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Home Escala Crítica México, sobre las formas de hacer política: realidades del poder y polémicas públicas

México, sobre las formas de hacer política: realidades del poder y polémicas públicas

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 Escala Crítica/Columna diaria

*Presidente polémico: razones, persuasión y ¿resultados?
* Modos tradicionales de hacer política: recuento cruel     
* Pedagogía del secreto y pedagogía de la cosa pública
Víctor Manuel Sámano Labastida
 
HABLAR menos y gobernar más.  “El Presidente debe callarse y dedicarse a hacer política por el bien de la República”, planteó Héctor Aguilar Camín recientemente (La Hora de Opinar, Foro TV, junio 17), en referencia obviamente a López Obrador. Esto conlleva varias interpretaciones. Ente otras: 1) el Presidente se equivoca al opinar abiertamente sobre temas delicados de política; 2) el Presidente, en las conferencias mañaneras, no hace política republicana; 3) el Presidente dilapida esfuerzos y por ello debería cambiar.        
Hay críticas y simpatías. Reflexiones sólidas como la recientemente publicada por Jesús Silva Herzog Márquez (“Hechizo de palabras”), donde refiere el estilo de AMLO para hacer política, aboga por “recuperar el lenguaje” y “luchar contra ese contagio de simplezas y desprecios”. 
En distintos foros, de diferentes maneras, le piden al Presidente que olvide polémicas, guarde compostura y haga política discreta. “Me echan montón, pero no me voy a callar”, revira AMLO. Surge entonces la pregunta: ¿se pide el retorno a formas de la política tradicional en México? 
Hay diferencia en los cuestionamientos, pero algunas voces que disienten en realidad critican un modelo comunicativo presidencial que rompe estilos rígidos del Poder Ejecutivo y su ejercicio. La comentocracia –como se le llama a es poder real o ficticio-, el círculo rojo y los espacios clásicos del sistema (TV y Radio privadas), muestran unanimidad machacante que impugna las formas de AMLO para conducir a la nación. Unanimidad sospechosa, que vale la pena contrastar frente a los resultados que han obtenido las formas tradicionales de hacer política en México.  
                                               
FORMAS POLÍTICAS Y RESULTADOS  
 
PARA COMPRENDER en parte este litigio, hay que situar una premisa estratégica: por 36 años, AMLO rompió esquemas tradicionales de la comunicación política en México y así labró su camino a Palacio Nacional. Su credibilidad o simpatías las forjó a contracorriente de los modos políticos dictados por las élites. Así pues, aspecto biográfico clave es que AMLO se alejó del discurso político sistémico. Con ello pintó raya comunicativa frente a multitudes de políticos que comulgan con la discrecionalidad y acuerdos tras bambalinas. Lo oscurito como cancha política. Objetivo: que el ciudadano conociera lo menos posible de la cosa pública. Pedagogía del secreto.
De manera coherente, de cara a la estrategia comunicativa antisistema, AMLO llegó a Palacio Nacional y cambió el estatus silencioso-vertical del poder presidencial, llevado al exceso por su antecesor Peña Nieto (decir sin decir nada). Las conferencias mañaneras de López Obrador en siete meses son récord internacional de comunicación para cualquier mandatario. Ejercicio de comunicación horizontal que la ciudadanía sigue valorando de forma positiva, a juzgar por mediciones recientes (junio 24, Consulta Mitofsky: 61%) que incluyen el momento más delicado del sexenio: negociación México-EEUU para frenar la imposición de aranceles. El consultor Roy Campos señaló: “aunque perdió puntos, la caída de AMLO no fue lo que se esperaba por lo delicado de la agenda bilateral. Hubo control de daños y discurso comunicativo eficaz”. Pedagogía de la cosa pública.         
Otro factor que se soslaya: López Obrador ya había practicado la agenda de comunicación diaria en el gobierno de la Ciudad de México (2000-2005). Desde esta perspectiva: ¿por qué iba a cambiar de estrategia, ya que obtuvo aprobación significativa y presencia pública, contra viento y marea, al romper moldes de política tradicional? 
AMLO fue prácticamente desaparecido de las coberturas mediáticas (2007-2010), pero no se calló y repuntó. Gusta del debate, se lleva y se aguanta (a veces). ¿A qué política se refieren los hipercríticos?  ¿Al compendio de maquinaciones y trampas del sistema tradicional? Si se trata de “la política” en el estilo antiguo, los resultados están a la vista: hubo décadas de funcionamiento palaciego, cupular, con efectos ruinosos por todos lados. En el sexenio de Peña Nieto, la vida pública se contaminó a tal grado que la ventaja de Andrés Manuel en la elección presidencial 2018 fue la más amplia en la historia.                        
 
VENTANAS ROTAS 
 
HEMOS TOPADO con solicitudes imposibles: los adversarios de AMLO plantean que éste deseche las estrategias comunicativas que lo llevaron a Palacio. Olvidan el paradigma en ruinas de la política tradicional, sin credibilidad ante la ciudadanía. La oposición política se enfrenta a ese lastre y no sabe qué hacer todavía. Es en la construcción de un sólido discurso opositor y formas imaginativas de actuar donde hay un enorme déficit.
De cualquier manera, hay formas de dilapidar la credibilidad política. El discurso público tiene que medirse con la legalidad existente, la correlación entre poder y consenso, y la toma de decisiones a partir de la legalidad asumida como piso institucional. Hay frentes públicos que se abren al debate y que desgastarán la credibilidad del nuevo gobierno si no hay ajustes de comunicación (y acción) en diversas áreas del gabinete. AMLO, de forma individual, mantiene el bono democrático de confianza, pero no está blindado de manera permanente; sus colaboradores (y su partido) aún deben pasar la prueba de ácido. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )
 
 
 

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