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*Debaten internamente alianzas; en juego once millones de votos

*Los panistas quieren jugar su carta presidencial, Vázquez Mota

*Otros diputado renunciante, José Atila de Morena; ¿18 para el PRI?

 

Víctor M. Sámano Labastida

 

EN EL AÑO 2011, previo a la elección presidencial, una decisión polémica del Partido de la Revolución Democrática (PRD), fue la de ir o no en alianza con el Partido Acción Nacional. Opositor radical a lo que consideró un pacto anti histórico fue Andrés Manuel López Obrador, aspirante presidencial también entonces. Finalmente se impuso el criterio del lopezobradorismo contra los que desde entonces era “la mafia del poder”; eso no impidió la renuncia posterior del tabasqueño al PRD para fundar el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

Nuevamente el PRD está en el dilema de ir o no el año próximo, previo a la contienda del 2018, con candidato único a la gubernatura con el PAN. El dirigente panista Ricardo Anaya reiteró que su partido no descarta ir solo o con acompañamiento: “estamos abiertos a los dos escenarios (…) ganamos en Chihuahua, en Tamaulipas, en Aguascalientes, sin alianza y ganamos en otros estados gracias a la alianza (…) vamos a dialogar”. Los estados en los que ganó aliado al PRD en los comicios del 2015 son Puebla, Veracruz, Durango y Quintana Roo. La fuerza dominante fue blanquiazul.

Esto alimentó el optimismo de quien aspira también a la candidatura en el 2018. Por ahora el PAN tiene como prospecto a la nominación a la ex abanderada a Los Pinos en el 2012, Josefina Vázquez Mota. 

 

LAS CUENTAS DE ANAYA  

LA DECISIÓN en Edomex, donde Anaya busca un “frente amplio opositor” tendría un efecto para el 2018: si el PRD va con el PAN confirmaría que para las presidenciales cierra la vía con Morena. Para López Obrador no existe ninguna justificación –ni siquiera derrotar al PRI en una entidad en la que se presenta imbatible- para conciliar con otro de sus “enemigos históricos”. Para el tabasqueño “el PRI y el PAN son lo mismo”.

López Obrador califica la contienda de Edomex como “un prólogo de lo que va a suceder en el 2018”. También se prevé que el PRI mande a sus mejores operadores políticos y electorales, entre ellos al ex secretario de Hacienda, Luis Videgaray quien aparece en la lista de candidateables. Morena, desde julio de este año tiene ya abanderada para la gubernatura: Delfina Gómez, ex alcaldesa de Texcoco y actual diputada federal.

En el 2011, cuando el PRI ganó la gubernatura con Erubiel Ávila, sucesor de Enrique Peña Nieto, obtuvo oficialmente el 61.97% de los votos; en segundo lugar Alejandro Encinas del PRD (candidato lopezobradorista que llevó el apoyo del PT y Convergencia) con el 20.96% y en tercer sitio Luis Felipe Bravo, del PAN, con apenas un 12.28%. En las elecciones estatales del 2015 la franja de los votantes se movió: aunque el PRI siguió teniendo la mayoría (consiguió 85 de los 125 ayuntamientos, 60 en alianza con PVEM y Panal), el PAN se colocó como segunda fuerza electoral (con 17 alcaldías) y el PRD pasó al tercer sitio (con 16 ayuntamientos). Este último partido resintió la competencia de Morena, organización que aunque sólo tuvo el reconocimiento de una alcaldía, mostró un gran potencial de crecimiento. Su desempeño en unos comicios gubernamentales en Edomex todavía es una incógnita.

Recordemos que Edomex es la entidad con el padrón electoral más grande del país, con 11 millones de votantes potenciales. Es una plaza clave para las presidenciales; ahí, el predominio sigue siendo del PRI. Le sigue en orden de importancia la Ciudad de México (DF) con 7 millones 366 mil, esta plaza es dominada por Morena, en tanto que el PRD ocupa el segundo sitio. Veracruz tiene 5 millones 582 mil empadronados; en los comicios más recientes de junio del 2016, el PAN pasó a ser el partido mayoritario.

Por supuesto que las cuentas no son tan mecánicas, porque en una elección presidencial otros factores multiplican o disminuyen las posibilidades de un partido o coalición. De lo que no hay duda es que las alianzas o estructuras internas son un factor clave para tener representación territorial en todo el país.

 

LA DANZA DE LOS DIPUTADOS 

LE COMENTÉ en mi colaboración anterior sobre el traslado de diputados de un partido a otro. Ayer se confirmó la renuncia a Morena de José Atila Morales, quien llegó al Congreso por la vía plurinominal; apenas el 23 de agosto otro diputado, Juan Pablo de la Fuente, dejó la bancada del partido fundado por López Obrador; De la Fuente obtuvo el cargo por votación directa. Hasta el momento, a Morena le quedan dos de sus cuatro representantes iniciales, Candelaria Pérez (plurinominal) y María Luisa Somellera (mayoría). Solo esta última no ha tenido conflictos con la dirigencia de su partido y por el contrario es actualmente también coordinadora distrital del lopezobradorismo.

Muchos son los factores que influyen en las renuncias partidistas. En el caso del Congreso local no se han salvado de estas fugas ni el PRI, ni el PVEM, y es posible que ocurra algo similar en el PAN. No sería nada nuevo para el blanquiazul, partido que en legislaturas pasadas –cuando el PRI dominaba la Cámara local- también sufrió la merma de sus representantes. Ahora es el PRD el partido en el poder y sus adversarios lo acusan de utilizar las mismas prácticas de cooptación. José Antonio de la Vega, coordinador de la bancada perredista rechaza los señalamientos y exige que se demuestre si existe la compra de opositores.   

Desde antes de que arrancara la actual Legislatura comenzó la danza de las renuncias; Leticia Palacios (plurinominal), siendo todavía diputada electa –no tomaba posesión-, abandonó la bancada del PVEM. Le siguieron Juan Pablo de la Fuente (mayoría), de Morena, quien tuvo diferencias públicas con la dirigencia de su partido; posteriormente renunciaron al PRI, Patricia Hernández (plurinominal) y Margarita Isidro (mayoría). Ahora, Morales Ruiz (plurinominal) deja Morena 

Todos ellos se declaran independientes, aunque se afirma que es una medida previa antes de integrarse a la bancada del PRD. Si lo hicieran los cinco, los solaztequistas lograrían pasar de 13 a 18 diputados, de manera que con esta acción el perredismo buscaría mantener la jefatura de la Junta de Coordinación en el 2017. Originalmente, al no haber mayoría de una bancada, el primer año (2016), le correspondió al PRD; el segundo año (2017) estaba previsto el relevo para el PRI y el tercer año (2018) para el PVEM. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )