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*El adiós de Videgaray: razones políticas de un retiro en la carrera

* Clave 2018: quiebre del ‘equipo compacto’; otro muro que cae

*Malestar empresarial y quiebre de empresas; factores silenciosos

 

Víctor M. Sámano Labastida

 

PARA algunos fue sorpresa, para este columnista debo decir que ya lo habíamos comentado: Andrés Manuel López Obrador salió en defensa de Enrique Peña Nieto. “Importa frenar la caída de EPN”, escribió AMLO en mensajes electrónicos. Después en sus asambleas informativas sostuvo que es necesario evitar “una catástrofe mayor” que lleve a una situación de ingobernabilidad. La salida de Luis Videgaray la califica el aspirante presidencial como una señal de que se busca rectificar.

Comentamos aquí cómo López Obrador bajó un poco la presión en su discurso anti Peña (Peña Nieto y López Obrador; la sombra de Carlos Salinas), desde el 27 de junio, posición que reiteró el 14 de julio. “Si se vence por completo a Peña no va a haber estabilidad”, dijo. Esta variación del discurso lo tendrá que aplicar en todo el país si se trata de llegar a los comicios del 2018 en un ambiento de menor confrontación. Como se duce: el horno no está para bollos.

 

ES UN PLEONASMO la información oficial que ha circulado sobre la renuncia de Luis Videgaray a la Secretaría de Hacienda: “renunció por decisión personal”. Nadie renuncia por petición de otro. La información fue confirmada por Peña Nieto durante un acto público en Zacatecas. Como explicación es obvia, insuficiente y tibia. Las decisiones más delicadas del gobierno federal tienen un sesgo autoritario: tratar a la ciudadanía como a un menor de edad.

En la versión oficial sobre la salida de Videgaray, Peña argumenta que “la nación entenderá esa decisión en el futuro”. Más bien, cobijándose en un futuro nebuloso, Peña escamotea la explicación al México actual. 

Y como la explicación oficial es un pleonasmo, hay que rastrear hechos públicos de peso que incidieron en la renuncia del otrora presidenciable Luis Videgaray, quien no se incorpora a un nuevo cargo público. Así que, en la batalla por la candidatura presidencial del PRI, Videgaray queda excluido.      

Un primer deslinde lógico, en sentido político, es que se bajó del tren uno de los cuatro secretarios de Estado más cercanos a Peña Nieto. Lo que varios analistas llaman “el equipo compacto”, “el núcleo duro” del gabinete de Peña, llega averiado para el tramo más delicado: los dos últimos años del sexenio, que representan continuidad o ruptura de un proyecto de gobierno. Lo que no está claro en el “equipo compacto” es si sus miembros conforman un equipo de resultados gubernamentales o de aspiraciones electorales hacia el 2018. O las dos cosas, asignando prioridad a una de ellas para conseguir la otra. Por ejemplo: los resultados gubernamentales son paupérrimos, con todo y reformas estructurales: nivel de vida, seguridad, combate a la pobreza, combate a la corrupción. Las calificaciones no llegan a 5 en las encuestas nacionales. 

Pero bueno, de todas formas con resultados nulos sus aspiraciones presidenciales laten. Por ello, se necesitan explicaciones públicas sobre cómo ser presidenciable a partir de magros resultados. Desde luego ese tema está vetado por los miembros del equipo compacto de Peña: Luis Videgaray, Miguel Ángel Osorio Chong (Gobernación), Aurelio Nuño (SEP) y José Antonio Meade (antes Sedesol, ahora relevo en Hacienda, donde ya estuvo en los dos últimos años del sexenio calderonista).     

Videgaray se ha ido, dicen que por su propio pie, en una postura que en su momento no asumió Osorio tras la segunda fuga de El Chapo Guzmán. Diferencia notable en la toma de decisión. Osorio Chong y Nuño siguen metidos en historias de la CNTE, pero no en el mismo canal estratégico: se negocia en mesas distintas. Meade llega a Hacienda para librar la batalla por la aprobación del presupuesto federal 2017, pero no ha tenido tiempo de cabildeo en el Congreso. Es una encomienda muy delicada, aunque lanzó flores al renunciante Videgaray. ¿Qué pasa con otras piezas del gabinete? 

Esta historia tendrá rebote y lo veremos, en forma de decisiones cupulares de apoyo a presidenciables. En resumen: el equipo compacto de Peña no ha sido eficiente ni ‘compacto’. Desaparecieron a Manlio del cuadro de presidenciables, pero corren el riesgo de la autodesaparición.                

LA “GRAN IDEA” CON TRUMP     

En los medios, una razón coyuntural sobre la renuncia de Videgaray es que él  orquestó la visita de Donald Trump a México. Los saldos de esa intempestiva visita han sido desastrosos para Peña Nieto, aquí y en Estados Unidos. Contaminó su cuarto informe de gobierno, que pareció una nota secundaria frente a Trump. Las cosas se complicaron luego de que Hillary Clinton dijo que vendrá a México hasta que sea ‘par’ del Poder Ejecutivo. Videgaray y su equipo, que trabajaron sin consultar con la secretaria de Relaciones Exteriores,  Claudia Ruiz Massieu, debieron asegurar primero la aceptación de ambos candidatos presidenciales para venir a México, antes de dar luz verde a las bravatas de Trump, que quemó los tiempos en busca de reflectores y una imagen de ‘estatura presidencial’, cuestión que Videgaray y Peña le sirvieron en alfombra roja. La forma en que Videgaray ignoró a Osorio Chong (que se oponía a la visita de Trump) y Ruiz Massieu (que presentó su renuncia al ser marginada) eran una prueba de su influencia sobre Peña. Se trata ahora de un poder perdido que alguien recogerá. En política, los vacíos se llenan pronto.                                            

Quienes están de plácemes por la renuncia de Videgaray son los empresarios. Sendos comunicados de prensa (COPARMEX, CONCANACO, CONCAMIN, Asociación Nacional de Banqueros) han externado su aprobación por el cambio en el timón económico. La clase empresarial tuvo desencuentros con Videgaray desde que el peso empezó su caída libre frente al dólar, hace ya 10 meses. Ahora se habla de ‘mano firme’ con Meade, que ya trabajó esa cartera con Calderón y salta como presidenciable, pero el horizonte muestra más dolores para la economía mexicana. Los aplausos pueden terminar en silbidos: el cambio de nombre no significa viraje en las políticas presupuestales y hacendarias. Pero no hay que preocuparse en exceso: Peña dice que en el futuro entenderemos. 

AL MARGEN

ATENTOS a las propuestas y discusión del nuevo presupuesto federal. De esos recursos dependen 95 de cada cien pesos que se reciben en Tabasco. Habrá fuertes recortes al gasto oficial, advirtió el nuevo titular de la SHCP, José Antonio Meade. Tabasco necesita recursos para frenar el desempleo.( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )