fox (2001-2006), las menciones fueron un poco más numerosas: 5 menciones promedio, con un total aproximado de 230 párrafos (de igual tamaño) por cada informe. Este seguimiento lo realizó la Universidad de Guadalajara, como parte de un análisis de discurso más amplio.
Lo que hay en común salta a la vista: ni el PAN ni el PRI en su nueva versión se interesan por la cultura en sentido temático. Y lo malo no es eso, propiamente hablando. Lo malo es que en el desprecio por la palabra cultura se refleja un profundo desinterés por las acciones gubernamentales significativas en ese campo.              
Esto no era así, ni de cerca, en otros tiempos.  
CULTURA RIMABA CON POLÍTICA
ANTAÑO, la cultura era un bien preciado para la comunidad y los gobernantes la tomaban en cuenta. Podríamos decir que la cultura era un elemento de identidad y cohesión. Los actores políticos estructuraban propuestas que respaldaban un proyecto civilizatorio de gobierno. En el siglo XIX europeo, la cultura era parte fundamental de las plataformas políticas: trátese de la república francesa y sus afanes de igualdad de oportunidades para sus ciudadanos, la Alemania imperial que consolidó la excelencia filosófica, o el Reino Unido (Inglaterra) que con medidas prácticas desarrolló un liberalismo poco aristocrático, que luego implementó Estados Unidos. Incluso los nazis y fascistas, en Alemania e Italia, rindieron ‘homenaje’ involuntario a la cultura quemando libros en plazas públicas. Eran otros tiempos. 
México no fue inmune a las propuestas culturales desde el gobierno. Lo hicieron por primera vez los liberales de la Reforma (1856-1872), con un discurso nacionalista y un desarrollo considerable de medios periodísticos. Incluso algo se fraguó en tiempos de Porfirio Díaz, con la generación de “Los Científicos” que hizo su esfuerzo cultural dentro del cascarón de la dictadura. En tiempos posrevolucionarios, sobresale José Vasconcelos en la SEP por querer hacer del desarrollo cultural de la sociedad una catapulta política. No es casual que ahora sirva de referente cuando se habla del “nuevo modelo educativo” ante el estancamiento de la reforma en el sector. 
Si algo propuso la revolución cubana en sus mejores tiempos, años 60s y 70s del siglo XX, fue un desarrollo integral ciudadano: del trabajo a las artes y de las artes al trabajo; de las necesidades materiales (salud, alimentación) al disfrute de los bienes culturales (cine, música, danza). La cultura sensibiliza, dispone y promueve el cambio. 
Todo indica que las utopías integrales no tienen cabida en los tiempos de la globalización. Son tiempos de usar y tirar, escuchar y olvidar.      
Un aspecto que llama la atención es la difusión cultural en los gobiernos de izquierda. Hay dinámica y timón. El emblema se sitúa en el Distrito Federal, que desde 1997 ha tenido un desarrollo cultural constante y envidiado por otras metrópolis del planeta. Algo de esto será tema de la visita de Mancera invitado por Gerardo Gaudiano, alcalde de Centro. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )
 
 

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