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Home Escala Crítica Entre adelantos electorales, apuntes sobre la pobreza; lo que no se debe ignorar hacia el 24

Entre adelantos electorales, apuntes sobre la pobreza; lo que no se debe ignorar hacia el 24

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 Escala Crítica/ Diario Presente, Ventansur, Horay20Noticias, Avance

 
*Adolfo Gilly, una vida de reflexión y lucha; la academia y la calle  
*Pobreza en México: herida social histórica y dilema de conciencia
*Generalizar y definir, no enfrentar: estrategia política recurrente    
 
Por Víctor M. Sámano Labastida
 
FALLECIÓ el historiador y filósofo Adolfo Gilly a la edad de 95 años. Nacido en Argentina en 1928 se naturalizó mexicano en 1982, aunque ya había adoptado nuestra nacionalidad desde mucho antes y nos dejó de herencia trascedentes reflexiones y estudios sobre la revolución mexicana, las causas de la pobreza y la rebelión. Su obra más conocida es “La revolución interrumpida”, referida al proceso iniciado en nuestro país en 1910.
Con un pensamiento político nutrido de una concepción marxista de corte trotskista no fue, sin embargo, un intelectual encerrado en una burbuja teórica. Activista y militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), se vinculó a Cuauhtémoc Cárdenas en el movimiento del Frente Democrático Nacional (FDN), así como a los trabajos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). En México padeció cárcel en Lecumberri en 1966, cuando fue detenido en una de sus visitas y por su relación con grupos de izquierda, entre estos el movimiento estudiantil que desembocó en la masacre de 1968. Permaneció en la cárcel hasta 1972, tiempo en el que escribió la primera versión de “La revolución interrumpida”. También publicó, ente otras obras, “El cardenismo: una utopía mexicana” (1994).
Cuando obtuvo su libertad de la prisión mexicana, se exilió en Francia. Retornó a México a finales de los setentas para quedarse. Su nombre completo: Adolfo Atilio Malvagni Gilly. Un personaje preocupado y ocupado por los de abajo, que mucho bien les haría leer a quienes aspiran gobernar nuestro país, primero comprender.  
 
LA POBREZA, EN EL FONDO
 
Y UN TEMA en la agenda de Adolfo Gilly, como de destacados estudiosos mexicanos es la desigualdad, la permanente y creciente marginación. Esta que dio origen a aquella “revolución interrumpida” y que nos debe ayudar a mirar el futuro.
Hay datos y sucesos que pueden relacionarse para meditar sobre la pobreza en México en tiempo de suspiros electorales. El dato es del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL, comunicado 04, 30/05/2023): “El porcentaje de la población con ingreso laboral inferior al valor monetario de la canasta alimentaria (pobreza laboral) a nivel nacional mostró una disminución anual de 1.1 puntos porcentuales, entre el primer trimestre de 2022 y el primer trimestre de 2023, al pasar de 38.8% a 37.7%, respectivamente”. 
Puede preguntarse el paciente lector si antes escuchó hablar del concepto de ‘pobreza laboral’. Luego veremos que los tipos de pobreza son legión. Por lo pronto, hay que señalar una omisión en el comunicado: no se dice a qué cantidad de personas equivalen esos porcentajes. 
El suceso es la carta enviada a la Suprema Corte de Justicia por la nueva titular de Gobernación, Luisa María Alcalde (junio 28). ¿El motivo? Que los ministros expliquen “por qué violan la Constitución al tener un salario mayor que el Presidente de la República”, de acuerdo a la misiva anunciada también por Andrés Manuel López Obrador.
Aquí, con ángulo ético, aparece el tema de la pobreza. Austeridad republicana versus burocracia dorada. La respuesta ya la conocemos: su solicitud para "informar las acciones que este alto tribunal ha realizado a efecto de cumplir con lo previsto en el artículo 127 de la Constitución" carece de "fundamento jurídico". Habrá tiempo para revisar los detalles de un debate inacabado y que enmarca también una discusión política y social.
         
DEFINIR DEMASIADO, ¿EMPOBRECE? 
 
Es famosa una frase del matemático inglés Lord Kelvin (1824-1907): “lo que no se define, no se puede medir. Lo que no se puede medir, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre”. Lógicamente y en teoría, suena impecable. Definir es el principio de un buen diagnóstico. El problema es otro: multiplicar definiciones y no explorar la realidad del problema. Por ejemplo, la pobreza en México es realidad histórica que goza de indefinición por exceso de definiciones: pobreza relativa, pobreza absoluta, pobreza coyuntural, pobreza estructural, pobreza laboral, pobreza rural, pobreza urbana, pobreza infantil, pobreza moderada, pobreza extrema, pobreza multidimensional, entre otros conceptos. Esta clasificación, exhaustiva en teoría, no refleja la pobreza como fenómeno concreto.       
Varios estudios sociológicos (UNAM, Colegio de México) muestran que la pobreza se concentra en regiones rurales/indígenas y en cinturones de miseria que rodean a las grandes ciudades. Otro aspecto referido tiene que ver con el género: sigue existiendo una desigualdad en las percepciones de las mujeres por trabajo igual al de los varones. O se les asignan tareas “menos complejas”, y por lo tanto mal pagadas.
Poco a poco, otros espacios urbanos aparecieron en rango de pobreza a distintos niveles. Las definiciones deberían servir para atacar el problema, no para minimizarlo o disfrazarlo. ¿Los aspirantes presidenciales tendrán en este tema algo concreto a plantear? Volveremos al tema.
 
AL MARGEN
AUNQUE el debate directo no está incluido en la agenda de Morena para la carrera de sus aspirantes hacia la encuesta de finales de agosto, hay una inevitable comparación de dichos y hechos, de biografías y conductas. Siempre es útil el contraste y la pluralidad.
 
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