Escala Crítica/Columna diaria
*La reducción de plazas en la petrolera impacta a Tabasco y Campeche
*PVEM y PMC, dos partidos que adelantan sus cartas para las coaliciones
*La visita de Peña Nieto: reactivación y tarifas eléctricas, los pendientes
Víctor M. Sámano Labastida
OTRA del Presupuesto 2017: el gasto de nómina en Pemex tendrá un recorte de unos 2 mil 875 millones de pesos más. Se estima que serán eliminados casi nueve mil puestos de trabajo. La plantilla pasará de 125 mil 598 plazas a 116 mil 601 empleados. Siguen los recortes. Como se sabe, la disminución de puestos de trabajo en Pemex –algo que ya se veía venir desde la reforma energética y que se agudizó por la caída del precio del petróleo- afecta especialmente a Tabasco, Campeche y Veracruz.
Todo indica que Petróleos Mexicanos continuará adelgazando su plantilla de trabajadores. Es, además, una necesidad si quiere competir con las firmas privadas en su nuevo traje de Empresa Productiva del Estado (Pemex-EPE). En el 2013 fue cuando al ex paraestatal llegó a su máximo de personal, 155 mil empleados; en 2014 contaba oficialmente en Pemex 153 mil empleados entre sindicalizados y de confianza.
Para el año próximo se prevé que la empresa petrolera tenga poco más de 116 mil, lo que significa que en cuatro años habrán sido despedidos más de 38 mil trabajadores.
De acuerdo a las estimaciones oficiales, es en Tabasco donde más se resiente la disminución de la planta laboral de Pemex y de otras empresas petroleras. Esto es así porque más de la mitad de los trabajadores petroleros en Campeche son tabasqueños.
Actualmente la petrolera mexicana vive un serio dilema, porque la disminución de su presupuesto obliga a tener menos personal, pero esto también hace que se cancelen trabajos de exploración en los pozos.
Lo que sigue es fácil de imaginar: los nuevos yacimientos serán explotados por empresas particulares, sobre todo extranjeras. Son empresas que para ser competitivas y obtener mayores ganancias lógicamente reducirán al máximo el uso de mano de obra.
Un dato que no debemos ignorar es que Pemex destinará 28 por ciento menos recursos al mantenimiento de su infraestructura. Como usted sabe, cuando se abandona el mantenimiento aumentan los riesgos de accidentes. Una situación más preocupante en Tabasco donde está documentado el deterioro creciente de las instalaciones y el límite de su vida útil.
ASPIRANTES: AL QUE MADRUGA
POCO a poco aparecen por anuncio propio o de terceros quienes en el 2018 buscarán dos cargos clave en Tabasco: el gobierno del estado y la alcaldía de Centro. Esto que en la tradición del viejo sistema político mexicano se conoce como “destapes”. Se ha diluido un poco con la apertura de la contienda por el poder, pero subsiste. Le comentamos ya que sin duda el partido que más aspirantes tendrá es por lógica el que está en el poder estatal, el PRD.
Otros partidos, sobre todo los más pequeños, buscarán adelantar su apuesta y propuesta de aspirantes para tener cartas en la negociación de las futuras coaliciones. Así podría interpretarse el anuncio de Pedro Jiménez León, actual integrante del gabinete estatal, de que buscará la postulación por su partido Movimiento Ciudadano, y el más reciente “destape” de Federico Madrazo Rojas hecho por Carlos Alberto Puente, dirigente nacional y vocero de ese partido.
Se da por hecho que ni Jiménez León ni Madrazo Rojas tendrán competencia al interior de su partido, por lo que de formalizarse sus aspiraciones a la gubernatura serán los precandidatos del PMC y PVEM respectivamente. Los resultados de las votaciones en las que han participado estos partidos en la entidad permiten concluir que buscarán, cada uno por su lado, estar una alianza. Solos, su presencia es marginal.
En el caso de “los verdes”, su socio natural es el PRI –partido que buscará quedarse con la candidatura-; para “los naranjas” se abren dos caminos: un pacto con el PRD o con Morena. Aunque López Obrador ha dicho que nada quiere con otros partidos.
Tanto el PVEM como Ex Convergencia tienen registros muy bajos en Tabasco. Sólo en los comicios del 2015 el partido del tucán (PVEM) dio la sorpresa al colocarse como tercera fuerza electoral –por encima de Morena-, una posición que parecería efímera por los resultados de las votaciones extraordinarias en Centro en marzo del 2016.
El PVEM por lo general acude a las elecciones tabasqueñas a la sombra del PRI. En los comicios para gobernador en el 2006, cuando presentó candidato propio, sólo consiguió 4 mil 42 votos, el 0.48% de un total de más de 843 mil sufragios.
En el 2009, cuando se disputaron las alcaldías, en el municipio de Centro –donde se localiza el mayor número de empadronados-, su candidato logró apenas 2 mil 554 votos de un total de 199 mil sufragios. Sólo en la capital tabasqueña. En el 2012 fue en alianza con el PRI (en toda la entidad sumó unos 29 mil 679 en su logotipo) y en el 2015 dio la sorpresa basado en dos factores: el éxodo de militantes del PRI –entre ellos el propio Federico Madrazo- y la nominación de Rosalinda López como candidata en el municipio de Centro. En la capital tabasqueña logró unos 38 mil votos, en tanto que a nivel estatal sumó más de 120 mil sufragios.
Como le comenté líneas arriba, el proceso extraordinario del 2016 mostró que pudo tratarse de un caso excepcional. Tiene dos años para demostrar que su crecimiento es real y consolidar su presencia. Pero no es fácil. El partido Verde, que hasta el 2014 reportaba sólo 250 afiliados en Tabasco, ahora asegura contar con 20 mil inscritos en su padrón. Son las cuentas propias que deben someterse a la prueba de las urnas.
AL MARGEN
UN ASUNTO pendiente de la Federación con Tabasco, entre muchos otros, es la tarifa eléctrica. El presidente Peña Nieto visita nuevamente la entidad; en su encuentro con empresarios, dirigentes políticos y autoridades se hablará del Programa de Reactivación Económica anunciado en mayo pasado. Al paso de las semanas el impacto de las acciones se observa limitado. Mucho más deberá hacerse.
En la agenda de las decisiones con contenido social seguirá estando una tarifa justa en el uso de energía eléctrica. Lo políticamente correcto evitará tratar esta cuestión que ahora la reforma energética hace más compleja: en términos llanos, al pasar las paraestatales a ser “empresas productivas del Estado” una medida obligada sería la eliminación de los subsidios. Si en materia de combustibles someterse al libre juego de las tarifas del mercado resulta un golpe a la economía popular, en materia de tarifas eléctricas puede ser catastrófico. Un tema sobre el que abundaremos. (
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