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Busca el Estado recuperar generación de energía eléctrica en manos privadas

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 Escala Crítica/Columna Diaria

*La meta de AMLO es que el 70 por ciento lo controle la CFE
*Denuncian monopolio; es un servicio estratégico, responden
*Morena, la parálisis de un partido movimiento; otras tribus
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
ESTÁ en la mesa el tema. Como adelantamos, cuando aún no termina la polémica respecto a Pemex el nuevo debate ocurre en torno a la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Le decía que falta un diagnóstico a fondo de uno de los servicios más importantes que presta el Estado (y que ahora comparte con los empresarios privados): el de la dotación de energía eléctrica, considerado en tratados internacionales como derecho humano. Junto a esto, deberán revisarse las condiciones de la actual empresa productiva que ya no es paraestatal.
Un reporte publicado en periódico londinense Financial Times señala que “el gobierno nacionalista” de Andrés Manuel López Obrador se propone recuperar para el Estado la generación de energía eléctrica. Esto llevó al diario Reforma a destacar en su nota principal: “Van por monopolio en la electricidad”.
 
FUNCIÓN SOCIAL O PRIVADA
 
LOS EXPUESTO por Financial Times no es un “descubrimiento” que sorprenda: en sus tres campañas electorales y ya como Presidente, López Obrador ha sido claro en su objetivo de frenar la privatización de la CFE, lo que implica reforzar la inversión en la ex paraestatal. Acotó: “Esto no es monopolio, esto es proteger una empresa estratégica del pueblo y de la nación. […] La CFE regresa a cumplir su función social”.
También señaló durante una visita al Complejo Termoeléctrico de Manzanillo, Colima: “Nosotros llevamos un año con esta nueva política y no aumentamos el precio de la luz, ni va a aumentar en todo el sexenio, porque vamos a competir con piso parejo con las empresas particulares, que además de vender cara la energía a la CFE recibían hasta subsidios. Ya se acabaron esos abusos, ahora va a ser distinto”. Deberán corregirse, pues, las fallas en los cobros.
La empresa que actualmente dirige Manuel Bartlett, dijo AMLO,  “regresa a cumplir su función social”. Esa definición y determinación de López Obrador pone en el debate el futuro de la CFE como “empresa productiva del Estado”. 
De acuerdo a cifras de la Presidencia un proceso de privatización y desmantelamiento llevó a que el Estado dejara en manos de particulares el 44% de la generación de electricidad, quedando al sector público el 56%, aunque en condiciones de riesgo. Para que nadie se llame a engaño, AMLO anunció que su meta es que al final del sexenio la CFE llegue a generar hasta el 70% del consumo nacional. 
El “gobierno nacionalista” al que se refiere el Financial Times (y al que antes calificó de populista), va por la recuperación de la rectoría e inclusive el control del Estado en los servicios básicos y bienes estratégicos. Lo que deberá cuidar es que en este proceso no se sacrifique a quienes busca beneficiar, porque esa es la apuesta de sus opositores: ganarse a los descontentos. Desde dentro del gobierno hay quienes por desconocimiento, incapacidad o intereses están construyen esa masa inconforme.
 
SIN EMBARGO…NO SE MUEVE
 
AL INTERROGAR por qué se estancó el partido Morena encontramos versiones confrontadas. Hay quienes inclusive sostienen que todo está bien, que en realidad son las preguntas las que se hacen de mala fe. Por supuesto que cada cual ve de acuerdo a sus intereses. Pero una reciente declaración de Yeidckol Polevnsky, que encabeza actualmente al Comité Ejecutivo, arroja luz sobre una personalidad que debería preocupar a los morenistas.
Al acusar a Bertha Luján –su rival por la presidencia partidista- y Héctor Díaz Polanco, responsable de la Comisión de Honestidad y Justicia, de querer “envenenar” a los militantes, Polevnsky argumentó: “Los están manipulando (a los militantes), piensan ‘¿cómo le quitamos fuerza y liderazgo a Yeidckol?’. Es imposible. Yo fui la primera presidenta de un partido que llevó a un hombre al poder” (El Heraldo de México).
Hay cierta desmesura que tendría que encender las señales de alerta en un movimiento que busca ser partido y además democrático. En realidad fue Andrés Manuel López Obrador el factor determinante del triunfo, tanto por su larga y persistente campaña, por su política de alianzas que ahora debe transformarse en una estructura permanente, pero no ha encontrado el camino. Quien llevó al poder a AMLO no fue ni el partido (que aún no existe), ni otro “liderazgo”. 
Y aunque sostienen que estamos ante un asunto interno, resulta que no, básicamente por dos razones (y hay muchas más): Morena es un ente público sostenido con recursos públicos como el resto de los partidos y es además la organización en el poder. El propio López Obrador ya expuso públicamente su preocupación por lo que ahí ocurre. ¿Lo habrán escuchado?
Ayer se difundió el más reciente anuncio de Polevnsky en el sentido de que recurrirán a una prórroga por cuatro meses para depurar el padrón de militantes y así proceder a la elección de su dirigencia. Esto es por lo menos hasta abril del 2020. Mientras tanto, el grupo encabezado por Bertha Luján con la mayoría del Consejo Político mantenía su convocatoria para realizar un Congreso Nacional el 26 de enero del año próximo. Nadie quiere ceder. 
Todo indica que el 2020 comenzará con un nuevo choque en un partido que no acaba de nacer pero que ya está en el poder.
 
AL MARGEN
LA REALIDAD es siempre más terca que la voluntad. 
 

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