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Un reencuentro con miles de pobladores; fundadores y herederos

Las comunidades, resistencia contra el inicio de la tecnocracia

Morena por fin camina; México en alerta por el coronavirus

  

 

Víctor M. Sámano Labastida

 

TABASCO fue una fiesta de la gente. Durante la jornada de ayer, miles de pobladores dieron la bienvenida al presidente Andrés Manuel López Obrador tanto en el aeropuerto como en Tamulté de las Sabanas –ahí los organizadores hablan de 20 mil-, y en Nacajuca. Lo mismo sucederá, seguramente, en Centla y Macuspana. “Es nuestro Presidente”, insistían las voces a ras de tierra. En efecto, fue para los indígenas su candidato en dos elecciones a la gubernatura, en tres campañas (1988, 1994 y 1999, esta última quedó trunca al marcharse AMLO a competir por el gobierno del Distrito Federal en el año 2000).

También fue su candidato en las tres campañas presidenciales (2006, 2012, 2018). Los contingentes del movimiento lopezobradorista se nutrieron de habitantes del campo, tanto indígenas como mestizos. Como bien lo escribió Jaime Avilés en sus testimonios: con las concentraciones y marchas en Villahermosa, los citadinos descubrieron que en Tabasco había otra clase social. 

López Obrador, como le comentamos en anteriores entregas, comenzó su acercamiento a los indígenas y a los campesinos en la campaña del poeta Carlos Pellicer; ya de manera formal con el cargo de director del Centro Coordinador Indigenista en 1977 que abarcaba los municipios de Nacajuca, Centro (Tamulté), Macuspana, Centla, Jalpa de Méndez y Jonuta.

 

INICIARON 13 PERSONAS

 

AMLO comenzó con un pequeño pero eficaz equipo de trabajo en su primera encomienda. La nota periodística que en Presente dio cuenta de su toma de posesión como nuevo coordinador del CCI refería: “Para apoyar las acciones que ha pedido el gobernador (Leandro) Rovirosa Wade, se ha establecido un equipo multidisciplinario integrado por economistas, sociólogos, veterinarios, extensionistas, médicos y personal administrativo, y que en total forman 13 personas”.

Agregaba el reportero que sólo se firmó como plhs: “Aquí se inicia un trabajo que tiende a elevar las condiciones socio-económicas de las zonas indígenas que por diversas razones habían permanecido marginadas del progreso”.

Concluía con una brevísima ficha: “El licenciado López Obrador, es un profesional tabasqueño egresado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM” (8 de julio de 1977). Para que el anónimo phls no siga como tal, diré que eran las iniciales del periodista Pedro Luis Hernández Sánchez, ya fallecido y destacado colaborador de varios impresos. 

Sin duda que el trabajo de AMLO en las comunidades indígenas estuvo marcado por sus lecturas en la UNAM, su acercamiento con Carlos Pellicer Cámara, así como por la política federal que en ese tiempo encabezaba Ignacio Ovalle Fernández, uno de los personajes más influyentes en la presidencia de José López Portillo (1977-1982), y que fue encargado de la Coordinación General del Plan Nacional de Zonas Deprimidas y Grupos Marginados (COPLAMAR), creada en enero de 1977.

Eran los tiempos en los que Tabasco daba el salto de una economía fundamentalmente agropecuaria a una expansión de la industria petrolera que se estableció, paradójicamente, en varias zonas indígenas, con las consecuencias que ya conocemos. Quizá por eso, el presidente López Obrador ha dado instrucciones ahora para que la ex paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex) se haga cargo de una atención especial a las áreas rurales.

Paradójicamente, cuando AMLO llega a la coordinación del CCI, México está en vísperas de entrar al llamado “modelo neoliberal” o el de los tecnócratas, cuyo primer exponente es Miguel de la Madrid (1983-1988). Tabasco resistió los embates de ese sistema porque en ese mismo sexenio asumió la gubernatura Enrique González Pedrero, de quien de alguna manera López Obrador ha nutrido varias de sus propuestas. Se trataba, y se trata ahora, de resolver la compleja relación del petróleo con el desarrollo.

Pero también, atender la contradicción entre una vieja clase política que se niega al cambio real y una población indígena, la más auténtica, que exige y espera soluciones acordes a sus necesidades y cosmovisión. No es fácil, pero no intentar entenderlo complicará más el proceso. Así ayer, hoy y mañana.

La historia en Tabasco ya se conoce: apenas terminado el sexenio de González Pedrero, el modelo neoliberal se extendió a la entidad…y AMLO emprendió primero el éxodo partidista y luego una larga marcha que lo llevó a la Presidencia.

 

AL MARGEN

MIENTRAS en el PRI, PAN y PRD siguen “pasmados” sus procesos de reorganización, en Morena parecen haber encontrado por fin un mecanismo para iniciar el relevo formal de su dirigencia y el acompañamiento al gobierno federal encabezado por López Obrador. El barzonista Alfonso Ramírez Cuéllar, ratificado como dirigente nacional interino de Morena por el TEPJF, anunció que auditará el manejo de las finanzas de su partido durante el periodo de Yeidckol Polevnsky.

Junto a Ramírez Cuéllar durará en su encargo un máximo de cuatro meses. Será el Consejo Nacional de ese instituto el que determine el método de elección de la dirigencia definitiva.

 

NO ES TIEMPO de pánico, pero tampoco de negligencia. Ocurrió lo previsible, aunque no deseable. El denominado “coronavirus” llegó a nuestro país según ha confirmado la Secretaría de Salud. Son eventos aislados todavía. Dijo el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell: hay que “saber que existe (el coronavirus) y que no se puede contener; no quiere decir que no se puede mitigar la transmisión hasta el grado potencial de eliminarlo”. Y añadió: “no es una enfermedad grave; en su mayoría, 90 por ciento son casos leves, con síntomas de un catarro”. Hay que estar alertas y seguir las indicaciones. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )