Escala Crítica/Columna diaria
*Veracruz como espejo nacional; una polarización sin soluciones
*Pasar de la campaña de descalificaciones a la administración
*Cuando acabar con la protección es una necesidad política
Víctor M. Sámano Labastida
VERACRUZ vive un escenario de conflicto político que vale la pena abordar, por lo que tiene de futuro posible para México, incluido Tabasco. Se trata de la polarización entre un gobierno saliente (Javier Duarte/PRI) y un gobierno entrante (Miguel Ángel Yunez, PAN/PRD). Cuando en política falla el diálogo, lo demás cae como fichas de dominó. Eso se jugará México en el 2018: una interlocución propositiva y no sólo punitiva, entre los actores políticos. No sólo ganar el poder sino gobernar.
En política, la polarización pareciera una estrategia discursiva válida en las campañas para cuestionar corruptelas, incompetencias gubernamentales o el cambio repentino de camiseta partidista. La polarización tiene el defecto de encender los ánimos al promover agresiones verbales que después se convierten en campo social minado: lo que mal comienza con palabras, mal termina con acciones. Lo hemos visto con las campañas del miedo que pasar a la sociedad del temor.
La polarización en Veracruz se agudizó con las elecciones para gobernador en junio, que perdió el PRI por primera vez en su historia. Es una trama que puede repetirse en el 2018 presidencial.
SON DE VIDRIOS POLARIZADOS
EN VERACRUZ, la polarización lo enreda casi todo: pulveriza las finanzas públicas con una quiebra técnica: 36 mil millones de pesos en el alambre, según auditorías federales. Genera el derrumbe de las inversiones productivas: 16% menos en promedio, cada año de la administración Duarte. Provoca el bajón de servicios turísticos: restaurantes, posadas y hoteles veracruzanos trabajan al 30% de su capacidad (dato COPARMEX). ¿Tiene que ver la sequía de la economía petrolera? Sin duda que se suma al desorden administrativo y a la desconfianza de los inversionistas.
Cómo no hablar del enrarecimiento social y el crecimiento exponencial de la inseguridad. Ya hemos abordado aquí los riesgos del ejercicio periodístico en la entidad jarocha. Es historia conocida, con Duarte advirtiendo en público a periodistas que tengan cuidado. Y qué decir de las 95 fosas con cuerpos a identificar, descubiertas por la agrupación civil El Solecito, a la búsqueda de desaparecidos en coordinación con autoridades federales. A eso se ha llegado: padres de familia que a brazo partido hacen el trabajo de las autoridades veracruzanas. Un gobierno fallido y omiso.
En la polarización política veracruzana hay de todo: amenazas veladas de agresión física entre priístas y panistas; agresiones físicas en contextos de protesta (Yunez y Ricardo Anaya, maltratados en Xalapa por un plantón de los 400 Pueblos, organización campesina); señalamientos mutuos de corrupción galopante y demandas varias en proceso; investigaciones cruzadas sobre empresas fantasmas, fortunas personales y prestanombres; amenazas de cárcel y amañados procedimientos jurídicos de blindaje (Duarte y el congreso veracruzano) que luego la federación echó abajo. Un sube y baja intenso en el que Veracruz pierde cohesión y sentido comunitario.
PROTECCIÓN Y DESPROTECCIÓN POLÍTICA
Por el inminente juicio legal a su administración, el todavía gobernador Javier Duarte afirmó: “La verdad nos hará libres”. La trayectoria pública de Duarte no alcanza para respaldar la cita bíblica de verdad y libertad: fue Secretario de Finanzas del polémico gobernador Fidel Herrera, para luego saltar como sucesor a modo que cuidaría las espaldas del ahora cónsul del gobierno peñista en Barcelona. En 2012, cercana ya la campaña presidencial, funcionarios del gobierno de Veracruz fueron detenidos en el aeropuerto de Toluca con portafolios llenos de dinero. El caso no pasó a mayores, aunque apuntaba a una participación indebida de Duarte y compañía a las finanzas del entonces candidato presidencial, Enrique Peña Nieto.
El periodista Raymundo Riva Palacio mencionó la cifra que -por dicho de Duarte- se ‘donó’ desde Veracruz a la campaña de Peña: 2 mil 500 millones. De ahí se desprende la inicial seguridad de Duarte para sentirse intocable (‘la verdad nos hará libres”). Acaso por los secretos financieros que Duarte conoce dentro del PRI, pudo escalar posiciones pese a tener una imagen pública mediocre. No es un político agraciado, con dotes de oratoria o capacidad genuina de liderazgo.
PECES GORDOS DEL GOLFO
Miguel Ángel Yunez, sin medir tiempos políticos y jurídicos, contestó en el mismo tono la bravata de Duarte: “La verdad los hará presos”. Quizás esa intención declarada fue el detonante para que la PGR (antes que llegara Yunez) atrajera la investigación financiera sobre la administración de Duarte. Todo apunta a una sanción. Curioso: lo que no ha logrado Jaime Rodríguez ‘el Bronco’ en Nuevo León, con el exgobernador Rodrigo Medina, lo está logrando Yunez antes de gobernar. En el PRI nacional ya está a consideración la expulsión de Duarte. Todo indica que buscan adelantarse a un juicio opositor.
La polarización en Veracruz refleja los enredos del PRI para procesar sus conflictos internos y luego sus duelos políticos externos. Desde el PAN y el PRD, que cobijan a Yunez, la polarización jarocha es oportunismo que brinca como escándalo mediático y no como proceso jurídico. Así la salida jurídica es un pantano político. Nadie quiere mancharse, pero todos los plumajes ya pasaron por el pantano. Y lo que falta.
AL MARGEN
EN TABASCO el tema de la inseguridad y las acciones de combate a la delincuencia están en la agenda de primer orden. Ayer la Fiscalía estatal ofreció una versión oficial de los sucesos del jueves pasado cuando un médico fue lesionado en un intento de secuestro y otro hecho reportado como plagio en realidad fue la captura de un presunto delincuente. Las autoridades han reconocido un repunte de los delitos, sobre todo durante el mes de julio. Falta el balance de agosto.
Las luces preventivas se encendieron también ante el más reciente reporte de la Camco (Cámara Americana de Comercio) según la cual los diez estados más inseguros para las inversiones son en ese orden: Tamaulipas, Estado de México, Michoacán, Ciudad de México, Nuevo León, Guerrero, Jalisco, Veracruz, Sinaloa y Coahuila.
Tabasco no aparece en la zona de riesgo pero descendió en su calificación del 2013-2014. (
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