Escala Crítica/Columna diaria
*La población debe obtener beneficios del recurso público
*Reparto de financiamiento: equidad y representatividad
*Tabasco en “naranja moderado” por COVID, evitar riesgos
Víctor M. Sámano Labastida
LAS ELECCIONES deberían ser una inversión y no un gasto. Para los economistas la diferencia central entre inversión y gasto es la denominada tasa de retorno; esto es, mientras que con una se busca obtener un rendimiento a futuro, con otra es como echar dinero en saco roto. El rendimiento que se espera de una inversión puede ser diverso, pero medible. Así, por ejemplo, los recursos destinados a las elecciones, partidos e instituciones deben servir a la sociedad, no a los particulares.
Cada vez que hay un proceso electoral, el tema vuelve a la discusión: ¿se gasta o se invierte organizar las votaciones?, ¿es mucho el recurso público? El actual presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, sostiene el criterio que las elecciones son un derroche de dinero. El ex gobernador y politólogo Enrique González Pedrero me comentó alguna vez que los gastos de los partidos deberían ser sufragados por sus militantes.
En otro tiempo, la discusión fue la necesidad de que los partidos –como entes de interés público- fueran financiados por el Estado para evitar que ingresara dinero ilícito. No hace mucho, el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), Santiago Nieto, sostuvo que había más riesgo que la “delincuencia de cuello blanco” (empresarios, corporativos) controlara con dinero sucio las campañas electorales y las votaciones que el crimen organizado.
PAGAR POR DESCONFIAR
NO HA SIDO ni será fácil disminuir el costo de las elecciones y evitar el uso de recursos no autorizados. Las normas son tan complejas que pagan justos por pecadores; estos últimos, acostumbrados a transitar en la obscuridad y las redes del drenaje político, encuentran más rápido la manera de eludir los controles. Lamentablemente ocurre como en la relación víctima y agresor: el delincuente tiene más recursos para eludir a la ley.
El caso es que los esfuerzos por reducir los montos destinados a los partidos y campañas electorales crecen geométricamente. En el año 2014, antes de la nueva reforma en el ramo, los organismos electorales y los partidos tuvieron asignados más de 12 mil millones de pesos. Este año 2021, tales recursos ascienden a 19 mil millones. Quizá sin la reforma serían más; se argumenta asimismo que estas serán las elecciones más grandes en la historia porque se votan cargos federales, 15 gubernaturas y más de dos mil puestos locales.
Como usted sabe, un primer grave problema que han tenido los partidos en estos comicios –en especial Morena- es el relacionado con el reporte de gastos; la tarea del INE y los OPLEs (órganos locales) no sólo es inmensa sino también polémica. La desconfianza tiene altos costos.
Como venimos de más de medio siglo de inequidad y malas mañas, las autoridades electorales, los representantes partidistas y legisladores han buscado mecanismos para regular la equidad.
Así, por ejemplo, del total de recursos que el INE destina a los partidos políticos (unos 14 mil millones a nivel nacional y local), un 30 por ciento lo reparte equitativamente entre los institutos con registro, mientras que el restante 70 por ciento lo distribuye de acuerdo a la presencia electoral conforme a los votos contabilizados en 2018.
LA MORENA TIENE MÁS
EL PARTIDO -movimiento en el poder, Morena, recibe este año 4 mil 283 millones de financiamientos federal y local, para gastos ordinarios y recursos de campaña; Acción Nacional (PAN), que en 2006 fue el más favorecido, esta vez 2 mil 347 millones, unos dos mil millones menos que su principal adversario. Por su parte, el Revolucionario Institucional (PRI), que en 2012 logró un mejor reparto, para este año podrá disponer de 2 mil 261 millones de pesos.
Los partidos del Trabajo, Movimiento Ciudadano y Verde Ecologista, obtienen el restante de manera proporcional a sus votos, al mismo tiempo que se benefician de la distribución igualitaria con los otros cuatro institutos. En cambio, los partidos de nuevo registro Encuentro Solidario, Redes Sociales y Fuerza por México no obtienen ningún recurso de la bolsa igualitaria ni de la proporcional, y sólo reciben una mínima cantidad para “actividades ordinarias”, como el resto.
Otro caso notorio es el del financiamiento que reciben a nivel estatal, ya que únicamente tienen acceso a las prerrogativas locales los partidos que en la elección reciente no perdieron su registro. En 2018, ni el Partido del Trabajo, ni Acción Nacional, ni Movimiento Ciudadano lograron conservar su inscripción local por lo que tampoco tuvieron representantes en el Congreso, ni recursos públicos. Otros partidos que tampoco consiguieron el mínimo apoyo requerido fueron Nueva Alianza (Panal) y Encuentro Social (PES).
AL MARGEN
EL GOBERNADOR, Adán Augusto López, había previsto que Tabasco transitara al semáforo epidemiológico amarillo como resultado del control de la expansión del COVID-19. Finalmente se optó, de manera razonable, por una especie de “naranja moderado”, para ampliar la apertura de las actividades esenciales y abrir paulatinamente las actividades no esenciales. De acuerdo a estimaciones de los responsables de Salud y Economía el objetivo es lograr una recuperación en la actividad productiva sin poner en riesgo a la población. Sobre todo ahora que se cumplió la primera semana de campañas electorales locales. Me parece que se está mandando un mensaje a la población que el peligro no ha pasado. (
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